La pérdida de empleos originados por la pandemia generó que personas como Jesús García, quien trabajaba pintando y arreglando letreros de tiendas de servicio, buscara una oportunidad fuera de su ciudad de origen, pues llegó a Cancún procedente de la Ciudad de México por recomendación de un amigo; por lo que ha encontrado en el reciclaje de basura una manera de ganarse la vida desde hace dos años, dejando en la capital del país a su familia.
Uno de sus amigos lo alentó a venir a este destino turístico, asegurándole que aquí encontraría trabajo, por lo que no lo pensó y decidió emprender el vuelo para establecerse Cancún.
Jesús García Sánchez comentó que desde que llegó a Cancún se ha dedicado a pepenar, saca la basura de los contenedores y afirmó que encuentra de todo: “para lo que algunos es basura, para mi es un tesoro”, dijo.
Ataviado con guantes, mascarilla, camisa de manga larga, gorra y sombrero, apenas logran verse sus ojos, pues dice que le gusta mucho cuidarse del sol, debido a que su labor la realiza durante el día por varias partes de la ciudad.
Dijo que no le interesa lo que digan de él, ya que hurgar en la basura es un trabajo honrado y no le roba a nadie; sólo saca lo que ya no le sirve a los demás y comentó que ha encontrado muchas osas valiosas, juguetes casi nuevos, cartón, vidrio y objetos que lleva a las recicladoras obteniendo buenos ingresos en algunas ocasiones.
Jesús se desplaza en una moto, la cual adorno con una máscara de calavera y cuernos, le gusta presumirla pues dice que con su esfuerzo y trabajo pudo comprarla y no sólo esa sino otras, para el es un orgullo lo que hace y más porque con el dinero que gana de todo lo que encuentra puede viajar a la Ciudad de México para ver a su familia. Tiene dos hijas y a pesar que están casadas aun les da dinero, pues su obligación como padre es ayudarlas.
Dio a conocer que aunque no viaja muy seguido a la Ciudad de México cuando lo hace se va en avión y eso es lo que lo enorgullece, pues las personas jamás creerían que de la basura sale para comprar un boleto. “Me va bien gracias a Dios, me va bien, nunca me deja solo y le agradezco por todo lo que me ha dado, ha sido bueno conmigo, tengo todo lo que necesito”, señaló.
Detalló que su actividad la realiza durante las mañanas en los fraccionamientos Cielo Nuevo y Paseos del Mar; cuando el sol está más fuerte descansa y vuelve a trabajar al atardecer. Sonriente acomoda las cosas que encontró en una canastilla unida a su moto y se prepara para seguir su camino para juntar todo el dinero que pueda y así llevarlo cuando visite a su familia nuevamente en la Ciudad de México.
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HS