En Cancún, 3 mil 400 hectáreas muestran un crecimiento difuso, poco ordenado y carente de servicios y equipamiento, de acuerdo con el Programa de Desarrollo Urbano del Centro de Población del Ayuntamiento de Benito Juárez.
El documento establece que actualmente se estima que el suelo artificializado (compactado para área urbana) en Cancún cuenta con una superficie de 19 mil 266 hectáreas, de las cuales 15 mil 781 forman parte de la zona urbana y las restantes 3 mil 485 carecen de orden.
A lo anterior se suma que en un lapso de 50 años, Benito Juárez pasó de ser un sitio prácticamente despoblado a ser el más habitado de Quintana Roo (49.1% de la población estatal) por contar con una urbe censada en 2020, de acuerdo con el censo más reciente del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), de 911 mil 503 habitantes.
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Costo en medio ambiente
El cambio en las condiciones originales de la vegetación tiene su origen en dos aspectos: la demanda de suelo por el crecimiento urbano y la afectación por los incendios forestales de gran envergadura posteriores a los huracanes Gilberto (1988) y Wilma (2005).
Resultado del primer aspecto, es que 24.3% ya se considera zona urbana, ya que los escasos parches con vegetación nativa están aislados y han perdido funciones ecosistémicas y prestación de servicios ambientales.
Considerando que el municipio cuenta con poco más del 75% con vegetación natural, es fundamental evitar su deterioro y limitar la reducción de su superficie debido a los servicios ambientales que proporciona, principalmente los de provisión de agua para consumo humano, regulación y soporte, se advierte en el documento, en el cual se detalla que en el caso de los incendios forestales que han afectado principalmente a la vegetación de selva mediana subperennifolia, se tiene que el 50.5% presenta afectaciones y se consideran en una etapa de vegetación secundaria.
La vegetación de selva que todavía se mantiene en condiciones adecuadas es de sólo un 18%, donde el 2.8% corresponde a la selva baja inundable, que es un ecosistema muy frágil por su estrecha relación con las inundaciones estacionales que responde a la hidrodinámica superficial; de tal manera que cambios en las condiciones del relieve que modifiquen la hidrodinámica tienen efectos negativos en su estructura, composición y dinámica intra e inter ecosistémica.
La vegetación de manglar ocupa 7.2% de la vegetación, y si bien en el pasado estuvo sujeta a fuertes presiones por el desarrollo de oferta turística e inmobiliaria, como lo sucedido en la vegetación de dunas costeras, en la actualidad, las disposiciones jurídicas y normativas han reducido de manera importante las afectaciones a este ecosistema, sin que se hayan erradicado de manera definitiva, se reconoce en el documento.
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HS