Aunque se conoce o se sospecha de algunas acciones ilícitas, todavía ningún país vende bombas atómicas, no obstante, existe un mercado nuclear legal y altamente regulado que mueve sumas multimillonarias. Brevemente les cuento algunos pormenores. La energía nuclear debutó de la peor manera posible. su carta de presentación fueron las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki; no obstante, debido a sus extraordinarias posibilidades energéticas y su viabilidad económica y técnica, este modo de producir electricidad, remontó el desprestigio.
En el 1954, a nueve años de la tragedia en Japón, la Unión Soviética puso en marcha la primera central átomo eléctrica. Hoy la energía nuclear aporta el 10 por ciento de toda la electricidad producida en el mundo; en Francia, es el 69 por ciento; en Japón, el 61; Ucrania, 55; Estados Unidos y Rusia, más del 20 por ciento y, en el conjunto de la Unión Europea es el 26 por ciento.
Aunque por debajo de las expectativas generadas en los años 50 del pasado siglo, cuando se llegó a creer que la electricidad producida por la energía nuclear resultaría tan barata que no sería negocio, y hoy sólo 30 países cuentan con plantas atomoeléctricas.
El átomo sigue siendo una opción. Aunque construir una planta nuclear típica hoy cuesta entre 4 mil y 5 mil millones de dólares, sus reactores pueden funcionar durante unos 80 años (edad a la que ninguno ha llegado).
A pesar de la exclusividad de la rama nuclear, en el mundo existe una enorme economía atómica civil y militar que incluye: minerales radiactivos, principalmente uranio y plutonio, minas, reactores, centrales átomo eléctricas, plantas industriales, laboratorios, materiales, principalmente aceros especiales, tratamiento y almacenaje de residuales, así como equipos tecnológicos.
El elemento clave en la industria y el mercado nuclear es el uranio, un mineral presente prácticamente en todo el planeta, aunque en cantidades muy bajas (2.8 partes por millón). De hecho, en la corteza terrestre, existe más uranio que oro, plata o mercurio.
Cinco países concentran el 96 por ciento de la producción y en 10 minas se extrae el 56 por ciento de todo el uranio minado en el mundo. Las reservas mundiales de uranio verificadas ascienden a 2 millones 643 mil 343 toneladas.
El 27 por ciento se encuentra en Australia; el 14, en Kazajstán; 13, en Canadá, y 7 en Sudáfrica. Europa sólo posee el 1.2 por ciento; Estados Unidos, el 10 por ciento; Rusia, el 9, y China, el 4. De América Latina, quien más tiene es Brasil con el 5 por ciento.
Además de para generar electricidad y producir bombas, el uranio se utiliza en la Medicina, principalmente en el tratamiento del cáncer y también en la Agricultura, la lucha contra plagas, la conservación de alimentos y otras actividades pacíficas.
Actualmente, debido a que no se realizan pruebas nucleares y no se emplean armas nucleares, apenas se utiliza uranio para fabricarlas, pues se aprovecha el de las bombas precedentes. En 30 países existen centrales atómicas que cuentan con unos 400 reactores de potencia que utilizan entre 55 mil y 65 mil toneladas de uranio y producen unas 20 toneladas de plutonio.
El país con más reactores de potencia es Estados Unidos, con 93; Francia, 56; China, 55; Rusia dispone de 37; Surcorea, 25; India, 19, y Canadá y Ucrania, 15. El resto posee menos de esta última cifra. No están incluidos cientos de reactores de diferentes dimensiones utilizados en buques militares y civiles, principalmente portaaviones, submarinos y rompehielos, incluso satélites, y con fines de investigación, docencia u otros usos.
Existen 58 en construcción. El hecho de que los grandes consumidores de uranio no se autoabastezcan y algunos de los que lo hacen, carecen de tecnologías para refinarlo, genera un trasiego de miles de toneladas de mineral y productos atómicos terminados por todos los medios de transporte, lo cual moviliza enormes cantidades de dinero.
En América Latina donde no hay bombas atómicas, como ocurre con otras ramas, la energética nuclear está poco desarrollada, incluso la cantidad de reactores de investigación es ínfima.
Sólo existen 16 (cinco en Argentina, cuatro en el Brasil, dos en México, dos en Perú, uno en Chile, uno en Colombia y uno en Jamaica).
En pocas universidades se enseñan carreras asociadas a la energía nuclear. En cuanto a plantas nucleares funcionan siete (tres en Argentina y dos en México y Brasil, respectivamente.
A las exigencias de cierto desarrollo industrial para contar con instalaciones nucleares y realizar investigaciones al respecto, se suman los elevados costos iniciales, los asuntos de seguridad, condiciones fijadas por los proveedores de equipos y combustible nuclear, el control internacional para evitar que se favorezcan la proliferación nuclear y el difícil tratamiento de los residuales, son obstáculos para la energía nuclear que no obstante significa una opción.
El uranio es un activo demasiado valioso como para renunciar al mismo y, aunque también es extremadamente peligroso, se han desarrollado tecnologías que hacen básicamente seguro su manejo y explotación. Omitirlo no es una opción. Luego les contaré otros aspectos.