Una mendaz información del periódico estadounidense The Wall Street Journal, que el 8 de junio especuló acerca de un supuesto acuerdo entre China y Cuba para la instalación de una base de espionaje electrónico en la Isla, ofreció al Ministerio de Relaciones Exteriores la oportunidad para enfatizar que, aunque en uso de su soberanía Cuba pudiera hacerlo, tal cosa es falsa.
Al respecto, el viceministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Carlos Fernández de Cossío, subrayó que: “Con independencia de los derechos soberanos que tiene Cuba en materia de defensa, nuestro país es firmante de la Declaración de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, suscrita en La Habana, en enero del 2014. En virtud de ella, rechazamos toda presencia militar foránea en América Latina y el Caribe...”
De paso el diplomático reiteró que las únicas instalaciones y fuerzas militares extranjeras en América Latina y en Cuba son las bases y efectivos militares de los Estados Unidos, incluida la base naval de Guantánamo que ilegalmente ocupa Estados Unidos.
A propósito, es pertinente recordar que, exceptuando las decenas de intervenciones armadas de Estados Unidos, América Latina es, junto a Oceanía, el más pacífico de todos los continentes y aquel en el cual han ocurrido menos guerras entre los Estados y conflictos civiles. Se trata del único en el cual, durante la II Guerra Mundial, no se realizaron acciones militares y todos los países apoyaron a los Aliados. México y Brasil comprometieron tropas y Cuba desempeñó un importante papel en el abastecimiento de azúcar y níquel a los Estados Unidos.
En el 1967, como parte de la zaga de la Crisis de los Misiles del 1962 originada por el emplazamiento de cohetes dotados de ojivas nucleares en Cuba, por iniciativa del presidente de México, Adolfo López Mateo, fue suscrito el Tratado para la Proscripción de Armas Nucleares en América Latina y el Caribe (Tratado de Tlatelolco).
El instrumento estableció la prohibición de la fabricación, adquisición, emplazamiento o prueba de armas nucleares. La lógica de López Mateo fue que, al no poseer armamentos nucleares, América Latina no se vería implicada en los diferendos militares entre las grandes potencias. Por su desempeño en aquel esfuerzo, en el 1982 Alfonso García Robles, excanciller de México fue distinguido con el Premio Nobel de la Paz.
En el 2014, gracias a la labor diplomática del entonces presidente cubano Raúl Castro, 30 jefes de Estados latinoamericanos y caribeños, en el marco de Celac, suscribieron la Declaración de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, con lo cual se asumió el “...El compromiso permanente con la solución pacífica de controversias a fin de desterrar para siempre el uso de y la amenaza de la fuerza en la región”.
De ese modo, la iniciativa mexicana fue completada. En América Latina, no sólo no se usarán armas nucleares, sino que no se empleará ninguna.
Como quien une las palabras a los hechos, la Dirección cubana se consagró al apoyo a la lucha por la paz en Colombia que en fecha reciente ha conseguido dos acuerdos trascendentales: el alcanzado en el 2016 entre el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las FARC-EP, y el que acaba de ser firmado en La Habana entre el presidente Gustavo Petro y la jefatura del Ejército de Liberación Nacional (ELN) con lo cual se avanza hacia la liquidación del penúltimo conflicto militar en la región.
Queda, sin embargo, por resolver el diferendo vigente entre los Estados Unidos y la República de Cuba que, debido a la agresividad de la superpotencia contiene extraordinario potencial militar y se expresa en una cruel e interminable guerra económica formada por el más férreo bloqueo económico conocido.
La gran paradoja fue mencionada en La Habana durante la firma de los acuerdos entre el Gobierno colombiano y el ELN, por los presidentes Gustavo Petro de Colombia y Miguel Díaz-Canel, de Cuba, al señalar la enorme injusticia que significa la inclusión de la Isla en la espuria lista de países que apoyan el terrorismo, precisamente por: “aportar el espacio físico para que las partes colombianas negociaran la paz”.
Ojalá el llamado de los presidentes Petro y Joe Biden, y la determinación del presidente Barack Obama, que en el 2015 excluyó a la Isla de la infame lista, sean tenidos en cuenta, se ponga fin a la injusticia, se avance en la desactivación del último conflicto de la Guerra Fría y la paz total, alcance también al pueblo cubano.