Por Eva Murillo
“¡Justicia, justicia, justicia!… que se aplique la ley al pie de la letra, caiga quien caiga, sea quien sea, sea obispo, cardenal, el que sea. La ley por parejo y aplicada sin ningún privilegio, sin ningún escape”, fue la respuesta del obispo Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, al opinar sobre los más de 100 menores que han sido abusados sexualmente por sacerdotes de la congregación Legionarios de Cristo, desde 1941 a la fecha.
El máximo representante de la iglesia católica en Quintana Ro, aseguró que ha urgido a la Congregación de la Doctrina de la Fe en Roma y al nuncio para que salga la sentencia, así como todas las autoridades que sean competentes en este tipo de delitos, para que den su sentencia.
En la parte que le corresponde a la iglesia, sólo la Congregación de la Doctrina de la Fe en el Vaticano es instancia competente para dar sentencia contra actos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes y otros servidores de Dios.
“Yo espero que den la sentencia de todos los que están pendientes, se ejecute la sentencia, se haga justicia, para eso hay los tribunales, para que hagan justicia y hay tribunales civiles y eclesiásticos y esos casos tan serios y graves se tratan en los tribunales y ellos son los únicos que dan la palabra autorizada, todas las demás palabras no tienen autoridad, ni competencia, ni jurisdicción”, abundó.
Al final de la misa del mediodía en la catedral de Cancún, el obispo, de manera tajante, aseguró que “espero que se haga justicia. La justicia humana es por parte de la iglesia y las autoridades civiles, y la justicia divina es por parte de Dios”.
Sobre los filtros que actualmente aplica la iglesia católica a los aspirantes a sacerdotes, para evitar que las personas con tendencia a cometer actos deshonestos o abusos sexuales sean aceptadas en los seminarios, dijo que cada vez son más rigurosos y van engrosándose más.
“Hay una serie de medidas y cursos, establecidos por el papa, por la Conferencia Episcopal, por cada una de las diócesis y de las congregaciones. Nosotros tenemos un protocolo amplio de espacios seguros”.
Dijo que los exámenes son aplicados a nivel de seminario, antes del diaconado e incluso del sacerdocio, desde el punto de vista de prevención para educar a los aspirantes a padres en lo humano, pastoral, espiritual, psicológico, académico, para estar seguros que por parte de la iglesia “no se cuela nadie”.
“Tolerancia cero y si hay una sospecha o duda mínima, vas para afuera del seminario… Si viene alguien con un dato histórico objetivo y real o una tendencia, si ya pasó algo en su vida no hay nada que hacer. Algunos tardan en reconocerlo y entenderlo, pero una denuncia de un seminarista, inmediatamente va para afuera”, remarcó.