Poco más de dos mil toneladas de basura se encuentra expuesta al aire libre en la Estación de Transferencia, sin membrana que impida la filtración de lixiviados al subsuelo, y no hay recursos económicos por el momento para financiar un programa emergente de traslado al relleno sanitario regional, confirmó el director de Servicios Públicos, Pablo Moreno.
Explicó que se encuentran en el lugar dos mil 400 toneladas de basura y aparte 300 de vegetal, sólo se está trasladando de hasta cuatro veces por semana al relleno sanitario con un camión de 30 toneladas, pero a diario se recolecta poco más de esa cantidad, de hasta 35 toneladas en promedio, lo cual indica que continúa el incremento.
Hace un año se celebraba un programa emergente con la contratación de una docena de camiones de carga para el retiro de más de dos mil toneladas de deshechos, luego se volvió a acumularse paulatinamente y durante la pandemia se incrementó más el volumen cuando se redujo a un sólo viaje redondo el barco de carga.
La situación de la Estación de Transferencia es diferente en su concepción hace más de dos décadas, no fue diseñada para acumular desechos, sino que conforme vaya llegando la basura se deposita en un contenedor desde una rampa para cuando se llene se procede en su traslado.
Con dos contenedores impedía la acumulación en un principio, pero se fueron abandonando el mantenimiento del parque vehicular, entonces se interrumpía el traslado y comenzó entonces el amontonamiento, esto aunado que el volumen de desechos se ha triplicado en temporada alta, en comparación con aquellos tiempos con ahora, explicaron veteranos trabajadores de limpia.
Hubo un proyecto que no se ha podido reactivar, el cual consistía en equipar una superficie de 20 mil metros cuadrados para llevar a cabo la selección de la basura desde este lugar, dotar de una infraestructura con financiamiento de los tres niveles de gobierno.
Ahora, Isla Mujeres experimenta contaminación en esa Estación de Transferencia en dos décadas, salvo ocasional cuando se logra controlar el traslado oportuno, y el sector empresarial le preocupa esta situación por los malos olores y la contaminación ambiental.
Efecto con el turismo
Los vientos “reparten” la pestilencia en hoteles y restaurantes con toda y moscas, señalan directivos de restaurantes, como Kin-Ha que se ubica a 500 metros de ahí.
Edwin Novelo Cervera, encargado del hotel “Ma. Elena”, manifestó que cuando mueven la basura inunda de malos olores varios cientos de metros a la redonda y los pocos clientes que les llegan en esta temporada, deciden cambiar de hotel.
También los vecinos cercanos ya están cansados de este problema recurrente, la situación para ellos empeorara cuando llegue otoño, con los vientos frecuentes del norte dispersarán los malos olores a la Punta Sur, hasta el parque Garrafón.
Los afectados son más de 150 familias, en su mayoría extranjeros, y medio centenar de negocios.
Por Ovidio López