El municipio más importante de Quintana Roo, Benito Juárez (Cancún), destaca por su alta demanda turística, pero ahora por los crímenes de alto impacto de los que es víctima. En los cuatro años de administración de la Alcaldesa con licencia, María Elena Hermelinda Lezama Espinosa, el total de delitos ocurridos en el popular Cancún representaban la mitad de la estadística de toda la Entidad quintanarroense.
Una de las ciudades más importantes de México ha sido víctima de crímenes que han generado una percepción negativa en la opinión de los ciudadanos. El escenario presenta que más de las tres cuartas partes de la población se siente insegura viviendo en Cancún.
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Por Esto! consultó las cifras oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), así como datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e informática (Inegi), organizaciones civiles y el registro histórico de asesinatos vinculados al crimen organizado que este diario elabora.
Lezama Espinosa llegó a la Alcaldía de Benito Juárez como la primera mujer electa del siglo XXI y la segunda en la historia del municipio (la primera fue la priista Sonia Achach Solís, en 1999). Un año antes, los crímenes dolosos tenían indicadores que con el paso de los meses se duplicarían y hasta triplicarían.
En 2017, el dato anual de carpetas de investigación por homicidios llegó a 250; es decir, 20 por mes. Algunos delitos tenían registros superiores en la consigna mensual del SESNSP, como lesiones dolosas (596), robo a casa habitación (522), robo a vehículo (615) o violencia familiar, que arrojó 827 casos al cierre de ese periodo.
Al concluir el siguiente año, el 2018, y ya con Mara Lezama instalada como primera Mandataria Municipal, los delitos comenzaron a incrementarse. Las carpetas de investigación por homicidios dolosos cerraron en 537 (poco más del doble que el año pasado); las lesiones dolosas también se duplicaron y apuntan a mil 64 casos.
Los robos a casa habitación pasaron de 522 a 686, de 2017 a 2018; en este mismo periodo, los robos de autos se reportaron de 615 a 727.
Los feminicidios y los secuestros seguían en números muy bajos: dos y nueve carpetas de investigación abiertas en lo que fue de ese periodo.
Uno de los años más complicados para los robos fue 2019. El hurto a casa habitación creció, 88 por ciento (y concluyó en mil 293 registros); el de auto creció en un año, 56 por ciento (mil 135 carpetas), y el de a transeúnte se multiplicó 3.5 veces: de 415, en 2018, la cifra subió a mil 524 denuncias.
Uno de los crímenes silenciosos, y que por su configuración no es visible, más que para los que se ven involucrados, es la violencia familiar. En el Gobierno de una mujer, la cifra de personas violentadas en el hogar llegó a crecer hasta un 80 por ciento.
Los expedientes de violencia familiar eran de 827 hasta 2017; un número común también en años anteriores. En 2018, la cifra creció 87 por ciento y cerró en mil 550 carpetas; para 2019, la cantidad volvió a crecer 80 por ciento, basado en el resultado del año anterior, y arrojó 2 mil 792 casos. Las denuncias no han vuelto a bajar de 2 mil casos por año y hasta este marzo de este año, ya había 594.
A partir de 2018, la ciudad comenzó a experimentar una espiral violenta en varios aspectos de su vida pública.
Benito Juárez, presencia delictiva
Al hacer un comparativo de los números estatales, en la administración Estatal de Carlos Joaquín González y la Municipal de María Elena Hermelinda Lezama Espinosa (nombre real de Mara), el porcentaje de aportaciones sobrepasan más del 50 por ciento en varios delitos.
En el caso de los homicidios, la Administración de Lezama aportó más del 50 por ciento de todos los casos registrados en Quintana Roo. En 2019 fue el 53.57 por ciento (367 de 685); en 2020, el 55.59 (323 de 581 casos); y el 2021, el 55.55 por ciento del total reportado por el Secretariado (325 casos, de 585 totales).
En el mismo caso se encuentran los delitos de abuso sexual, la violencia familiar y el feminicidio, que dicho sea de paso, se mantuvieron por debajo de las 25 carpetas.
La violencia comenzó a llegar a los sectores vulnerables de la población. En noviembre de 2020, la joven Bianca Alexis salió de su domicilio en el fraccionamiento La Joya y desapareció el día 7; un día después apareció asesinada.
El día 9 de noviembre, un grupo de feministas se manifestaron en los bajos del Palacio Municipal juarense. La Policía de Lezama optó por disparar al aire para agredir a las mujeres y disolver el plantón.
Unos meses antes, en el primer trimestre de 2020, se registró el asesinato de un menor de edad que jugaba con su padre, y un par de adultos más que fueron secuestrados y asesinados por la delincuencia.
Quince días después de su solicitud de licencia al cargo fue hallada una fosa clandestina con ocho cuerpos. El punto se encontraba cerca del fraccionamiento Paraíso Maya, sección 107 de Cancún; entre las víctimas fue identificado un conocido empresario que llevaba más de tres meses desaparecido.
Según el recuento que realiza Por esto! de los asesinatos relacionados con el crimen organizado, en 2017 se contabilizaron 272 muertes; para el siguiente año, este número cerró en 546, cifra histórica, porque es considerada la más alta en años.
En 2019 hubo 2019 homicidios vinculados con el crimen organizado y en 2022, 323. El recuento Por Esto! apunta que para el 2021 hubo 321 fallecimientos por personas que murieron debido a ataques directos de delincuentes.
La Percepción de Inseguridad en 75 ciudades del país, elaborada por la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), posiciona a Cancún, Quintana Roo, como una ciudad donde más de tres cuartos de la población piensa que será víctima de un crimen.
“Por esta razón, la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) se plantea como un instrumento que afina la medición de la percepción de la seguridad pública en zonas urbanas ofreciendo una serie de indicadores con elementos de análisis de percepción de la inseguridad más detallados; su levantamiento es trimestral lo que facilita la construcción de series de tiempo más cortas para el análisis del fenómeno”, dice el Inegi acerca de su documento periódico.
El porcentaje evolucionó de 89 por ciento de la población con sensación de inseguridad, en 2018, para caer sólo 3.5 puntos porcentuales al cierre de 2021 (85.5 por ciento total).
Enfrentamientos armados, cadáveres abandonados en la vía pública, fosas y desaparecidos. En menos de cinco años, la problemática de inseguridad se ha engarzado a la fama del punto turístico más importante de México.
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JG