Por José Ramos
CHETUMAL, 9 de febrero.- El General de Brigada Diplomado de Estado Mayor Miguel Ángel Huerta Ceballos, comandante de la XXIV Zona Militar, señaló que a pesar de que se tiene atención prioritaria a los destinos de la zona norte del estado por el tema de la inseguridad, no se está descuidando a la zona sur en cuanto a presencia militar.
Lo anterior ante la constante presencia de vuelos ilícitos que cruzan en la zona sur y ante el alza delictiva en materia de robos a casa habitación y robo a comercios en la ciudad de Chetumal.
Huerta Ceballos explicó que en la región sur de Quintana Roo se reportan a la semana de 2 a 3 vuelos ilícitos que cruzan por parte marítima y continental del estado, por lo que ha reforzado la vigilancia con aeronaves para realizar patrullajes, así como un helicóptero para poder abordar los aterrizajes en menor tiempo posible.
En cuanto al mapa geodelictivo, señaló que el escenario es el mismo en toda la geografía estatal, a diferencia de que en la capital del estado el robo a casas habitación y a negocios ha incrementado considerablemente; no obstante, ya se han tomado las medidas pertinentes.
Finalmente, agregó que se está trabajando actualmente en reforzar los trabajos de investigación e inteligencia para agrupar toda la información y poder judicializar la información con las correspondientes querellas para que se emitan, en su caso, órdenes de cateo o de aprehensión.
Cabe recordar que durante el 2018 la narcoruta aérea del sur de Quintana Roo fue reactivada, y para eso los traficantes de drogas utilizaron nuevos caminos sacacosechas abiertos en aislados terrenos de la zona rural del municipio de Bacalar, una de las regiones más pobres y subdesarrolladas de la entidad.
Durante el 2018 se encontraron al menos dos aviones utilizados para la descarga de cocaína, en el mes de marzo y a finales de agosto.
Las zonas que ocupan los narcotraficantes para el descenso de sus aeronaves para descargar o recargar combustible tienen como otra característica común el que son estratégicamente cercanos a un pueblo pequeño, pero despejado a los alrededores.
También cuentan con caminos sacacosechas de reciente creación, que conectan a los ranchos y parcelas con carreteras estatales y poblados; los útiles son los que se ubican en terrenos lisos y llanos, con una determinada longitud que permita a las avionetas realizar las maniobras de descenso, descarga de la droga, recarga de combustible y finalmente el despegue.
Es necesario recordar que el pasado 15 de marzo del 2017, una narcoavioneta tipo jet de la marca King Air C90 con número económico 2890C, bimotor de color blanco con rayas rojo, negro y gris, de 10 plazas incluyendo piloto y copiloto, aterrizó en un camino de terracería entre los poblados Buena Esperanza y El Bajío, asentamiento menonita del municipio de Bacalar.
El jet fue ubicado con 3 bolsas plásticas especiales de combustible con una capacidad de 50 galones cada una, las cuales estaban conectadas al tanque de combustible para abastecerse, de las cuales 2 estaban vacías.
Mientras que el pasado jueves 30 de agosto, una narcoavioneta quemada fue encontrada por elementos de la Secretaría de Marina y el Ejército Mexicano en un camino sacacosechas a cuatro kilómetros y medio del poblado Payo Obispo, municipio de Bacalar, zona donde narcotraficantes, al parecer, lograron descargar droga y posteriormente destruyeron la nave.
En el sitio se encontraron envolturas como presunta evidencia del embalaje de la cocaína que transportaba y fue bajada en el aislado sitio, pero no se realizó aseguramiento de droga ni detención de personas.
Además, a finales del 2018 se vulneró la seguridad del Aeropuerto Internacional de Chetumal, debido a que en la madrugada del viernes 30 de noviembre, operadores del narcotráfico aterrizaron un jet modelo Hawker marca Beechcraft con matrícula apócrifa de la cual presuntamente descendieron dos tripulantes que abandonaron el avión y huyeron con rumbo desconocido.
El jet modelo Hawker marca Beechcraft es un avión bimotor para servicio privado, con capacidad para 12 pasajeros y dos tripulantes; mide 15 metros y 60 centímetros de largo.
Este tipo de aeronaves es utilizado por los traficantes de droga para transportar grandes cargamentos, hasta de más de 2 toneladas de cocaína, y tiempo atrás un jet parecido había sido asegurado en Belice, en el mes de abril del año pasado.