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Quintana Roo

Comunidades mayas de Felipe Carrillo Puerto, sin acceso al desarrollo

El 86.28 por ciento de la población maya en Felipe Carrillo Puerto enfrenta desigualdades sociales en medio de la pandemia, algunos viven con menos de 13 pesos al día.
Foto: Víctor Ávalos
Foto: Víctor Ávalos

Los habitantes de pueblos indígenas asentados en el sur del estado de Quintana Roo viven en pobreza extrema, sin recursos económicos suficientes para comprar medicamentos, pagar servicio de Internet para que sus hijos vean las clases escolares, como es el caso de los ejidos Francisco I Madero, Tepich y Tihosuco en Felipe Carrillo Puerto.

De los 11 municipios que hay en Quintana Roo, son cuatro los que conforman la famosa “Zona Maya”: Lázaro Cárdenas, José María Morelos, el territorio interior de Solidaridad y por supuesto, Felipe Carrillo Puerto, sitio donde se llevó a cabo uno de los levantamientos armados más importantes que duró más de medio siglo, donde los campesinos y caciques mayas, relegados y explotados por los hombres blancos y mestizos, se rebelaron encabezados por Jacinto Pat y Cecilio Chi; que hoy en día, de acuerdo con la proyección poblacional del Consejo Estatal de Población (Coespo), está habitado por 96 mil 682 personas y el 86.28 por ciento son indígenas.

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Pobladores de los ejidos de Francisco I Madero, Tepich y Tihosuco en Felipe Carrillo Puerto explicaron cómo han intentado progresar por sus propios medios, pero la lucha se intensifica sin lograr los resultados que esperan, ya que dichos habitantes tienen ingresos menores a los 13 pesos al día que sólo les alcanza para sobrevivir.

Ruperto Che Uc, habitante del pueblo Francisco I Madero y descendientes directos de aquellos mayas rebeldes de la Guerra de Castas, explicó la forma de vida dentro de la comunidad de apenas 287 personas que hoy en día dejaron atrás la cosecha de maíz como negocio y en su mayoría sólo se mantienen de la venta de la pitahaya, un producto agrícola más rentable en inversión y que requiere de menos cuidados antes de cosecharlo.

Para los pobladores de dicha comunidad, el ingreso mensual llega ser de 500 a mil pesos máximo, dependiendo la temporada del año y las ventas de su producto agrícola; este monto sólo les alcanza para la compra de maíz, alimentos que se consumirán durante ese periodo de 30 días, atención médica en caso de ser necesaria y algunos gastos extras en caso de alguna emergencia.

Viven en condiciones difíciles de sobrellevar, ya que durante el 2020 de acuerdo con el informe anual sobre la situación de pobreza y rezago social de la Secretaría de Bienestar, son 66 mil 848 personas las que viven de esta forma, es decir el 71.8 por ciento de los pobladores del municipio.

En este panorama de desigualdad están 70 niños que cursan un nivel educativo básico el poblado Francisco I. Madero, pues solamente unos 30 son los que pueden seguir estudiando por línea, ya que para este modelo educativo necesitan el servicio de Internet, por el cual pagan 150 pesos al mes. Esta no es una opción para la mayoría de los estudiantes pues el ingreso mensual en sus hogares es de 500 pesos.

El pago de la ficha que compran en la tienda de abarrotes del lugar, donde desde hace dos años instalaron antenas Wifi para proporcionar señal a los pobladores y que tienen un alcance de un kilómetro, acerca a los que con sacrificios pueden costear el servicio a las clases virtuales. El servicio está ahí, pero no pueden pagarlo.

Ruperto Che comentó que estudiar es sólo un lujo que pocos pueden darse, ya que el ingreso mensual no alcanza para contratar este servicio de conectividad, “o comes o estudias”, es el dilema en el que se encuentran los padres.

A los adolescentes que acaban su secundaria y quieren avanzar a la preparatoria, la situación económica los limita y condena a abandonar la escuela y dedicarse a trabajar, ya que para entrar al nivel medio superior tienen que salir al poblado de Chun Yah y gastar hasta 100 pesos diarios que pueden significar la comida familiar de dos a tres días.

Esta situación ha obligado, no sólo a los jóvenes de Francisco I. Madero y de otras comunidades como Tepich, Tihosuco, Chun On, Chumpón, San Hipolito y unos cuantos más a abandonar la escuela a temprana edad y dedicarse a trabajar en los hoteles de la Riviera Maya, pero que lamentablemente, también han sido despedidos en los últimos cinco meses.

La cifras de rezago educativo 2020 de la Secretaría de Bienestar sólo confirman esta situación, ya que en Felipe Carrillo Puerto hay 18 mil 527 personas con atrasos en la educación básica.

Los problemas de ingresos económicos por debajo de la canasta básica, la poca conectividad y el rezago educativo sólo suman un eslabón más en la cadena de marginación en la que viven los mayas de esta zona de Quintana Roo.

De acuerdo con testimonios de médicos de los centros de salud de poblados como Tihosuco, Tepich, Chumpón y alrededores, el desabasto de medicamentos es un problema latente que ha perdurado por más de cinco años, ya que los enfermos no pueden acceder a fármacos básicos como antitérmicos para los niños que presentan fiebres recurrentemente; antibióticos para las enfermedades respiratorias que presenta la mayoría de la población por aspirar humo al cocinar con leña; antihipertensivos e hipoglucemiantes para todos las personas, en su mayoría de la tercer edad que viven con enfermedades crónicas.

Según la Secretaría de Bienestar, son 15 mil 175.9 nueve personas las que presentan carencias por accesos a los servicios de salud.

El personal de salud reveló que la Jurisdicción Sanitaria No.3 de Felipe Carrillo Puerto ha enviado medicamentos a punto de caducar y hasta ya caducos, poniendo en peligro la integridad física de los habitantes de la zona maya.

“Tú sólo encárgate de recetar, que ellos se encarguen del medicamento”, son algunas de las órdenes que han emitido autoridades de la jurisdicción, ya que de acuerdo con médicos de los poblados, no hay una preocupación real por atender y surtir los fármacos indispensables y correspondientes para el tipo de pacientes que se atienden en el municipio.

Es así como en medio de la precariedad, rezago, olvido y falta de compromiso por parte del Gobierno del Estado, señalado por los mismos habitantes de la zona, viven 599 localidades indígenas que existen en Quintana Roo.

Una cultura ancestral y viva como la maya trata de sobrevivir día a día, ya que el desarrollo económico, social y político parece alcanzarlos a cuenta gotas, porque de viva voz de los pobladores de Felipe Carrillo Puerto: “de nada sirve que el gobierno federal y estatal impulsen y construyan infraestructura para impulsar el turismo y la movilidad del sureste, si la gente se está muriendo de hambre, no hay trabajos con paga digna, no hay escuelas, ni hospitales y peor aún, no hay esperanza”.

Por Diego Ramos

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