Este lunes terminó la temporada de captura de langosta, con 50 toneladas de producción entre las cinco cooperativas pesqueras. Entre éstas predominó el ejemplar entero y 30 por ciento resultó de cola, de acuerdo con datos de los directivos. Al final, los recales del recurso fueron casi nulos.
El periodo inició el 1 de julio pasado, con precio de venta de 300 pesos por el crustáceo entero y 500 pesos por la cola, y finalizó con 500 y 800 pesos, respectivamente.
Eso significó una derrama económica de 23.7 millones de pesos; sin embargo, la mayor parte del recurso se destinó a liquidar adeudos y para pago de combustible, por lo que no alcanzó para reequipar con trampas a las cooperativas “Patria y Progreso” y “Justicia Social”, que perdieron 500 de estas durante el paso del Huracán Grace, que las sepultó con arena.
“Las ganancias apenas alcanzaron para renovar parte de las redes y alistar 250 nuevas trampas”, dijeron directivos de las citadas sociedades.
Los entrevistados aseguraron que no les alcanzó para renovar al menos 30 motores fuera borda que ya terminaron su vida útil. La agrupación con mayores necesidades es la “Makax”, en la que 10 de 16 botes tienen motores viejos que no les ofrecen garantías al navegar, informó Jaime Canché, su Presidente.
Martin Puc, tesorero de “Isla Blanca” informó que esta agrupación cerró la temporada con ocho toneladas en promedio de langosta entera y una tonelada de cola; “Makax” obtuvo con poco más de seis toneladas de entera y 600 kilogramos de cola.
En promedio, las agrupaciones requieren 200 paños de redes y completar las 500 trampas pérdidas para principios de la siguiente temporada, en julio. Durante los cuatro meses de veda, los socios buscarán “medios y formas para reequiparse”.
Esperan que el Consejo Municipal de Pesca en Isla Mujeres, que se instaló a finales de enero cumpla con la encomienda de analizar la situación de los cinco gremios y gestionar recursos de los tres niveles de Gobierno.
También urge conseguir financiamiento para adquirir una nueva cámara hiperbárica, para rehabilitar a los buzos que sufren descompresión, pues la actual acabó su vida útil hace un lustro, aseguraron los miembros del patronato que opera la unidad.
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CG