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Opinión

Iracundo y bendito coraje preelectoral

Francisco Javier Pizarro

Un optimista ve una oportunidad en toda calamidad, un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad (Winston Churchill) (1874-1936).

En mi reflexión en Voz Alta del 9 de mayo pasado, intitulado 4ta. Transformación Vs. Neoliberalismo, abordé el conflicto polarizante que se generó entre las cámaras empresariales y grupos financieros y el Presidente de la República, en torno a cuál debería ser la ruta más adecuada para hacer frente a la crisis económica generada por la pandemia del COVID-19.

Los magnates del capital y las finanzas propusieron una política contracíclica de endeudamiento externo para hacer frente a la recesión económica y rescatar a empresas o instituciones financieras en quiebra, de un lado, y del otro, que suprimiera los subsidios a las empresas paraestatales, en particular Pemex, y redujera el gasto público en materia de políticas de bienestar social e infraestructura.

El Presidente de la República les respondió que su propuesta de “socializar pérdidas y privatizar las ganancias”; era injusta e inmoral y que “utilizar al Estado para rescatar empresas o a instituciones financieras en quiebra”, era absurdo. “Ni lo sueñen”, les dijo.

Traje a colación este pasaje porque la política “contracíclica” se asemeja mucho a la política de “contrapesos” que partidos políticos, legisladores, gobernadores, organizaciones “civiles”, institutos autónomos como el INE e intelectuales orgánicos adversarios de la 4ta. Transformación y por supuesto del Presidente Andrés Manuel López Obrador, están convocando en conjunto a crear un bloque político-electoral en contra de AMLO en los comicios del 2021 y el de la Revocación de Mandato, del 2022.

Quien encabeza la batuta de ese bloque en contra el Presidente es un grupo de 30 intelectuales, escritores y académicos –cuyos nombres han sido ampliamente difundidos– que publicaron hace unos días en Reforma un documento intitulado “Contra la deriva autoritaria y por la defensa de la democracia”, en el que convocan a conformar “junto con los partidos de oposición” una amplia alianza ciudadana que obtenga la mayoría “para asegurar que la Cámara de Diputados recobre su papel como contrapeso constitucional al Poder Ejecutivo y obligar al gobierno a respetar la pluralidad democrática”.

Describen un rosario de quejas contra AMLO, el cual, afirman, ha “concentrado en sus manos el poder del gobierno en detrimento de los demás poderes del Estado y de los estados de la Federación; ha destruido la administración pública y las instituciones constitucionales; ha mantenido una actitud despreciativa no sólo hacia las instituciones autónomas, sino también hacia esferas científicas y culturales, así como, muy notoriamente, hacia el movimiento de las mujeres que luchan por la igualdad”.

Cierran su perorata criticando el manejo de la pandemia del coronavirus, el cual dicen, “se ha caracterizado por una política de austeridad suicida y por su rechazo a un acuerdo nacional para reactivar la economía”.

El Presidente de la República, ni lerdo ni perezoso, dio respuesta inmediata al desplegado suscrito por el grupo de “intelectuales orgánicos” y periodistas en un mensaje que tiene como encabezado “Bendito coraje”: “Celebro que escritores y periodistas que han defendido desde siempre el modelo neoliberal o neoporfirista, se agrupen, se definan y dejen de lado la simulación para buscar restaurar el antiguo régimen, caracterizado por la antidemocracia, la corrupción y la desigualdad”.

“La historia nos enseña que cuando se pone en práctica un proceso de transformación, siempre se produce una reacción conservadora. De modo que es absolutamente legítimo que exista una oposición al Gobierno que represento y las acciones que estamos consumando”.

“Quizá lo único que pueda reprocharse a tan famosos personajes es su falta de honestidad política e intelectual”. Bastaría con preguntarles: ¿cómo contribuyeron a “los avances democráticos…para salir de un sistema autoritario y establecer la democracia” si casi todos de ellos defendieron o guardaron silencio cómplice ante los fraudes electorales de la historia reciente del país?”.

El Presidente está en lo cierto. Desde 1988 al 2018, los procesos electorales en toda la República fueron fraudulentos e incluso violentos. Los resultados de los comicios en esa etapa fueron alterados a favor de los candidatos del PRI con la “caída del sistema”, mediante el cual Carlos Salinas de Gortari le robó la silla presidencial a Cuauhtémoc Cárdenas, entonces candidato del Frente Democrático Nacional (FDN).

En las elecciones de 1994, el candidato presidencial del PRI, Ernesto Zedillo, reconoció que el proceso electoral había sido muy desigual, por lo que era urgente “emparejar el piso” a los competidores, lo que se logró en el año 2000 con la primera alternancia del poder, con el triunfo de Vicente Fox con financiamiento ilegal de los “Amigos de Fox” del PAN, que fue sancionado por el órgano electoral con multas multimillonarias, pero no pasó a mayores.

En el 2006, el hoy Presidente de la República fue víctima de un fraude de todos conocido, que tanto el PAN como el PRI fraguaron con todo descaro y benevolencia del Instituto Federal Electoral. El PRI recuperó el poder presidencial en el 2012 con el apoyo subrepticio del PAN y la compra de votos con miles de millones de pesos financiados por la cúpula empresarial y empresas extranjeras a cambio de la enajenación a la iniciativa privada nacional y extranjera, de nuestros recursos naturales minerales y petrolíferos a los que la 4ta. Transformación ha puesto freno.

En todos estos años, el engranaje de la corrupción se expandió sexenio tras sexenio. En el continente americano México se ubica entre los países más corruptos apenas por encima de Guatemala y Nicaragua, que enfrentan severas crisis de gobernabilidad democrática, según lo dio a conocer el año pasado el Indice de Percepción de la Corrupción 2018 del organismo Transparencia Internacional, que utiliza una escala de cero a cien, en la que cero equivale a un país más corrupto y 100 a uno muy transparente.

Del 2012 al 2018 la corrupción creció significativamente. Al inicio del sexenio de Peña Nieto México obtuvo una calificación del 34%, que en el 2015 disminuyó al 31 por ciento, a 30 por ciento en el 2016 y a 29 por ciento en el 2017. No obstante ello, las anteriores administraciones hicieron caso omiso de las acciones de corrupción por la simple y sencilla razón que eran ellos los que engrasaban la maquinaria de la corrupción y la impunidad.

No en vano el Presidente remató su mensaje a los intelectuales orgánicos con una pregunta sarcástica: “¿Qué acaso no se han enterado que está por llegar extraditado de España, Emilio Lozoya, ex director de Pemex, quien parece presentará pruebas y explicará cómo se lograba el “contrapeso” que pretenden “recobrar” los abajo firmantes?

Por supuesto que lo saben y están al corriente del escándalo mayúsculo que se va a generar en todo México. Es justo eso lo que los tiene con los pelos de punta, pues saben que los eslabones de la cadena de corrupción de la que forman parte junto con ex funcionarios, diputados, senadores, gobernadores, empresarios, medios de comunicación, organismos de la sociedad civil y empresas trasnacionales, van a ir cayendo eslabón por eslabón, nivel por nivel, video tras videos, documento tras documento que Emilio Lozoya va a entregar a la Fiscalía General de la República, por lo que de inicio corren el riesgo de que la Unidad de Inteligencia Financiera les congele sus cuentas bancarias y bienes adquiridos ilícitamente. Ya por lo pronto una senadora priísta, Vanessa Rubio, implicada en ese maridaje de corrupción, solicitó licencia para ahuecar el ala a Europa, antes de que se le incluya en la lista de los funcionarios corruptos.

Veremos y diremos en qué termina este sismo, el que se extenderá aún más con la extradición del ex gobernador de Chihuahua, César Duarte; las declaraciones de García Luna que pueden hundir a Felipe Calderón, y si se rompe el “pacto de silencio” del caso Ayotzinapa con la detención y extradición de Tomás Zerón de Lucio, ex director de la Agencia de Investigación Criminal y constructor de la falsa “verdad histórica” del ex procurador Jesús Murillo Karam.

Es indudable que todos estos temblores impactarán en todo el país el proceso prelectoral del 2021. Acá en Chihuahua ya empezó a sacudirse la contienda electoral no sólo entre partidos opuestos, sino también entre los grupos que los conforman. Luego se los comento.

(Sin Embargo.mx)

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