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A 50 años de su fundación, Cancún requiere reinventarse: expertos

Líderes empresariales y expertos en turismo señalan que a 50 años de la fundación de Cancún, el modelo del Centro Integralmente Planeado no está agotado, ha sido sobreexplotado.
Foto: Víctor Ávalos
Foto: Víctor Ávalos

Una de las consecuencias positivas que el COVID-19 puede ofrecer a Cancún es la oportunidad de reinventarse y relanzarse a 50 años de creación como el primer Centro Integralmente Planeado (CIP), opinó el líder de la Coparmex, Sergio León; mientras que Raúl Bermúdez, delegado del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) en Cancún, reconoció que el principal problema que ocurrió en el destino fue que el Plan Maestro se quedó corto y el crecimiento se tragó la planeación hecha por la instancia federal, que no pensó en las clases trabajadoras cuando se creó el destino.

A lo largo del Boulevard Kukulcán se pueden observar al menos 15 edificios abandonados desde hace años, aunque el Comité de Imagen Urbana de Cancún reportó antes de la pandemia más de 25.

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A 50 años de haberse fundado el destino, su zona hotelera enfrenta diversos retos, uno de ellos es la infraestructura de lo que antes fueron plazas comerciales, discotecas o restaurantes, que hoy lucen abandonados.

Para los turistas que vienen por primera vez a Cancún lo que atrapa su atención son sus bellezas naturales; sin embargo, los visitantes repetitivos comienzan a detectar estos edificios que contrastan con el lujo de los grandes hoteles y el verdor del boulevard.

En 1982, Ángel Sarmiento llegó con 17 años de edad a Cancún y comenzó a trabajar como mozo de baño en un hotel de Punta Cancún. En esa época acudían divertirse a “El Batacha”, en el hotel Miramar Misión, antes Aristos.

Para Ángel lo que sucedió en Cancún es que quienes se vieron beneficiados por las bondades del destino no han retribuido nada a la ciudad y no han invertido en mejorar sus instalaciones.

Con el tiempo y muchas contingencias, como el huracán “Gilberto” en 1988, escaló hasta llegar ser gerente de A y B en los hoteles Fiesta Americana Condesa, El Pueblito y después fue directivo en Xcaret.

“Creo que Cancún no ha envejecido, creo que falta regulación, que se obligue a quienes obtienen beneficios a no dejar morir los espacios, sino que los mejoren para no dejar caer al destino”, aseveró.

Desde los primeros kilómetros se puede observar el deterioro en algunas plazas y edificios, como en Playa Tortugas, donde hace algunos años estaba el restaurante Fat Tuesday, y casi enfrente el que fuera el restaurante Pepe Tigre.

Más adelante estaba la discoteca La Boom, Plaza Zócalo, el antiguo restaurante Pat O’ Brian, o el muy famoso Planet Hollywood, que en los año 90 fue inaugurado con gran glamour por Sylvester Stallone.

Ángel recuerda que después del huracán “Gilberto”, Cancún se abrió al turismo nacional y comenzó una nueva etapa, con más apertura a lo nacional, el destino comenzó a perder lo “agringado”, dijo.

Con el paso de los años viajó a Punta Cana para el arranque de un hotel y tiempo después regresó para abrir uno de los hoteles más lujosos en la Riviera Maya, El Gran Velas, donde fue director.

Considera que Cancún no ha envejecido, sino que ha sido sobreexplotado; su modelo no está desgastado, ha sido dejado a un lado y se han privilegiado los intereses económicos. 

Actualmente Ángel es director general del hotel Las Hadas en Manzanillo, aunque ha trabajado en diversos hoteles en Los Cabos y Puerto Vallarta, pero reconoce que su éxito se lo debe a la oportunidad que Cancún le brindó.

Sobreoferta de plazas comerciales

Para Marisol Vanegas, secretaria de Turismo de Quintana Roo, la presencia de edificios abandonados en la zona hotelera es un reflejo de la sobreoferta de plazas comerciales.

“Dejan ver la sobreoferta de plazas comerciales más modernas a partir de 2005. El crecimiento en metros cuadrados de estos centros de consumo no era proporcional al crecimiento en cuartos y turistas”, señaló.

Al respecto, Eduardo Galaviz Ibarra, presidente de la Asociación de Plazas Comerciales de Cancún, señaló que lo que se agotó fue el modelo de negocio de quienes ocuparon estos locales abandonados y no el destino.

“Quedaron abandonados por diversas causas, Plaza Caracol por conflictos entre socios; los predios frente al Centro de Convenciones, por especulación; algunos sí cerraron por agotamiento, pero de su modelo de negocio”, afirmó.

Cancún requiere reinventarse

Para Sergio León, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) en Quintana Roo, los edificios abandonados y en renta en la zona hotelera no reflejan el envejecimiento del destino.

Consideró que Cancún requiere reinventarse y la actual crisis por la pandemia puede ser una gran oportunidad para relanzar no sólo a la zona hotelera, sino al centro de Cancún.

“El abandono de edificios a lo largo del boulevard Kukulcán, entre otros factores, se debe a que la oferta en Quintana Roo ha aumentado desde la Riviera Maya hasta Bacalar”, señaló.

Indicó que toda esta nueva oferta ha difuminado de alguna manera la afluencia turística hacia Cancún, pero no quiere decir que esté agotado el destino, sino que requiere adecuarse e innovar para atraer o rescatar mercados.

“Hoy por hoy Cancún es uno de los destinos más buscados en internet para visitar, lo cual refleja que no está agotado, sigue gustando, sólo se debe acoplar a los nuevos tiempos”, dijo.

La culpa del Todo Incluido

El presidente de la Cámara Nacional de Comercio y Servicios Turísticos (Canaco-Servita), Rafael Ortega, reconoció que el problema de edificios abandonados en la zona hotelera da una mala imagen al destino, pero consideró que lo ha provocado el modelo del Todo Incluido.

“El Todo Incluido ha acabado con muchos negocios de los que hoy son edificios abandonados en la zona hotelera. La escasa afluencia turística fue mermándolos hasta que acabaron por cerrar”, dijo.

Explicó que en la zona de Punta Cancún hay plazas que dejaron de tener ventas por la baja afluencia, ya que los hoteles Todo Incluido prácticamente les venden todo a los turistas y no los dejan salir.

La responsabilidad del gobierno

Sergio González Rubiera, presidente ejecutivo de la Asociación Mexicana de Agencias de Viaje (AMAV) en Cancún, consideró que los sitios abandonados son producto de la ineficacia de las administraciones municipales.

“Puede haber cierto cansancio o agotamiento del destino que se refleja de distintas maneras, pero el tema de los edificios abandonados tiene que ver más con una pésima administración municipal”, señaló.

Agregó, que con muy honrosas excepciones, los gobiernos municipales han sido ineficaces, ineficientes y mal administrados, “lo peor es que muchos han sido corruptos”.

Afirmó que ha prevalecido la corrupción y negocios turbios que han propiciado cambios de uso de suelo, un incremento insospechado de la altura de los edificios y la venta de ventanas al mar.

“La falta de autoridad y la corrupción propició que fueran dejando abandonados edificios como el Party Center, el de Pepe Tigre, el CREA, La Boom, así como otros en el conocido como Callejón de Los Milagros”.

El también integrante del Comité de Imagen Urbana de Cancún consideró que la autoridad municipal ya debería haber intervenido, pues los edificios abandonados tienen más que ver con una mala administración municipal que con el agotamiento del CIP Cancún.

“En el actual gobierno municipal hay algunos esfuerzos, pero poco han hecho, les faltan cosas, lo que quisiéramos es una limpieza total de Cancún y de su imagen urbana”, aseveró.

El Plan Maestro de Cancún era muy bueno, destacó, pero las administraciones municipales y los cabildos se fueron ocupando de acabar con ese plan, en algunos casos de forma desastrosa.

“Aún es tiempo de corregir, ahorita es un buen momento para que cuando acabe la pandemia los turistas encuentren un Cancún limpio y renovado”, enfatizó.

Plan Maestro rebasado

Raúl Bermúdez, delegado de Fonatur en Cancún, reconoció que el principal problema que ocurrió en el destino fue que el Plan Maestro se quedó corto.

“Acaba de cumplir 50 años y el crecimiento ya se tragó toda la planeación que hizo Fonatur a finales de los años 60 y principios de los 70 y no se pensó en las clases trabajadoras cuando se creó el CIP Cancún”, dijo.

Refirió que en el momento en que se conformó el Centro Integralmente Planeado de Cancún no existían todas las leyes ambientales que hoy existen y que afirmó, “estamos de acuerdo en cumplirlas”.

Urge diagnóstico de la infraestructura

En cuanto a la infraestructura de servicios, como agua potable, drenaje, electrificación, plantas de tratamiento de aguas residuales, Cancún requiere ya de un diagnóstico general, reconoció José Alcántara Peña, enlace de Infraestructura de Fonatur en Cancún.

“Hablando de manera general, cualquier tipo de construcción o infraestructura de servicios como entubamiento para drenaje, agua potable o electrificación dura alrededor de 50 años, después es necesario cambiarlo. Cancún se encuentra en el punto de revisar cómo están las instalaciones y pensar en sustituir las de agua potable, drenaje y sistema eléctrico”, dijo.

El experto indicó que todo depende qué tan corrosivo es el subsuelo, la resistencia que hayan tenido los tubos desde que se colocaron, pues en ese entonces eran de asbesto y cemento.

“La red de agua potable se debería cambiar, es posible que la tubería aún funcione, pero los empaques de las uniones que se podrían resecar sí habría que revisarlos”.

El CIP Cancún está en un punto en el que se debería realizar una evaluación de toda la infraestructura subterránea, pues si se le da mantenimiento de manera superficial todo se ve bien, pero abajo es el problema, comentó el entrevistado.

En el caso de los puentes, recordó que la última vez que se le dio mantenimiento al de Playa Linda fue en marzo de 2013, con una inversión de 150 mil pesos, con lo que se hizo un reforzamiento, y en 2014, de abril a noviembre, fueron rehabilitados los puentes Nizuc y Caleta con 16 millones de pesos.

Un tema que también consideró que se debe analizar a corto plazo es el de las plantas de tratamiento, que, aunque funcionan bien y reciben mantenimiento rutinario, ya no soportarían más aguas residuales.

Por Lino Sarmiento

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