El artículo 41 de nuestra Constitución señala que los partidos políticos tienen como fin hacer posible el acceso de los ciudadanos al ejercicio del poder público, de acuerdo con los PROGRAMAS, PRINCIPIOS E IDEAS que postulan. Hoy es letra muerta.
Arrancaron las campañas y estamos a escasos 100 días de la jornada electoral del 6 de junio en la que se renovará el mayor número de cargos de elección popular en la historia de nuestro país, la totalidad de la Cámara de Diputados y 15 gubernaturas, y el gran tema de cara a esa elección en redes, medios y la plaza pública es la candidatura al gobierno de Guerrero de un violador. Coincido con la condena. La sola postulación es una monumental afrenta a la mujer mexicana. Pero precisemos que también al hombre, que, de la mano de ella, combate el acoso sexual y en general el incontrolado feminicidio.
¡Por supuesto que la reprobación de esa candidatura debe formar parte de la agenda temátic a de las próximas elecciones! Por todo lo que significa para 52% (mujeres) del padrón electoral, pero también para 48% (hombres). Más no sólo esa candidatura. Toda forma de violencia contra la mujer, la doméstica incluida, la desaparición forzada, las abismales desigualdad de oportunidades laborales frente al hombre, reclamos en la gran marcha-protesta del 8 de marzo, ni duda cabe que deben figurar como LOS temas prioritarios de la agenda electoral de la mujer y del hombre en las elecciones.
Pero incluso si queremos que el feminismo destaque en las plataformas, padecemos una pavorosa pobreza programática de todos los partidos, ya que no es tema aislado, está íntimamente relacionado con otros que no figuran en el debate y las campañas:
¿Qué nos dicen y proponen los partidos políticos sobre la centralización del poder en ruta regresiva hacia un sistema de partido hegemónico, modelo de mediados del siglo XX?
¿Qué nos dicen y proponen los partidos políticos para acelerar la reactivación económica y sobre una auténtica reforma fiscal para abatir la pobreza y desigualdad de las familias mexicanas?
¿Qué nos dicen y proponen los partidos sobre el uso de nuestros hidrocarburos para abaratar luz y gasolina con energías limpias que no contaminen a nuestro profanado medio ambiente?
¿Qué nos dicen y proponen los partidos políticos para edificar un sistema de salud universal que permita atacar eficientemente a las principales enfermedades causantes de muerte e incapacidad, sobretodo de no derechohabientes, y desde luego detener y revertir la estrategia de prevención fallida de López-Gatell con casi 200 mil mexicanas y mexicanos muertos por COVID?
¿Qué nos dicen y pro- ponen los partidos políticos para contar con un sistema de seguridad que permita a la población transitar libre y sin peligro en nuestras ciudades y vivir sin angustia en nuestros hogares y negocios?
¿Qué nos dicen y proponen los partidos para reactivar la acción internacional multilateral? ¿Cómo abordar el tema migratorio después de que fuimos los arquitectos del Pacto Mundial para la Migración, Segura, Ordenada y Regular en la ONU? Coincido con el Presidente al equiparar a la ONU de Guterres con un florero.
No creo en el voto por personas sin programas y plataformas partidarias. Necesitamos saber no sólo por quién votamos, sino POR QUÉ votamos, esto es, qué propuestas queremos apoyar o no con nuestra boleta. Lo que resulta inaceptable de los partidos es pedirnos un cheque en blanco. Ese desierto programático refleja la pobreza de nuestro sistema de partidos políticos, un estímulo al abstencionismo electoral.
Cuando el parlamento británico junto con el rey Jorge III en 1765 quiso gravar con impuestos el timbre y luego el té a sus colonias en Norteamérica, los colonos le respondieron: “no impuestos sin representación”(no taxation without representation). Parafraseándolos afirmemos: “No voto sin programas ni propuestas”.
Por: Emilio Rabasa Gamboa