No sólo la Zona Hotelera y el Centro de Cancúnse ven afectados con decenas de negocios cerrados, sino que también avenidas como López Portillo y Nichupté muestran cortinas abajo. Esto se debe a la delincuencia y al preocupante fenómeno del cobro de “derecho de piso”, así como al considerable aumento en los alquileres en estas áreas.
Durante un recorrido realizado por el equipo de Por Esto!, que inició desde el Gas Auto hasta la intersección con la avenida Andrés Quintana Roo se pudo constatar cerca de un centenar de locales y negocios cerrados. Algunos de ellos ya fueron vandalizados, mientras que otros permanecen abandonados.
Incluso en zonas comerciales de alto valor, como la Región 102, donde se instala un popular tianguis los domingos, existen varios lugares que en algún momento fueron prósperos negocios de comida rápida o bodegas comerciales y que ahora se han convertido en refugios para indigentes o escondites para delincuentes.
Pese a que las estadísticas indican un aumento en las inversiones en Cancún, la realidad en las calles es diferente y el número de locales cerrados se multiplica en prácticamente todas las colonias de la ciudad. El cobro de derecho de piso desalienta a cualquiera a arriesgar su capital en negocios de alto perfil.
Sin embargo, no sólo los grandes inversores se han alejado, sino que los pequeños empresarios también han sufrido para alquilar locales, especialmente en calles con mucho tránsito, donde los delincuentes pueden identificarlos fácilmente para extorsionarlos.
“Primero llega el ‘cartel del ayuntamiento’, que son alrededor de cinco inspectores de diferentes dependencias que te piden dinero para permitirte operar. Luego llegan los de la letra y también te piden, después llega otro cártel y también te extorsiona. Si no pagas, te amenazan de muerte o incendian tu negocio, y por eso nadie quiere arriesgarse a abrir una tienda o un restaurante”, comentó Javier, quien alquila locales en la avenida Portillo, muchos de los cuales llevan varios meses vacíos.
El cobro de derechos de piso por parte de organizaciones criminales a establecimientos comerciales tiene un impacto aún más significativo, ya que estas actividades delictivas inhiben la inversión de grandes compañías y prácticamente asfixian a las pequeñas y medianas empresas. Según la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), en su informe de resultados del año pasado, el ánimo de inversión disminuyó un 52 por ciento, 1.8 por ciento menos que el año anterior, en gran medida debido a la delincuencia.
Otro factor que mantiene cerrados varios negocios en esta zona, una de las principales vías de la ciudad con un alto tránsito de vehículos, es la famosa revaluación de los inmuebles. Este fenómeno ha llevado a muchos arrendatarios a trasladar sus negocios a otras áreas, ya que los alquileres se han vuelto prácticamente impagables.
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