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Quintana Roo

Holbox, la isla que lucha contra las adversidades

 

Por Luis Enrique Cauich

 

ISLA DE HOLBOX, LAZARO CARDENAS, 5 de enero.- Holbox no sólo es un destino turístico que atrae turismo nacional y extranjero, ofreciendo sus bellezas naturales incomparables, como los hermosos atardeceres, sus cálidos y transparentes mares y las blancas arenas, además de los tours clásicos y los del tiburón ballena, sino que también es un pueblo lleno de historias que pocos conocen, incluyendo las adversidades con las que lucha hoy en día.

Es una isla en donde se pueden pasar las vacaciones soñadas y rebasando las expectativas, con todas las actividades que hay y por su rica gastronomía, basada en productos marinos que van desde el mar a la mesa, pero sobre todo, se puede disfrutar de la calidez de los habitantes de este paraíso de Lázaro Cárdenas.

Holbox se encuentra a su máxima capacidad en estas vacaciones que están por terminar. Concluyó de forma excelente el 2019 y dio la bienvenida al 2020 con el pie derecho, y aunque con tropiezos en los servicios básicos, incrementos en impuestos y creación de otros, sigue saliendo a flote como el pueblo guerrero que siempre ha sido.

 

Un poco historia

 

De relatos de los habitantes, así como de investigaciones que constan en libros de historia del estado, y páginas que promueven el turismo en este paraíso, se sabe que durante los siglos XVII y XVIII, Holbox (que significa hoyo negro) fue territorio pirata debido a su estratégica ubicación. En 1873, en Holbox se asentaron bucaneros europeos que se enamoraron del lugar y formaron sus vidas en la isla.

Estas tierras nunca estuvieron despobladas, como se ha pretendido hacer creer; siempre han estado habitadas por los mayas y sus descendientes. Toda la región era parte del cacicazgo de Ekab, que se extendía de Cabo Catoche a la Bahía de la Ascensión y a este pertenecían Holbox, Contoy, Isla Blanca, Isla Mujeres, Cancún y Cozumel.

 

La Guerra de Castas

 

Cerca del ocaso del siglo XIX, las islas más grandes, bien protegidas del impredecible y bravo mar, recibían de Yucatán, Bacalar y sus alrededores a muchos sobrevivientes que huían de la rebelión social maya, conocida como Guerra de Castas y, posteriormente, en enero de 1891, formaron el Partido de las Islas, con cabecera en Isla Mujeres, que incluía a Holbox.

A partir de 1880, algunos empresarios yucatecos iniciaron la colonización del norte peninsular y crearon la “Compañía Colonizadora de la Costa Oriental” y la compañía “El Cuyo” y Anexos. Esta ocupación se realizó entre 1880 y 1920, con el objetivo de ampliar y diversificar la frontera agropecuaria y forestal de Yucatán; por ello, al comenzar el siglo ya existían haciendas y poblados como Solferino, Moctezuma, Punta Tunich, Yalahau, Chiquilá, San José, San Fernando, San Ángel, El Ideal y el ingenio azucarero San Eusebio.

En 1902 fue creado el territorio federal de Quintana Roo y en aquel entonces, el continente entre Isla Mujeres y Holbox estaba ocupado por explotadores de chicle, palo de tinte, sal y maderas preciosas. En 1910 la población del estado se agrupó en ocho municipios, que por motivos económicos fueron divididos en tres zonas que aún persisten: norte, centro y sur. La zona norte comprendía los municipios de Holbox, Cozumel e Isla Mujeres. En aquel tiempo, Holbox era cabecera municipal de ocho localidades, pero poco después, en 1921, Isla Mujeres lo absorbió.

A mediados del siglo XX, los poblados seguían ubicados junto a las costas, pero, con pocas excepciones, empezaron a sufrir el proceso de poblamiento y explotación de los recursos. En 1960, se dieron cambios estructurales en los asentamientos y la importancia de Holbox disminuyó y su población se redujo a escasos 500 habitantes. La década de los ‘70 es clave para Quintana Roo, pues es en esa época cuando cambió su estructura poblacional y, en 1974 se transformó en Estado.

Ya como Estado, en 1975, se reorganiza la política interior: hay un crecimiento intensivo y de cuatro delegaciones se pasa a siete municipios; Isla Mujeres es dividida en tres y se crea Lázaro Cárdenas, con cabecera en Kantunilkín, que ahora incluye a Holbox. En este municipio, predominantemente rural, destacan los poblados de Holbox, Solferino, Chiquilá, San Ángel y Nuevo Xcan; tiene 264 localidades y el 93 por ciento de sus tierras son ejidales, entre ellas, el ejido de Holbox, creado en 1938. En el área continental predominan la agricultura y la ganadería, y en la isla de Holbox las actividades pesqueras. Holbox tiene hoy en día más de 2 mil habitantes aproximadamente, y cuenta con un gran potencial para el desarrollo turístico.

 

Del archivo del estado de Quintana Roo  

Asentada en las investigaciones de la licenciada María Teresa Gamboa Gamboa, en el libro Holbox: Una historia contada por la cadencia del mar , con edición del antropólogo Iván Jacobo Interián Kú, se arrojan datos importantes sobre la historia de este paraíso lazarocardense.

Se menciona textualmente que en la costa nororiental de la Península de Yucatán está situada la isla de Holbox, lugar de pescadores y destino turístico de gran belleza, cuya presencia en la historia de Quintana Roo la coloca como escenario de diversos eventos.

Con referencia al nombre, este aparece en algunos documentos como Holvos, Polvox, Holbox de Palomino o sencillamente Holbox, que en maya quiere decir “hoyo negro”. De hecho, en la cartografía europea de mediados del siglo XVIII aparece con el nombre “Jolvos”. Don José Sabatini recuerda que los hermanos Benigno y Marcelino Jiménez relataban la existencia de un hoyo negro en el mar, entre Yalahau y la isla, en el que “… lo que arponeaban o anzuelaban, se metía en lo profundo [del hoyo] donde había piedras filosas que cortaban sus cordeles”. Aunque el sitio en la actualidad se encuentra azolvado, la gente aún lo conoce como la “Cueva de Gamboa”.

Debido a la situación geográfica de la isla en la época prehispánica, los mayas del cacicazgo de Ecab llegaban a la isla a establecer sus campamentos estacionales para la pesca. Existe la probabilidad de que el adelantado Francisco de Montejo pisara sus playas cuando anclaron sus naves en la boca de Conil, durante el primer intento de conquista de la Península de Yucatán, en 1528. De igual forma, podemos suponer la presencia de piratas que merodeaban las costas, como Jean Laffite, quien murió en Chiquilá, frente a Holbox, o la del explorador neoyorkino John L. Stephens, que en 1842 reconoció Punta Mosquito y Punta Francés.

Los primeros datos documentales de la ocupación de Holbox datan del 8 y 16 de diciembre de 1852, a través del reporte de Juan Díaz, comisionado militar, y el oficio del juez de paz de Isla Mujeres, don Bartolomé Magaña, dirigido al gobernador de Yucatán. Poco tiempo antes, habitantes de la costa de tierra firme, en Yalahau, habían sido atacados por 300 mayas rebeldes, tomando prisioneros a 15 vecinos cuando estos trabajaban sus milpas. Sobrecogidos por el pavor, los restantes pobladores se embarcaron en sus canoas rumbo a Holbox, dejando atrás hogares, ropa, utensilios, herramientas y todo cuanto había sido su vida.

Al enterarse de los acontecimientos, el comandante militar del Ejército yucateco en Río Lagartos, encomendó a su lugarteniente, Juan Díaz, la evacuación de los refugiados en la isla. Lo que no se pudo prever fue la terca negativa de este grupo de seres valientes a abandonar el lugar, reporte que se remitió a las autoridades de Isla Mujeres.

El juez de paz mandó el oficio antes mencionado sugiriendo que se prohibiera la ocupación de Holbox ante el temor de otros ataques de los mayas rebeldes. En 1854, hace 150 años, los habitantes de la isla fueron reconocidos como vecinos de Holbox, es decir, holboxeños, cuyo asentamiento estaba en la punta de la isla, conocida como el “Viejo Holbox”.

Si algo ha caracterizado a los pobladores de la isla, en los inicios de su fundación, fue el carácter recio y digno; maravillosa terquedad que ha permitido hacer frente con fortaleza y alegría a las innumerables adversidades, construyendo la laboriosa comunidad que ahora conocemos.

Gracias a esta característica pudieron resistir el aislamiento, las carencias de productos básicos de consumo como harina, manteca, telas, mercancías que por trueque obtenían de los eventuales “comerciantes” que pasaban por ahí, a cambio de tortugas o pescado que sacaban del mar y secaban en sus solares. Holbox se iría convirtiendo en pueblo de pescadores y agricultores acostumbrados a avizorar en el horizonte las nubes que presagiaban el majache (tromba) o las proximidades de ciclones con que la diosa Ixchel acostumbraba demostrar su enojo, pero que con la protección de San Telmo lograban superar.

Después de 14 años de haber llegado el primer grupo a la isla, durante la administración del emperador Maximiliano se levantaron censos de población en todo el país. Por el recuento poblacional de la municipalidad de Isla Mujeres, realizado en octubre de 1866, sabemos que en Holbox vivían 30 personas entre niños y adultos. Los de mayor edad eran Don Luis Vacelis, de 71 años y doña María de la Cruz Zetina, de 50 años. Otros apellidos que aparecen son Gómez, Cahum, Novelo, Correa, López, Moguel, Alamilla, Osorio, Méndez, Chan, Pech y Peña.

A partir de la firma del Tratado de Paz en 1859, entre el gobierno de Yucatán y los mayas nororientales, conocidos desde entonces como la tribu pacífica de Kantunilkín, fue posible el establecimiento de ranchos dedicados a la producción de caña de azúcar y destilados de alcohol.

El ingenio Solferino, asentado en el antiguo pueblo de Labcah, fue uno de ellos, además de los establecidos en Dzanub, Xuxub, Puntatunich y Puntachen. Este último funcionaba, además, como cabecera municipal, cada una de estos pueblos tenían un promedio de 40 familias asentadas. Cuando los mayas cruzoob de la región costera de Tulum atacaron y quemaron Kantunilkín, en 1872, y Xuxub y Puntatunich, en 1874, muchas de aquellas familias buscaron refugio en la isla de Holbox.

Apaciguada nuevamente la región, se establecieron dos grandes empresas enfocadas a la explotación forestal: “El Cuyo”, en 1875, y la “Compañía Colonizadora de la Costa Oriental”, en 1890, las dos dedicadas al principio a la explotación del palo de tinte y luego a la del chicle y la madera. Esto propició el arribo de miles de trabajadores dedicados a extraer las riquezas forestales para su exportación internacional, para ello se requirió de igual forma de alimentos, ropa e implementos de trabajo para estos jornaleros, lo cual permitió la activación del comercio regional. Barcos de cabotaje incluyeron en su ruta la isla de Holbox.

En el muelle de madera atracaron embarcaciones una vez por semana, procedentes de Progreso o de Cozumel y hasta de Belice, cuyo pasaje costaba $15.00 en primera clase y $10.00 en cubierta. Uno de los barcos que proporcionó el servicio fue el “Ibero”, propiedad de la “Cía. Colonizadora de la Costa Oriental”. Por este muelle también pasaron numerosas familias de indígenas yanquis en doloroso exilio al Caribe mexicano.

En pleno proceso de crecimiento, el enojo de Ixchel se hizo sentir nuevamente, con un ciclón que tocó en octubre de 1886 y destruyó el antiguo pueblo. El gobernador de Yucatán ordenó el desalojo definitivo de la isla pero con la misma firmeza con la que los pobladores se negaron a abandonar la ínsula 37 años atrás, los holboxeños volvieron a decir no. Se encontraban ya enraizados en la arena como las palmeras traídas de tierra firme.

A don Guillermo Palominos no le quedó de otra que aceptar la terca decisión del pueblo, pero trasladó el asentamiento al sitio actual, llevó a cabo el trazo de las calles y solares; en reconocimiento, el pueblo cambió su nombre a “Holbox de Palomino”.

El tráfico comercial se reanudó y con ello la presencia de autoridades aduanales, una pequeña guarnición militar y la escuela. Para 1901, se contaron 544 habitantes, número que a partir de 1910 comenzó a descender; fue hasta 1960 que se volvió a alcanzar la cifra de principios de siglo.

El 24 de noviembre de 1902, el Congreso de la Unión aprobó la iniciativa de ley presentada por el general Porfirio Díaz, como presidente de la República, creando el Territorio Federal de Quintana Roo. El antiguo Partido de las Islas, del cual Holbox formaba parte, quedó integrado a la nueva entidad política como una subprefectura del distrito norte; las nuevas autoridades territoriales nombraron a don Amado Brito, antiguo juez de paz, como subprefecto y a don Pedro Moguel, como oficial del Registro Civil.

En la escuela elemental de varones, el profesor Agustín Angulo atendía a 18 alumnos, aunque la plaza de maestra en el liceo de niñas permanecía vacante. Los establecimientos comerciales más populares eran cinco expendios de licor y una panadería, cuyos propietarios eran don Amado Brito, don Manuel Ordaz, don José Rodríguez, don José Ma. Baas y don Gabriel Betancour, que pagaban al fisco $5.00 mensuales por patente, otro impuesto era el de 12 centavos mensuales por la tenencia de un perro. Un servicio novedoso para la época fue el alumbrado público.

La inestabilidad del periodo revolucionario también se vio reflejada en Quintana Roo. La compañía “El Cuyo” quebró y a la “Cía. Colonizadora de la Costa Oriental” le fue retirada temporalmente la concesión en 1914, entonces el trabajo escaseó, obligando a muchos de los moradores de la isla a buscar oportunidades en otros lugares, pero aquellos pescadores acostumbrados a extraer del mar su riqueza permanecieron en ella.

En 1916, cuando Salvador Toscano, pionero de la cinematografía en México, pasó por Holbox, lo primero que llamó su atención fue la abundancia de conchas rosadas, observó también que los habitantes se dedicaban a la pesca del cazón, que las casas que componían el poblado estaban construidas con bejuco a la vera de las callecitas de arena por las que aún caminamos con deleite.

El México bronco seguía despierto, el levantamiento delahuertista de diciembre de 1923 cobró varias víctimas en la península, entre ellas, a Felipe Carrillo Puerto, gobernador socialista de Yucatán, que trató de huir hacia Cuba, pero fue tomado prisionero en Yalahau. Su primera noche en cautiverio la pasó en la cárcel de Holbox.

En enero de 1934 se fundó la cooperativa de pesca, en la cual Ángel Villanueva, Juan Ordaz e Ignacio Ordaz fueron los dirigentes del Consejo de Administración, y Pedro Moguel, Pablo Cruz y Manuel Rosado, del Consejo de Vigilancia. La introducción del motor fuera de borda en la década de los ‘50, marcó una nueva etapa del desarrollo pesquero, 14 años después crearon la sociedad cooperativa de producción pesquera “Pescadores de la Isla de Holbox”.

Por aquellos años, los niños asistían a la escuelita, un local de palma que doña Vitalia Zetina rentaba por $10 mensuales. Las profesoras Margarita Ontiveros y Aurora López atendían a 14 niñas y 35 varones. Tiempo después las condiciones precarias obligarían a maestros y educandos a trasladarse a la “Casa del Pueblo”. En 1934 querían adquirir el local en la esquina norte del parque. Durante el cardenismo, al final, la escuela primaria “Andrés Quintana Roo”, hoy “Gregorio Torres Quintero”, tuvo un lugar propio.

El maleficio de la incomunicación comenzó a romperse en la isla con la instalación del telégrafo, accionado por las ágiles manos de don Alfonso Ávila Sardaneta; luego los barcos que unían con Chiquilá; el campo de aviación, de donde despegaban los aviones cargados de langosta; por último el transbordador en la década de los ‘90.

Hoy en día, el campo de la aviación es utilizado para recibir a visitantes de diversos puntos del estado, sobre todo de Cozumel y Playa del Carmen, que utilizan este medio de transporte para llegar al paraíso.

Cuenta con dos navieras que ofrecen cada media hora los cruces a este destino turístico, sumado a casi dos centenares de lanchas entre Chiquilá y Holbox que ofrecen este mismo servicio, así como los tours clásicos que se encuentran en su apogeo.

Hoy, gracias a las bellezas de su entorno natural, como el arribo de los tiburones ballena, la blancura de sus playas, la gran variedad de aves marinas y la amabilidad de sus habitantes, Holbox se ha convertido en un destino turístico de los amantes de la naturaleza. De esta forma, la vida continúa al ritmo cadencioso de las olas del mar que marcan los tiempos de pesca, de recolección o de reposo.

 

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En el 2005 el huracán “Wilma”, que alcanzó la categoría 5, dejó fuertes daños tras más de 70 horas de afectaciones en la península y provocó que la isla de Holbox quedara bajo agua, a decir de medios nacionales que al recorrer la zona por horas no encontraban el lugar.

La isla quedó incomunicada con tierra. Luego de los embates del huracán, varios habitantes se organizaron para llegar a Chiquilá y de ahí a Holbox, sólo para encontrarse con una escena dantesca: la isla había sido destruida casi en su totalidad porque el nivel del mar alcanzó varios metros. Sin embargo, la isla continúa de pie y “Wilma” ha quedado como el más amargo de los recuerdos.

Holbox no sólo sobrevive a los embates ciclónicos; en el 2014, la isla fue dividida en cuatro ejidos por el fraude de tierras que es bien conocido en el lugar. Los ejidatarios con argucias fueron engañados y no sólo vendieron sus parcelas, sino también sus derechos ejidales.

Los problemas más recientes en Holbox son la basura, el drenaje sanitario, que han mantenido a Holbox al borde del colapso, como hace un par de años, cuando los habitantes amenazaron con cerrar el acceso a Holbox, con lo que lograron ser atendidos en sus necesidades, pero la amenaza de colapso aún permanece.

 

 

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