
La armadora automotriz Stellantis, una de las más grandes del mundo, anunció la suspensión temporal de sus operaciones en México como consecuencia directa de los aranceles del 25 por ciento impuestos por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a los vehículos que ingresan desde el extranjero.
Fuentes señalaron que esta decisión forma parte de un ajuste estratégico ante el impacto económico inmediato que la nueva política comercial estadounidense ha comenzado a generar sobre sus exportaciones.
Stellantis —resultado de la fusión entre Chrysler, Fiat y el grupo francés PSA— produce en México dos de los modelos más exportados a Estados Unidos: la RAM 2500, ensamblada en Ramos Arizpe, Coahuila, y la Jeep Compass, fabricada en Toluca, Estado de México.
Su relevancia es tal que ha sido una de las principales impulsoras de la industria automotriz en el norte del país.

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El freno en su producción amenaza con afectar múltiples cadenas de suministro, particularmente en Coahuila, uno de los estados con mayor generación de capital automotriz en México.
En marzo pasado, Stellantis comercializó seis mil 915 unidades en territorio nacional, siendo RAM su marca más vendida con tres mil 118 vehículos, según reportó Antonio Camalich, director de ventas de Stellantis México.
“Nuestros nuevos lanzamientos han sido bien recibidos por el mercado y seguimos reforzando nuestra red de distribución especializada”, afirmó.
La suspensión ocurre en un contexto de incertidumbre para el sector automotriz mexicano, que representa casi el 4 por ciento del PIB nacional y exporta millones de vehículos a Estados Unidos anualmente.
El Gobierno de México mantiene negociaciones con Washington para que estas empresas puedan operar bajo el amparo del T-MEC, lo que les permitiría evitar los aranceles y continuar su actividad con normalidad.
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