Al menos una treintena de restos humanos consagrados a un templo-pirámide de la Zona Arqueológica de Moral-Reforma en Balancán, Tabasco, fueron localizados por arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Este descubrimiento permite considerar que esta construcción estuvo vinculada con la muerte o con una deidad del inframundo maya, debido a las señales de decapitación en algunos de los cráneos.
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Dicho hallazgo se hizo en el marco del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza), a cargo de la Secretaría de Cultura federal, mediante el cual se pone al día la infraestructura de este tipo de sitios cercanos a la ruta del Tren Maya.
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Francisco Apolinar Cuevas Reyes, arqueólogo y coordinador de la investigación, explicó que entre enero y marzo de 2023 se realizaron trabajos de excavación y consolidación en el templopirámide, denominado Estructura 18, el cual se ubica en la plaza Oriente de la antigua ciudad.
Este consiste en un basamento de cuerpos escalonados, delimitados por muros con ligeros taludes, coronado por un edificio de una crujía y provisto de una escalinata adosada en la fachada Sur.
Los dos agrupamientos de entierros se registraron al explorar a 12 metros al Sur de dicha escalinata y corresponden a los dos momentos de construcción de la edificación: de manera preliminar, se considera que el primero corresponde al periodo Clásico Tardío (600-900 d.C.), cuando Moral-Reforma, localizado en la ribera del río San Pedro Mártir.
Es posible que el segundo grupo de enterramientos, registrado debajo del primero, tenga una antigüedad de dos milenios, pues sus características, que incluyen la disposición, a modo de ofrenda, de 567 piezas, como cuentas de concha y jade que debieron conformar sartales, anillos de concha, puntas de proyectil, vasijas, caracoles perforados y agujas de hueso, lo vinculan al Preclásico Tardío (300 a.C.-250 d.C.).
Los cráneos recuperados en ambos conjuntos mortuorios son en su mayoría de adultos jóvenes masculinos y muestran deformación tabular oblicua, rasgo físico que se obtenía de manera intencional, mediante el entablillado de la cabeza a temprana edad, porque elevaba el estatus de los individuos en la sociedad maya precolombina.
Asimismo, en dos individuos del Clásico Tardío se observa modificación dentaria mediante limado e incrustaciones de jade en las piezas frontales.
La hipótesis de la vinculación de la Estructura 18 con la muerte o alguna deidad del inframundo maya se desprende de las particularidades de los enterramientos: los restos óseos del grupo del Clásico Tardío aparecieron entre los 35 y 57 centímetros de profundidad respecto de la superficie.
En total se recuperaron 13 entierros consistentes en cráneos humanos masculinos, fragmentos de mandíbulas y también huesos de las extremidades inferiores y superiores
De ese número de entierros se contabilizaron ocho individuos que debieron ser decapitados y partes de sus cuerpos desmembradas y colocadas separadas, para consagrar el templo.
Los siete entierros individuales y múltiples del grupo del Preclásico Tardío, detectados entre los 60 y 87 centímetros de profundidad, corresponden a las osamentas de, al menos, 12 individuos.
Algunos fueron dispuestos en posición sedente y lateral derecha, al momento de morir, y otros fueron llevados al lugar después de una primera inhumación (entierros secundarios), de ahí que varios esqueletos no presentaban relación anatómica.
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GC