Ayer 25 de enero, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) de Venezuela derribó una avioneta proveniente de la isla de Cozumel, en México, que ingresó sin permiso al espacio aéreo venezolano. Según el comandante estratégico operacional de la FANB, Domingo Hernández Lárez, la aeronave era un Gulfstream bimotor blanco, con matrículas V3-GRS, y fue detectada por los radares con el transponder apagado.
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¿Por qué fue derivado?
La FANB presume que el avión era usado por los grupos transnacionales para el tráfico de drogas y armas en la frontera con Colombia. El avión fue destruido en el estado Zulia, al occidente del país, luego de que se activara un plan de defensa para neutralizar la amenaza. En las redes sociales, se difundieron imágenes del avión en pleno vuelo y de los restos de la aeronave en llamas en un terreno boscoso.
Esta no es la primera vez que Venezuela destruye aviones invasores vinculados al narcotráfico y la minería ilegal. En 2023, se contabilizaron al menos 38 aviones destruidos por las fuerzas militares venezolanas. El Gobierno de Nicolás Maduro ha denunciado presuntas conspiraciones para asesinarlo y ha desplegado su artillería de defensa en las fronteras ante las supuestas amenazas de la “ultraderecha” y el “imperio del norte”.
El incidente ha generado tensiones diplomáticas entre Venezuela y México, que han exigido una explicación sobre lo ocurrido. El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, dijo que se investigará el origen y destino de la avioneta, así como la identidad de sus ocupantes. Por su parte, el canciller venezolano, Jorge Arreaza, afirmó que se trata de un acto de soberanía y que se respetarán los protocolos internacionales.
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