Los murciélagos son los únicos mamíferos con la capacidad de volar. También son famosos, en el imaginario actual, por “chupar” sangre de otros animales y hasta de personas. En realidad, pocas especies beben plasma sanguíneo; la mayoría prefiere alimentarse de bocadillos más dulces, como frutas, semillas y polen.
El murciélago frugívoro jamaiquino es uno de ellos. Habita en las regiones tropicales de México, América Central y del Sur, dentro de agujeros en los árboles, en cuevas y hasta cenotes, como en Quintana Roo y la Península de Yucatán.
De hábitos nocturnos, la apariencia poco agraciada de estos animales le han valido una mala reputación, llena de supersticiones y mal augurio, aún cuando el murciélago contribuye a la dispersión de semillas y, por lo tanto, a la recuperación de las selvas y los bosques. El murciélago frugívoro jamaiquino es, como la mayoría de sus parientes, sociable y comunicativo.
Normalmente, comparte el espacio con miles de individuos durante el día, para emprender el vuelo al anochecer.
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CG