Unas vacaciones en el Caribe Mexicano suelen estar llenas de momentos inolvidables, pero para la familia Orozco, originaria de Toluca, Estado de México, el cierre de su viaje estuvo marcado por el estrés y la incertidumbre.
Todo ocurrió en el Aeropuerto Internacional de Cancún (AIC), cuando una de sus integrantes no encontró su credencial de elector al momento de realizar los trámites para abordar su vuelo de regreso.
El grupo, compuesto por seis mujeres (una abuela, dos primas, dos señoras y una niña), arribó con tiempo suficiente para documentarse; sin embargo, cuando llegó el turno de una de ellas, el problema salió a la luz: su credencial no estaba por ningún lado. La situación generó una reacción inmediata en la familia, pues sin el documento podrían enfrentar dificultades para viajar.

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Incertidumbre
El nerviosismo se hizo evidente. La abuela, que había estado tranquila hasta ese momento, no tardó en mostrar su preocupación y comenzó a revisar su bolso, sacando sus cosas en busca de la mica del INE, aunque sabía que no la tenía. Las demás integrantes también abrieron sus maletas, revisando cada compartimento, vaciando neceseres y volviendo a doblar la ropa con rapidez.
Los minutos parecían pasar más lento mientras la incertidumbre crecía. La mujer, que había extraviado la credencial, trataba de recordar cuándo la vio por última vez. Se mencionó la posibilidad de que se hubiera quedado en el hotel o caído en algún momento del trayecto al aeropuerto. La idea de tener que regresar y perder el vuelo comenzó a rondar en la conversación.
En medio de la tensión, la búsqueda dio frutos. Entre las prendas de una de las maletas apareció el plástico extraviado. Un respiro de alivio recorrió a la familia. La preocupación dio paso a risas nerviosas y comentarios sobre lo cerca que estuvieron de un contratiempo mayor.
Con la situación resuelta, pudieron completar su documentación y abordar sin más inconvenientes. Aunque todo quedó en un susto, la experiencia les dejó una anécdota que, con el tiempo, seguramente recordarán con más humor que angustia.