En Quintana Roo se incrementó el trabajo no remunerado de las mujeres desde que inició la emergencia sanitaria por COVID-19. Antes de la pandemia, cuatro de cada 10 tenía este problema, sin embargo, esto se elevó a seis, ya que continúan con las labores domésticas y se suma el acompañamiento escolar de los hijos, dijo Silvia Damián López, titular del Instituto Quintanarroense de la Mujer.
La pandemia evidenció las desigualdades laborales y la falta de corresponsabilidad en las tareas domésticas entre todos los miembros de una familia, así como la vulnerabilidad económica a la que ellas han estado expuestas.
Dedicar el 100 de la energía y tiempo al trabajo, al cuidado de la casa y de los hijos e hijas, sin poder desconectarse de todas esas labores, provoca estrés, ansiedad, frustración y culpa, al no sentirse capaces de cubrir todos los ámbitos de sus vidas.
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Una mujer tiene en promedio entre dos y tres hijos, cada uno en diferentes grados escolares, sin embargo, hay sólo una computadora o televisión en casa así que, las madres tienen que organizar el tiempo para que cada hijo envíe sus tareas a tiempo. Esta dinámica desbalanceada puede deberse a un viejo hábito que aún forma parte la sociedad con base en el género. De acuerdo con los principios relacionados con las labores, el trabajo pagado o profesional, por definición, vale más que las labores del hogar.
El primero puede ser monetizado y tiene un valor económico claro, el otro carece de una tabulación que le asigne un valor económico medible, sin embargo, sus resultados pueden tener más alcance y significación que un trabajo de oficina.
Tradicionalmente, el trabajo para el sustento de una familia se ha asignado a los hombres, y aunque hoy en día la fuerza de trabajo se comprende de una presencia femenina competitiva, aún es común ver a los hombres como el sostén económico del hogar. Esto afecta seriamente la capacidad de las profesionistas para trabajar las mismas horas, dado que, a diferencia de sus equivalentes masculinos, se espera que asuman el rol principal en las tareas del cuidado del hogar y de los hijos.
Es por ello que el Instituto Quintanarroense de la Mujer está trabajando constantemente con las mujeres en talleres, para ayudar en su autoestima, además de incentivar a este sector a emprender en algo que ayude a tener un equilibrio en su vida, además de enseñar hasta qué punto el abuso de carga de trabajo también es un tipo de violencia.