Se mueve de manera tan veloz la dinámica electoral que cualquier cálculo basado en las últimas encuestas y actuaciones de los candidatos y sus campañas resulta obsoleto al día siguiente. A una semana de la primera vuelta aún nada puede darse como definitivo.
Nadie tiene asegurado el triunfo: si bien Gustavo Petro, el candidato de izquierda supera ampliamente a su inmediato rival, el derechista Federico Gutiérrez, pisándole los talones a éste está el ideológicamente inubicable Rodolfo Hernández, que en una semana acortó la distancia entre los dos y se situó en apenas un 2 por ciento detrás de él. Los datos de la última encuesta son: Petro 41 por ciento, Federico Gutiérrez 23.9 por ciento, Rodolfo Hernández 21.9 por ciento y Sergio Fajardo, proclamado como el candidato de centro, se desplomó al 4.5 por ciento.
Ingrid Betancurt, que, como muchas otras veces, tanto daño hizo a la coalición de centro hasta lograr que naciera muerta, tiene apenas 0.85 por ciento. Sin embargo, ayer Rodolfo Hernández, que ha rechazado a Sergio Fajardo, anunció su alianza con ella. ¿Para qué una mujer con estudios superiores elevara formalmente su discurso ramplón? ¿Por arribismo? Veremos si también desbarata esa campaña.
Dijo con sorna que Fajardo votaría por él cuando éste intentó un acercamiento. Ante esa humillación, se cerró esa posibilidad. Sin embargo, el viernes pasado dijo que éste, que se ha negado rotundamente a una alianza con Petro, le había mandado tres emisarios buscando la unidad y que él se había negado.
Hace algunas semanas dijo Hernández que dejarán el miedo a que Petro vaya a expropiar hasta al más humilde tendero del país, que ya había sido alcalde y no expropió a nadie. Pero, ante su disparada en las encuestas no se sabe qué variación podría tener su posición, siempre muy difícil de encasillar.
La derecha, buena parte de la prensa, el Gobierno en cabeza el presidente Iván Duque, el Comandante General del Ejército y los organismos de control, están en abierta campaña por Gutiérrez que, a pesar de semejante ayuda, no ha podido remontar. Se estancó, al parecer, definitivamente.
El portal académico La Silla Vacía, ha denunciado que hay 10 páginas de Facebook, coordinadas entre sí, que han pagado a esa red social 309 millones de pesos para difundir propaganda negativa contra Petro, lo cual podría violar la política de Facebook de rechazo al “lenguaje que incita al odio”.
Desde un comienzo el expresidente Álvaro Uribe traicionó al candidato de su propio partido, Oscar Iván Zuluaga, ministro de Hacienda de su gobierno y candidato a la Presidencia por su colectividad, cuando apareció Federico Gutiérrez (“Fico”), más afectó a su ideología extrema y a sus maneras, como el exalcalde de Medellín y, según exparamilitares condenados, también han compartido alianzas turbias con ellos.
El partido Liberal, otrora abanderado de causas sociales, se sumó a la campaña de “Fico”. En respuesta, varios senadores y representantes a la Cámara liberales se fueron a la de Petro y la mayoría le ha pedido al expresidente César Gaviria, quien lo preside, que si Petro gana las elecciones entregue la jefatura del partido.
Nada ha logrado consolidar a Gutiérrez, ahora al borde de que lo supere Hernández, un candidato de 77 años, exalcalde de Bucaramanga, ciudad intermedia, hasta esta campaña casi desconocido por el resto del país, que en algún momento dijo admirar a Adolfo Hitler, y cuyo discurso se basa casi exclusivamente en que promete acabar con la corrupción a pesar de que también tiene abiertas investigaciones.
A pesar de todos los esfuerzos, de haber torcido la ley para apoyarlo, de todas las fake news (noticias falsas) contra de Petro, nada salva al derechista Gutiérrez. Ha resultado inocultable su falta de preparación, ordinariez, su paso al parecer con muchas sombras por la alcaldía de Medellín, la segunda ciudad del país. En ocasiones en que resultaba importante fijar posiciones, como luego del fallo de la Corte de La Haya en el litigio con Nicaragua, tuvo que leer el documento que le pasaron sus asesores porque no sabía qué decir. En una comparecencia de los tres candidatos con mayor favorabilidad daba vergüenza verlo dubitativo, perdido, cambiar la posición de su paleta con que debía responder (sí por un lado, no por el otro) según veía la respuesta de sus adversarios, sin entender siquiera lo que le preguntaban.
También empresarios urbanos y rurales han dicho que despedirán a cualquiera de sus empleados que vote por Petro. El viernes, el presidente de uno de los grupos económicos más poderosos del país hizo una declaración pública en la cual, sin nombrarlo, alertó sobre el caos (“salto al vacío”) que se produciría de ganar Petro.
En mi modesta opinión, en el evento de una segunda vuelta entre Hernández y Petro, la derecha se uniría contra el candidato de la izquierda, por más que desprecien al primero.
Por otra parte, del equipo de Fajardo algunos han dicho que votarían en blanco en segunda vuelta, pero otros han cantado su voto por Petro en ese evento, tal vez cansados de la superioridad moral de su candidato para negarse a esa alianza.
Ya en la campaña de 2018 Fajardo quedó a escasos 256 votos de Petro, quien pasó a segunda vuelta y que con su apoyo habría sido el Presidente de la República. Pero Fajardo dijo que se iba a ver ballenas, que su voto sería en blanco y se borró del mapa para volver a aparecer ya cercana esta campaña presidencial.
Si hubieran ido juntos nos habríamos ahorrado los ataques a la paz, las trapisondas para torpedear a la Comisión de Justicia y Paz (JEP) y las barreras a la Comisión de la Verdad. Ahora se repite la historia. Ojalá no con el mismo desenlace.