
Durante su conferencia mañanera en Palacio Nacional, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, anunció la firma de un histórico decreto que modifica la Constitución para prohibir la siembra de maíz transgénico en territorio nacional.
Según lo expuesto por Sheinbaum, el Artículo 4 establece que el cultivo del maíz deberá realizarse sin modificaciones genéticas que superen las barreras naturales de la reproducción o recombinación, reafirmando la importancia de este grano como elemento central de la identidad y patrimonio cultural mexicano.
La mandataria resaltó que México es el centro de origen y diversidad del maíz, un alimento básico que ha sustentado a los pueblos indígenas y afromexicanos a lo largo de la historia.
Además, la reforma contempla que cualquier otro uso del maíz modificado genéticamente deberá ser evaluado conforme a las disposiciones legales para asegurar que no represente una amenaza para la bioseguridad, la salud y el patrimonio biocultural del país.
En una dimensión complementaria, el decreto también modifica el Artículo 27 de la Constitución, estableciendo que el Gobierno promoverá el desarrollo cultural, económico y de salud de los campesinos, y protegerá sus cultivos tradicionales y semillas nativas.

“Debe priorizarse la protección de la biodiversidad y la soberanía alimentaria, fomentando el manejo agroecológico, la investigación científica-humanística, la innovación y los conocimientos tradicionales”, afirmó Sheinbaum.
Esta medida se emite en un contexto de controversia internacional, tras el informe final de un grupo de especialistas del T-MEC que concluyó que las medidas de prohibición de importación de maíz transgénico no cumplían con los estándares requeridos por el tratado.

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El Gobierno mexicano, que había prometido acatar esa resolución, enfrenta ahora la presión de Estados Unidos y Canadá, pese a que México es autosuficiente en el maíz blanco destinado al consumo humano.
No obstante, el país importó más de tres mil 500 millones de dólares en maíz en 2023, lo que subraya la relevancia de proteger sus recursos agrícolas y su identidad cultural. Con esta decisión, México da un firme paso hacia la defensa de su patrimonio y la consolidación de su soberanía alimentaria.
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