La compleja y triste realidad de México: un país con enorme desigualdad social, donde la niñez no debería ser sinónimo de pobreza.
México presenta un grave déficit de información en materia de menores que viven en situación de calle, por lo que las autoridades desconocen cuántos se encuentran realmente en esta condición en el país, haciéndolos “invisibles” ante una sociedad cada vez más dispersa e insensible, y Cancún no es la excepción.
Esta es una ciudad que muestra distintos rostros sociales debido a lo multicultural que es, pero tampoco cuenta con cifras reales como para saber qué cantidad de niños vive o trabaja en las calles, situación que además derivaría en delitos como la trata de personas, la explotación infantil o la corrupción de menores.
Lo que sí se sabe y reconocen las autoridades de la Procuraduría de Protección a Niños y Adolescentes es el elevado índice de menores en situación de abandono en este polo turístico.
Se trata de personas que no llegan a los 18 años de edad; algunas sin hogar, pero con vínculos familiares rotos y en muchos casos han sido abandonadas o decidieron dejar su hogar porque sufrían violencia en casa.
Generalmente, no siempre, comen, duermen, trabajan y juegan en la calle, y no tienen otra alternativa que luchar en soledad para sobrevivir. Las razones que se den estos casos pueden ser multifactoriales, pero los estudiosos en el tema coinciden en que hubo abuso sexual, físico o emocional; rechazo por su familia de origen; problemas de salud mental; abuso de sustancias; y orientación sexual o identidad de género.
Ante ello, las calles se convierten en su válvula de escape, sin dimensionar que eso les traerá como consecuencia aún más problemas, con un crecimiento y futuro inciertos.
De acuerdo con estudios de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS), cuatro de cada 10 niños que viven en situación de calle caen en las adicciones y en manos de la delincuencia; además, la estadística señala que la esperanza de vida se reduce a 22 o 25 años por daños a su salud.
Cuando la calle se convierte en su hogar se les priva de estudiar y de desarrollar sus capacidades, aún y cuando las instituciones del Estado deben garantizar sus principales derechos: a la alimentación, salud, educación y a la no discriminación; y es que si bien, los niños y adolescentes no deben ser sacados a la fuerza del único “hogar” que conocen, tampoco es aceptable dejarlos expuestos al peligro, sin protección ni recurso a la justicia.
Abandono en Cancún
En Quintana Roo se calcula que podría haber alrededor de 18 mil menores en situación de calle, muchos abandonados por sus padres, que son explotados por los propios familiares o grupos criminales, los cuales los obligan a trabajar o a mendigar para sobrevivir. Esa cifra la arrojó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), que sabemos que no tiene un termómetro real, situación altamente preocupante.
El maestro en derecho, Carlos Arturo Álvarez Escalera, Delegado de la Procuraduría para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de Benito Juárez, explicó a Por Esto! que su labor fundamental para evitar que haya más niños en situación de calle, es dar asesorías en materia familiar y penal, también intervienen cuando hay reportes de violencia, abandono o donde se violenten los derechos de los menores, que en un 70 por ciento son niñas y el 30 por ciento niños.
“También somos representantes de los menores en juicios familiares en todas las carpetas de investigación, además de que tienen coordinaciones de trabajo social, psicología, coadyuvando con los jueces familiares y contamos con el Centro de Atención Temprana (CAT). En la actualidad contamos con 108 niños, relacionados con diversos temas, como abandono y agresión física o sexual, y cuando no encontramos una red de apoyo, pues este centro es una opción. El objetivo es que los niños no corran más peligro. La última opción es que sea llevado a Chetumal, donde en algún momento pueda ser adoptado”, expresó.
El funcionario dijo que de los 108 que alberga el centro, 32 están sin red de apoyo, y aunque siempre tratan de agotar hasta la última instancia para encontrar algún familiar, incluso en otros Estados, a veces no es posible.
Explicó que lo primero que hacen cuando les llega un menor y no tiene identidad, es registrarlo (en este caso, alrededor del 20 por ciento) y en este centro reciben a menores, desde recién nacidos hasta antes de cumplir los 18 años.
En este punto, reconoció que la situación es compleja porque tienen varios adolescentes en el centro, y si detectan que tienen problemas con drogas, los tienen que canalizar a otras instituciones para evitar que otros corran peligro en el CAT, aunque aclaró que esos casos son los menos, pues en su mayoría están relacionados con abandono o víctimas de abuso de algún tipo.
Los niños migrantes
Señaló que al ser una ciudad flotante, con gente de paso, los censos varían y no están actualizados. Aclaró que la Procuraduría sólo ve temas legales de los menores, y uno de los propósitos para el próximo año es certificar sus CAT, pues cuentan con otra, pero para niños migrantes nacionales y extranjeros que reciben, incluso con su familia, situación que cada vez es más frecuente por el grave fenómeno social de la migración, por ser un lugar de tránsito, para lo cual trabajan en coordinación con el Instituto Nacional de Migración.
Hay que recordar que apenas en octubre pasado fueron rescatados 14 menores de edad que eran explotados laboralmente en Cancún, mismos que permanecen en el CAT. Por su parte, personal del DIF trabaja con alrededor de 200 niños que han detectado que laboran en las calles, con estudios y demás cuestiones que indiquen si son explotados o no.
En tanto, el Grupo Especializado de Atención a la Violencia Intrafamiliar y de Género (Geavig), a diario atiende casos de menores que dejan solos en casa o que deambulan en las calles porque sus padres los descuidan o se van a trabajar. Hay casos que fueron encontrados encadenados a una reja para evitar que se salieran de la vivienda.
Por eso, la falta de información y datos acerca de la niñez y adolescencia en situación de calle los hace “invisibles” ante la sociedad, así lo advierte el Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), en la “Estrategia de atención y protección integral a la niñez y adolescencia en situación de calle 2022-2024”, misma que emitió a través de su Comisión para la Igualdad Sustantiva entre Niñas, Niños y Adolescentes (CISNNA).
“Los datos de población en situación de calle son limitados. Por ejemplo, el Inegi implementa sus programas de estadística (censos y encuestas) a través de unidades de observación, como son viviendas particulares. En este sentido, la recolección de la información respecto de la población en situación de calle, al no encontrarse en una de estas unidades de observación, es sumamente compleja de recopilar y posiblemente por esta causa se llega a subestima.
“En prácticamente todos los censos existen profundas dificultades metodológicas para tener un número aproximado, agregando a lo anterior que se utiliza un mismo método para identificar por igual a niños trabajadores y callejeros; es decir, no existe una definición clara ni homologada para esta población”, señala el informe.
Precisamente, para subsanar esta falta de información, una de las acciones que contempla la estrategia es elaborar un padrón confiable de niños y adolescentes en situación de calle por Entidad federativa, que contenga información suficiente y detallada que permita identificar los principales asentamientos donde se encuentran, la situación que guardan sus derechos y poder implementar las acciones puntuales, porque cuando un menor se vincula y arraiga a la vida en la calle es porque todos los mecanismos de protección, es decir la familia, la comunidad y las instituciones públicas y privadas, fallaron. En este sentido, es muy fácil que los menores caigan en las garras del crimen organizado, como ha pasado en Cancún y en todo el país.
La orfandad
Y por si eso fuera poco, entre marzo del 2020 y agosto del 2023, más de 240 mil niños en México perdieron a uno o ambos padres debido a la pandemia por COVID-19; 169 mil 500 perdieron a sus cuidadores principales o secundarios por el mismo motivo. Como resultado, el país se coloca en el tercer lugar con menores en orfandad entre las 10 naciones con más muertes por esta enfermedad.
A ellos habría que sumar a quienes se encuentran en la misma circunstancia a consecuencia de los altos niveles de violencia, situación que evidentemente se traslada a Cancún, no sólo por las muertes que dejó la pandemia, sino los feminicidios, ejecuciones y desparecidos.
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JG