A pesar de ser un estado joven, Quintana Roo tiene una variedad de leyendas que advierten a los locales y visitantes, el enorme poder de la naturaleza que protege al estado, de aquellos que buscan acabar con toda forma de ser vivo que en ella habita.
Una de estas leyendas, cuenta que hace ya muchos años, en las selvas de Quintana Roo habitaban muchos venados, pero diferentes a como los conocemos en la actualidad, pues se dice que antes la piel del venado, era de un color muy claro, lo cual originaba que los cazadores los tomaran como presa fácil, pues con su piel se fabricaban escudos para los guerreros.
Debido a esta situación, incluso de dice que esta especie estuvo a punto de desaparecer de la faz de la tierra, sin embargo, esto no sucedió de acuerdo con lo ocurrido en la leyenda.
Cierto día, un pequeño venado se encontraba tomando agua en el río y de repente, escuchó las voces de los humanos viniendo hacia él para cazarlo. En cuanto los vio, huyó rápidamente pero los cazadores no dejaban de tirarle flechas.
El pequeño venado, corrió lo más rápido que le fue posible, pero no logró evitar las heridas, así que como pudo se escondió en una cueva entre las hierbas altas y ahí mismo, se encontró con tres espíritus que le ayudaron a sanar sus heridas y le dieron refugio.
Después de tres días, el venado decidió salir de la cueva y continuar su camino, por lo que, al agradecer a los espíritus ellos le dijeron: "Eres un animal bueno y noble, te ayudaremos y te levaremos a la entrada de la gruta".
Emprendieron su camino hacia la salida y al llegar ahí, uno de los espíritus tomó un puñado de tierra y la derramó encima de la piel del venado, posterior a ésto, pidió al sol que lo ayudara con sus rayos a cambiar su color de piel, obteniendo así, el color de la tierra y unas manchas blancas que representaban una cueva, de esta forma nunca olvidaría que, si en algún momento corría peligro, podía resguardarse entre las cavernas donde le ayudarían y brindarían protección.
Con información de Para todo México
MA