El sentimiento navideño logra observarse en algunas zonas comerciales de Playa del Carmen, pero nada como ver a un ciudadano vestido de Santa Claus, que más allá de darle un plus a su “establecimiento” ambulante, lo hace para alegrar el día de los niños y las familias.
Héctor Galaz, originario de Chile y de profesión soldador, quien trabajaba en su país componiendo las guías eléctricas del metro, llegó a vivir a Playa del Carmen hace 20 años, pero debido a la diabetes que padece perdió una pierna y tuvo que diversificar su profesión para poder trabajar.
Mencionó que vestirse de Santa Claus desde hace seis años para regalar sonrisas, es más satisfactorio cuando los papás, junto con sus hijos, bajan de sus vehículos para tomarse la foto con él.
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“La sonrisa de los niños hace que se te paren los pelos, es una emoción que nos da porque aquí en donde estoy está muy apagado, si alguien viera las calles y las avenidas de Chile, están decoradas y todos los comercios tienen su música navideña, pero apenas empieza esta época inicia el espíritu de festejo”, refirió.
Para Héctor Galaz la Navidad es una fiesta religiosa, 'parece que nos olvidamos de Dios, a pesar de que él no nació el 25 de diciembre, sin embargo, es la fecha que tomamos para celebrarlo', indicó.
En medio de la Avenida Constituyentes de Playa del Carmen, circula en su silla de ruedas adaptada, quien él mismo arregló para poder cubrirse de los candentes rayos del sol.
“Tuve que vender mis herramientas de herrero para tener dinero. Con ayuda de un señor, inicié con la venta de mazapanes y dulces de menta hace siete años, desde que me amputaron la pierna, debido a que se me incrustó un clavo en el pie; fui a mis curaciones al Hospital General de Playa del Carmen, pero lamentablemente se gangrenó”, relató.
Héctor Galaz es una cara ya familiar para cientos de playenses que a diario circulan sobre dicha avenida, es imposible que no pase desapercibido disfrazado de Santa Claus con su silla de ruedas, la cual está llena de golosinas y ahora hasta de souvenirs navideños.
Dijo que no lo han corrido de esa vialidad porque no es un vagabundo que pide caridad, sino que se gana la vida comercializando periódicos, cigarros y demás dulces.
Héctor Galaz explicó que con el paso del tiempo ha podido invertir en su 'minicomercio' ambulante para instalarse en su silla de ruedas desde las seis de la mañana hasta las dos de la tarde.
“Fíjense que ahora estoy despachando el 60 por ciento de mi mercancía más regalías, porque la gente me apoya con algo extra, porque notan el trabajo que uno hace”, aseguró.
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CG