“Tuve que estar hospitalizada, con una severa lesión en los riñones y con moretones en todo el cuerpo, para darme cuenta que si no lo acusaba me terminarían matando”, comentó Scarlet “N”, víctima de violencia familiar, un delito que ha tenido un crecimiento exponencial en Chetumal; sin embargo, es muy poco denunciado por sus víctimas.
De enero a agosto se realizaron 4 mil 282 denuncias por violencia familiar al número de emergencias 911; sin embargo, de este total de llamadas, sólo 551 se han convertido en carpetas de investigación, según datos de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal (SSP) y Fiscalía General de Quintana Roo (FGE).
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De acuerdo con datos recabados en la SSP, todos los días se reciben en el C4 de Chetumal un promedio de 17 llamadas sobre violencia familiar, éstas son atendidas, pero a pesar de haber la suficiente evidencia para proceder contra los agresores, no llegan al Ministerio Público.
Por su parte, en los primeros ocho meses del año, la FGE reportó, a través del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), un total de 551 casos de violencia familiar en el municipio de Othón P. Blanco. Esto quiere decir un promedio de 2.2 denuncias al día.
A pesar de que los números son alarmantes, esto no refleja la realidad del caso. “Al principio te alza la voz, te da órdenes, el cariño y el amor se pierden y después vienen las exigencias y, si hay algo que no gusta, vienen los golpes”, señaló la afectada Scarlet “N”.
“A nosotros como mujeres nos enseñan a soportar y a estar comprometidas con nuestras parejas, pero eso no tiene que ser así, si yo me hubiera salido a tiempo, me hubiera ahorrado el dolor físico y psicológico que representa ser golpeada y violentada”.
“Es complicado llegar a la denuncia, tener que darse cuenta que la persona no te ama y sólo abusa de ti, es duro”, señala la mujer.
“Desafortunadamente, cuando quieres denunciar y hacer evidente el caso comienza el otro calvario. ¡La Fiscalía de Quintana Roo está llena de corrupción y malos tratos, lo primero que piensan es que tú provocas las agresiones por no atender a tu marido como se debe!, una ridiculez”, sentenció la agraviada.
El proceso es tardado y lo solucionan con una restricción, pero no hay una reparación real del daño, “pasaron más de cinco meses desde que denuncié para que me otorguen una orden de restricción; sin embargo, los daños y secuelas que me dejaron los golpes no son consideradas, y sobre todo el daño psicológico y moral que me causó, ni se consideran”.
En el delito de violencia familiar se puede solicitar un proceso abreviado, lo que hace que pagando una multa o sanción económica se solucione el problema; sin embargo, este delito genera más problema para sus víctimas.
“Yo tengo que ir al psicólogo y al psiquiatra, tomar calmantes y antidepresivos, además de las secuelas físicas que me dejó el vivir con una persona violenta que no sabe manejar sus emociones”.
En comparación con lo ocurrido el año pasado en el municipio de Othón P. Blanco, donde de enero a agosto del 2020 hubo 361 denuncias por este delito, actualmente se tienen 551, es decir, un aumento del 52 por ciento en tan sólo un año.
Lo mismo ocurre con las denuncias al 911, según información filtrada, éstas han crecido en más del 40 por ciento y siguen en aumento; el delito y la violencia es real, pero hasta el momento no se hace nada para detener el crecimiento desmedido de la violencia.
Lamentablemente casi en su totalidad, las víctimas son mujeres, y las autoridades las ignoran, quedando vulnerables y susceptibles de ser presas en repetidas ocasiones de personas violentas.
Violencia familiar empeora en zonas rurales
Según estimaciones del “Consejo contra la violencia familiar de la ONU”, en México se especula que por cada denuncia realizada ante las autoridades por el delito de violencia familiar, existen 13 casos que no son denunciados, esto en las zonas urbanas.
Lamentablemente en las áreas rurales o comunidades apartadas la situación es más delicada, pues el estar tan lejanos de las autoridades y de personas y grupos de apoyo, el delito permanece oculto.
Se cree que simplemente por usos y costumbres el delito de violencia familiar no se denuncia y las mujeres víctimas permanecen calladas, repitiendo el patrón en sus hijos.
Esto también se puede comprobar, ya que, según la información de la SSP, existen muy pocas denuncias por este delito en las zonas rurales, tan sólo 11 llamadas de auxilio y sólo una prosperó en denuncia.
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CG