En el campo de la competencia electoral y partidaria, no así en el campo de la lucha social, el antagonismo parece simplificarse entre quienes respaldan a Andrés Manuel López Obrador, y entre el resto de fuerzas políticas y civiles que se oponen al proyecto de la Cuarta Transformación. Después de las elecciones presidenciales de 2018, en las que López Obrador y los partidos que lo postularon arrasaron a la partidocracia tradicional, las fuerzas derrotadas quedaron tan debilitadas que les ha sido imposible presentarse como una oposición creíble y consistente.
Apenas en este año parecía que se articulaban, se movilizaban y empezaban a conformar distintos frentes más consolidado para enfrentar a López Obrador y su partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en las elecciones intermedias de 2021.
En este campo de los antagonistas de López Obrador se abrieron al menos cuatro opciones: el intento de Margarita Zavala y Felipe Calderón de constituirse como partido; las movilizaciones convocadas por el Frente Nacional Anti AMLO (FRENA); la convocatoria empresarial aglutinada en “Sí por México”; y la Alianza Federalista conformada por 10 gobernadores de los partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional y Movimiento Ciudadano.
Pero en los últimos meses y semanas cada una de estas opciones opositoras al Gobierno de la Cuarta Transformación se han venido cancelando o desinflando. La opción convocada por Margarita Zavala y el impresentable Felipe Caderón se frustró al no cumplir con los requisitos necesarios para constituirse como partido político, según dictaminó el Instituto Nacional Electoral.
Por parte de FRENA, iniciaron el año con caravanas en autos en varias ciudades del país que fueron creciendo hasta hacer creer a sus dirigentes que eran tan fuertes para convocar a un plantón en el Zócalo de la Ciudad de México y en una marcha del millón hasta forzar a que López Obrador saliera de la Presidencia. Ya vimos cómo terminó esa iniciativa: en uno de los mayores ridículos de la de por sí ridícula política mexicana. Las casas de campaña vacías y volando en un ventarrón en la plancha del Zócalo fueron de remate de un mal chiste político que ahora se encuentra dividido y desintegrado.
La iniciativa de la agrupación promovida por los empresarios Gustavo de Hoyos y Claudio X. González, parecía más seria y con posibilidades de consolidación. El 10 de noviembre en su llamada Convención Nacional Ciudadana lograron convocar a los presidentes del PAN, PRI y Partido de la Revolución Democrática (PRD) para hacer un frente común para las elecciones de 2021 y oponerse a las políticas del Gobierno federal encabezado por López Obrador.
Pero la convocatoria a un solo bloque partidista opositor a López Obrador y Morena nació cojo al deslindarse desde un inicio el partido Movimiento Ciudadano que dirige el Gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez (a pesar de presumir que no milita en dicha organización). El frente PRI, PAN y PRD ha sido cuestionado no sólo por MC sino desde la prensa y la academia por tratarse la suma de las mismas organizaciones de la partidocracia tradicional que fueron severamente derrotadas en las elecciones de 2018.
Ante esto, parecía más consistente políticamente la convergencia de 10 gobernadores que conformaron la Alianza Federalista y que a lo largo del año han cuestionado varios temas del Gobierno de la Cuarta Transformación, como las medidas de contingencia sanitaria, la decisión de no contratar deuda pública para enfrentar la crisis económica derivada de la pandemia, el convenio de agua con Estados Unidos, y más recientemente el pacto fiscal que consideran injusto y que demandan modificarlo.
Pero mucho antes de llegar a presentarse en las urnas y consolidarse como un desafío político y electoral al Gobierno de la Cuarta Transformación, la Alianza Federalista, empieza a mostrar fisuras.
El 1 de diciembre la Alianza Federalista dio a conocer un comunicado fijando su postura a dos años del Gobierno de López Obrador en el que critican “la negación de los problemas” que atraviesa el país, pero a la vez su disposición para hacer a un lado las diferencias y trabajar juntos. “Ante la crisis de salud, económica y social que hoy vive México, para ponernos de acuerdo los miembros de la AF estamos dispuestos a colaborar en la construcción de soluciones viables mediante el diálogo para poder ver hacia un futuro más prometedor: el que México merece”.
Sin embargo, contrario al llamado a trabajar junto al Gobierno federal, dos días después el Gobernador de Jalisco dijo en una charla virtual que veía inevitable una “ruptura nacional”. Así lo dijo en la conferencia en línea “Más federalismo y menos centralismo”, que organizó el colectivo Pensando México, y en la que también participó el Gobernador panista de Chihuahua Javier Corral.
“Lo que le decimos al Presidente es que él está impulsando y consolidando un modelo de concentración excesiva de los recursos que está lastimando a los estados y quiero decirlo de una vez, me parece que significa esta actitud y esta posición del Presidente, el inicio de un riesgo real de ruptura nacional y es su responsabilidad porque nosotros hemos dicho una y otra vez, no queremos ni siquiera romper con el convenio de coordinación fiscal, queremos un convenio justo”, dijo Alfaro.
A esto le siguió una derrota jurídica: la SCJN rechazó el 4 de diciembre la controversia constitucional presentada por el Gobierno de Jalisco contra la extinción de los fideicomisos, al igual que la que presentaron los senadores de oposición.
Y como otra señal de fisuras en este amplio y variopinto bloque opositor, el 3 de diciembre Enrique Alfaro concedió entrevista a Carlos Loret de Mola, desde el Instituto Cultural Cabañas de Guadalajara, en la que criticó agriamente la alianza PAN y PRI y en especial a las dirigencias nacional de esos partidos por no buscar un proyecto serio de nación sino por buscar cargos plurinominales. Y volvió a deslindar a Movimiento Ciudadano de una alianza o frente electoral con estos partidos para las elecciones del 2021.
Lo que se puede ver en este repaso general es que los intentos de las distintas oposiciones a AMLO para agruparse y caminar juntos ha sido más difícil de lo que pensaban (véase el ridículo de FRENA) y que incluso se avecinan retos jurídicos para que la controversia de la Alianza contra la desaparición de los fideicomisos puedan superar el obstáculo de Corte.
Además las fisuras y controversias políticas que se observan entre gobernadores, indican la dificultad para consolidar un bloque opositor desde la Alianza Federalista.
En este escenario lo que parece estar ocurriendo es la fisura pero no entre el pacto federal e incluso el pacto fiscal, sino fisuras en un bloque opositor diseñado para cuestionar a López Obrador. Parece ser que las ambiciones de poder de gobernadores y dirigentes partidistas y empresariales están pesando más que su animadversión al Gobierno de la Cuarta Transformación.
Por Rubén Martín