El politólogo Ignacio Ramonet ha expuesto una visión de la coyuntura internacional, en la cual identifica tres elementos nefastos que, al coincidir, desquician las relaciones internacionales y pueden conducir a un cataclismo mundial.
Se trata de la pandemia de COVID, en virtud de la cual en todo el mundo se enfermaron alrededor de 675 millones de personas, de las cuales fallecieron unos seis millones 870 mil, provocando una tragedia humanitaria y la mayor crisis económica mundial en 150 años.
A los costos directos asociados a la pandemia se añade lo dejado de producir y consumir, el cierre durante dos años de fábricas, comercios, empresas, bancos, navieras, líneas aéreas, puertos, aeropuertos, así como la supresión de espectáculos y eventos de todo tipo, el desplazamiento de las personas, la parálisis del turismo y los daños al comercio mundial de bienes, energía, componentes y materias primas, creando caos en las cadenas de suministros, incluidos los destinados a las industrias tecnológicas, los alimentos y la energía.
A los catastróficos efectos de la enfermedad de origen casual, se añadieron hechos electivos como las políticas económicas aplicadas por el expresidente Donald Trump, que reintrodujeron el proteccionismo y el nacionalismo económico y conllevaron a la aplicación de restricciones y sanciones económicas que dieron lugar a multimillonarias pérdidas económicas. A estos se suman hechos políticos negativos, lo cual llegó a límites casi increíbles cuando, el 6 de enero del 2021, lanzó turbas contra el Capitolio de Washington, protagonizando un intento de golpe de Estado, algo que en Estados Unidos parecía imposible.
En el 2022, cuando la pandemia cedía y Trump era relegado, se desató la lucha en Ucrania; una guerra que pudo ser evitada y cuyos efectos son planetarios. El conflicto que involucra a unos 40 países ha adquirido proporciones mundiales y amenaza con la confrontación directa entre Rusia y la OTAN, incluidos los Estados Unidos.
Las tareas del momento son obvias. Es preciso neutralizar el COVID, cerrar el paso a Donald Trump, lo cual concierne a los estadounidenses, y detener la guerra en Ucrania y su peligrosa escalada. China ha puesto sobre la mesa un plan de paz que, aunque con notables carencias, es un paso en la dirección correcta.
Urge avanzar y conquistar la paz.