En vísperas de la Semana Santa, la zona turística de Playa del Carmen cobra vida, luego de más de un año de emergencia sanitaria por COVID-19, que obligó a visitantes extranjeros, nacionales y solidarenses al confinamiento para evitar el contagio del coronavirus.
Luego de un recorrido por la Quinta Avenida, el corredor luce con cientos de personas que caminan a paso lento observando comercios de souvenirs, de ropa, artesanales, masajes, venta de tours, tiendas departamentales, joyerías; los restaurantes y bares están a media capacidad.
La zona de antros, entre la concurrida Quinta Avenida y avenida 1 Norte, luce vacía a las 8:30 de la noche, el personal se prepara para recibir a las decenas de visitantes nacionales y extranjeros que prefieren evitar las multitudes. Coco Bongo, el club nocturno más famoso del Caribe Mexicano, abrió sus puertas el fin de semana en Cancún y la sucursal de Playa del Carmen, registrando un lleno total el viernes y sábado ante la ansiada espera de los turistas, e incluso, locales para que abrieran. El club cerró sus puertas este domingo y las abrirá nuevamente al público en general el próximo miércoles.
El parque de Los Fundadores no es la excepción, pero esta zona es más concurrida por los solidarenses que después de disfrutar el atardecer en la playa, se quedan al show de payasos frente al Portal Maya. Por el lugar se encuentra la Capilla de Nuestra Señora del Carmen, misma que sirve de fondo para las fotografías de los turistas que arriban a la terminal de ADO.
A pesar de los hechos de violencia en el municipio, donde dos policías fueron asesinados a balazos mientras realizaban sus recorridos rutinarios, parece no importar a los visitantes que se aglomeran en la zona turística. Tampoco importa los mensajes de la delincuencia organizada a los comerciantes micro y pequeños empresarios, quienes tratan de mantenerse lo más que pueden ante la crisis financiera que arreció por el COVID-19 y las extorsiones de las que son víctimas.
La plaza 28 de Julio, frente al antiguo Palacio Municipal de Solidaridad está repleta de visitantes locales, nacionales y extranjeros, debido a los puestos de artesanías y comida que se instalan entre viernes y domingo a ofertar sus productos. La vendimia es amenizada por un pequeño grupo local al son de la cumbia y salsa, donde decenas de familias solidarenses pasan la tarde-noche del domingo.
CG