De la Redacción
CHETUMAL, 23 de enero.- Un camino construido por menonitas fue el utilizado por el narcoavión que aterrizó en Belice el miércoles pasado, haciéndolo en una zona cercana al distrito de Orange Walk, que a su vez se ha convertido en un punto estratégico de operaciones del crimen organizado, ya que dada su cercanía con la frontera sur de Quintana Roo, se ha reportado una alta actividad de narcovuelos que descargan y cruzan grandes cantidades de cocaína a territorio mexicano.
Tan solo entre septiembre y octubre del año pasado, se tuvo el aterrizaje de dos narcojets en la localidad menonita de Blue Creek, en el distrito beliceño de Orange Walk, muy cerca de donde esta vez aterrizó el narcoavión, en la madrugada del miércoles pasado.
De hecho, en octubre de 2019, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) aseguró alrededor de una tonelada y 400 kilos de cocaína en dos decomisos realizados cerca de la comunidad fronteriza quintanarroense de Tomás Garrido, la cual se relacionó con el cargamento de uno de estos narcojets que bajaron en la frontera beliceña.
Los narcoaterrizajes de finales del año pasado podrían estar relacionados con la misma organización criminal que bajó otro narcoavión la madrugada del miércoles, ya que se empleó el mismo modus operandi y además fue muy cerca de Blue Creek.
Se cree que por la vigilancia que reforzaron la Fuerza de Defensa de Belice y las autoridades mexicanas en la franja fronteriza, por los lados de Blue Creek, distrito de Orange Walk, y la ribera del río Hondo en el municipio de Othón P. Blanco, Quintana Roo, los narcotraficantes se vieron obligados a moverse un poco más al sur y hacia el interior del territorio beliceño.
Es por ello que el reciente narcoavión aterrizó en un camino menonita cercano a la reserva natural de Crooked Tree, distrito de Belice, pero aún muy cerca de los límites con los distritos de Orange Walk y Corozal, que son frontera con Quintana Roo y están a pocos kilómetros de La Unión, en el municipio quintanarroense de Othón P. Blanco.
Se sabe también que sobre el camino de terracería de casi dos kilómetros de largo que fue utilizado para el narcoaterrizaje, habían sido advertidas las autoridades beliceñas en diciembre pasado, precisamente por sus condiciones adecuadas para este tipo de operaciones ilícitas, pero hicieron caso omiso a la advertencia.
Pobladores de la zona de Crooked Tree manifestaron a los medios beliceños que oyeron cuando el avión se dirigió a la zona donde aterrizó, que son campos de cultivo en donde los menonitas habían trabajado en la construcción del camino.
En cuanto a lo que ocurre en la frontera entre Quintana Roo y Belice, se dio a conocer el pasado 2 de octubre que casi una tonelada de cocaína valuada en 237 millones 600 mil pesos fue asegurada por elementos de la XXXIV Zona Militar en las inmediaciones de la comunidad Tomás Garrido, en el municipio de Othón P. Blanco.
Esto a tan solo dos días después de que un narcojet aterrizara y descargara droga en la localidad menonita de Blue Creek, en el distrito beliceño de Orange Walk, en la frontera con México, por lo que se presume que la mercancía está relacionada con el aterrizaje de la aeronave, la cual fue destruida después y dejada a un lado del camino donde aterrizó.
El jet siniestrado en esa ocasión era de la marca Gulfstream, de color blanco, con las siglas PVO rotuladas a un costado de las turbinas, el cual aterrizó en un camino de terracería la mañana del lunes 30 de septiembre, en el poblado beliceño ubicado en la zona fronteriza con la comunidad La Unión, Quintana Roo, México.
Posteriormente, con tan sólo un día de diferencia, la Sedena realizó un nuevo decomiso el 3 de octubre de 2019, ahora de unos 400 kilogramos de droga, que al parecer tenían relación con la cocaína que un día antes fue asegurada en las inmediaciones de la comunidad Tomás Garrido, en el municipio de Othón P. Blanco.
Luego, el 20 de octubre de 2019, aterrizó otro narcojet en terrenos de Blue Creek, siendo la misma zona donde semanas antes descendió el narcoavión Gulfstream G2.
La madrugada de ese día fue encontrado abandonado un jet tipo Hawker Siddeley 125, que aterrizó en un camino de terracería cerca de Blue Creek, distrito de Orange Walk, Belice, a poca distancia del poblado La Unión, municipio de Othón P. Blanco, Quintana Roo.
Esta última narcoavioneta fue la séptima del año que se localizó en esa zona de Belice y la vigésima desde 2018, aunque sólo se trata de las que por alguna razón no pueden volver a despegar, ya que son decenas de aeronaves que mes con mes sobrevuelan, aterrizan y descargan en la zona grandes cargamentos de cocaína, para después levantar el vuelo y desaparecer sin ser detectadas por los radares.
Este punto de ingreso para la cocaína al suelo mexicano, ubicado en las inmediaciones de La Unión, Quintana Roo, se ha mantenido permanentemente activo, pues el 21 de junio de 2019, los restos de una avioneta utilizada para el transporte de cocaína fueron encontrados incinerados en la misma zona de Blue Creek, distrito de Orange Walk, Belice.
A inicios de 2019 una aeronave fue quemada también en esa zona, en este caso se trató de una avioneta tipo Cessna, la cual puede trasladar más de una tonelada de cocaína.
Con respecto al narcoavión que aterrizó el miércoles pasado, se sabe que la policía y la Fuerza de Defensa de Belice (BDF, por sus siglas en inglés) mantienen un fuerte operativo de búsqueda en la zona, pero hasta el momento no han encontrado rastro de los tripulantes y tampoco de la droga en Belice, que ellos consideran que puede ser que todavía no haya salido de su territorio, a pesar de la cercanía con la frontera mexicana.
El avión se encontró intacto, normalmente estos son incendiados para destruir cualquier evidencia, pero se piensa que por la urgencia de los criminales no les dio tiempo de quemar el artefacto, ya que les venían siguiendo los talones por las Fuerzas Armadas mexicanas y la autoridad beliceña.
De hecho, el narcoavión habría salido de Venezuela el martes pasado con rumbo a México, para descargar la droga en alguna parte del sur de Quintana Roo o sus límites con Campeche, pero al recibir el reporte de un vuelo sospechoso, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Secretaría de Marina-Armada de México (Semar) entraron en alerta máxima, y junto con la Fuerza Aérea Mexicana venían cazando a los narcotraficantes, de manera que los obligaron a cambiar su ruta y huir hacia Belice.
El narcoavión aterrizó en una zona de difícil acceso, que posee un terreno pantanoso y extremandamente accidentado, incluso el ingreso es complicado hasta para los vehículos de tracción o todo terreno que emplean las autoridades.
Ahora, la policía y el Ejército beliceño están buscando tres vehículos sospechosos, uno se presume es el que transporta la droga y en los otros dos van sujetos fuertemente armados.
La Policía de Belice sospecha también de algún camino improvisado que podrían utilizar los narcotraficantes para llegar hasta México, burlando así las carreteras y caminos rurales identificados, pero han reforzado la vigilancia de la zona y esperan dar con ellos y con la droga antes de que pueda llegar a Quintana Roo.
Al parecer esta aeronave es una Grumman o G2 que había salido de Puerto Escondido, en Venezuela, llevando un piloto y un copiloto, y había sido moniteoreada en su vuelo, pero perdió toda comunicación cuando estaba a 205 kilómetros de la isla de Cozumel, México.
El tramo carretero que usaron como pista tiene aproximadamente mil 800 metros de largo por 20 de ancho, sin obstáculos, en un terreno llano.
En los alrededores del avión se detectaron huellas de neumáticos de camionetas que posiblemente facilitaron el aterrizaje y luego se dirigieron a la frontera con México, rumbo al río Hondo o hacia Campeche.
Se sospecha que la droga pudo o podría ser introducida a México por tres rutas posibles en el sur de Quintana Roo: La primera es por la ribera del río Hondo, en el poblado La Unión y comunidades cercanas, que son del municipio de Othón P. Blanco.
Esto es porque el área donde aterrizó el avión se encuentra a poca distancia de la frontera mexicana, por el lado del distrito beliceño de Orange Walk, que colinda con los poblados quintanarroenses de la ribera del río Hondo.
Asimismo, se considera que pudo haber sido introducida por tierra siguiendo la ruta que llega hasta el sur de Campeche, en la zona fronteriza con Guatemala y los límites con Quintana Roo.
Los narcotraficantes también pudieron haberse dirigido al distrito de Corozal a través del río Nuevo, que desemboca precisamente en la Bahía de Corozal, por la que se puede llegar por vía marítima a la Bahía de Chetumal y la zona de Calderitas.
El Nuevo es un río beliceño que corre en el norte de ese país, está principalmente en el distrito de Orange Walk, pero desemboca en la Bahía de Corozal y se encuentra muy cerca del lugar donde aterrizó el narcoavión.