La casa por cárcel que la Corte Suprema de Justicia decretó para el expresidente Álvaro Uribe Vélez ha acentuado la división que este personaje ha generado en el país desde antes de que asumiera la presidencia de la República.
Inmediatamente se conoció la decisión estallaron las redes: sus adversarios pedían declarar día cívico, los memes que hacen burla de Uribe, el Centro Democrático (partido de gobierno) y Duque se multiplican cada segundo y los partidarios de Uribe amenazan con incendiar el país. Ya ha habido empresarios que han despedido empleados porque en sus redes han apoyado a la Corte, otros han mostrado desafiantes sus pistolas y algunos incluso han amenazado con tomarse Bogotá.
El Centro Democrático ha llamado a convocar una asamblea constituyente para fusionar las cortes en una sola; tilda a la Corte Suprema de izquierdista y tendenciosa porque en este caso su determinación no les conviene, pero olvidan que es la misma que días antes aceptó la impugnación de su sentencia que hizo el ex ministro de agricultura Andrés Felipe Arias, condenado por ella a 17 años de prisión por peculado por haber asignado los recursos destinados a los campesinos para favorecer a empresarios que habían financiado la campaña reeleccionista de Uribe y la suya propia.
En ese caso, como Uribito (así se conoce a este ex funcionario por su imitación de Uribe) es el hijo predilecto del ex presidente, a quien había escogido como su sucesor, sí consideraron que la Corte actuaba en derecho.
Olvidan un detalle muy importante: este proceso se dio porque el ex presidente radicó en ella un denuncio contra el senador del Polo Democrático Iván Cepeda porque supuestamente había comprado testigos para que declararan contra Uribe. Es de Perogrullo que nadie acude a un tribunal en el cual no confía. Por el contrario, si puso allí una demanda es porque confiaba en su imparcialidad. No es aceptable que ahora lo rechacen porque no les favorece su decisión.
Dicen los uribistas que él ha hecho un gran beneficio al país y es injusto que no se le reconozca, pero la la Corte no estaba juzgando su gobierno sino unos hechos delictuosos de los cuales considera que puede ser culpable.
La prisión preventiva, como es el caso, se decreta cuando se considera que la persona representa un peligro para la sociedad, o que puede huir de la justicia o que puede alterar las pruebas e incidir sobre los testigos. Esta última es la causa aducida y no podía ser otra porque el delito es precisamente manipulación de testigos. Es una excepción al principio de presunción de inocencia.
Todo Estado de derecho se basa en la separación de poderes. El presidente de la República es el primer llamado a respetarla. Las declaraciones de Duque cuestionando a la Corte son una violación flagrante de ese principio fundante y, como dice el doctor Rodrigo Uprimny “es el mejor argumento a favor de la detención de Uribe por la Corte pues mostraría el poder de Uribe para interferir en el proceso”.
El presidente Duque hizo énfasis en que mientras hay criminales defendiéndose en libertad con la seguridad de que no irán a la cárcel (refiriéndose a los ex jefes de las Farc que están en el Congreso de la República) una persona inocente como Uribe va a la cárcel. La periodista tuvo que recordarle que se estaba extralimitando, que él es el presidente de todos los colombianos: de los que están contentos con la medida y de quienes están inconformes con ella y el Procurador General emitió un comunicado resaltando la obligación de respetar las decisiones de los jueces y garantizar la separación de poderes.
La derecha hace énfasis en que a Santrich (ex jefe de las Farc que se escapó cuando le concedieron la libertad provisional y de quien su ex comandante dijo que su vuelta a las armas no obedecía a motivaciones políticas) lo dejaron escapar y en cambio al ex presidente lo mandan a la prisión, por más que en este caso el domicilio escogido sea un lujoso latifundio. Parece que por siempre los defensores del proceso de paz tendremos que cargar con el sambenito de Santrich y su supuesta vuelta al narcotráfico. Pero ese es apenas el caso lamentable de un disidente; quienes están en el Congreso cumplen con su compromiso y es de esperar su rectificación sobre el reclutamiento de menores como lo han hecho en otros muy graves sobre los cuales han pedido perdón.
Las madres de las víctimas de falsos positivos dijeron que “es un logro después de tantos años de lucha”, exigieron la verdad plena y con sentido de la ironía dijeron “no estaría cogiendo café”, como dijo Uribe cuando asesinaron a sus hijos. Esta prisión preventiva se deriva de una decisión de Uribe para enlodar al senador del Polo que le resulto un bumerang, pero la Corte tiene además abiertas indagaciones preliminares por la masacre de El Aro, el asesinato del defensor de Derechos Humanos José María Valle y el caso de Los doce apóstoles que involucra también a su hermano Santiago. La última encuesta del Noticiero CM& muestra una aprobación del 78% a la decisión de la Corte, incluida Antioquia, su gran bastión. Ya no estamos en la época en que Uribe tenía 87% de popularidad.
¿Creerán los del Centro Democrático que si logran la fusión de las Cortes para dejar una sola lograrán una sola absolución que involucre todos esos casos?
Zheger Hay Harb