Hasta ayer, la Fiscalía General del Estado (FGE) había emitido 131 fichas de búsqueda por personas desaparecidas en los municipios de José María Morelos, Othón P. Blanco, Bacalar y Felipe Carrillo Puerto. Aunque se consultó a la institución sobre cuántas de estas personas han sido localizadas, ya sea con vida o sin vida, no se proporcionó información al respecto.
Ayer, en Chetumal, se reportó la presunta privación de la libertad de una familia, a manos de un comando armado, en su domicilio en el fraccionamiento Flamingos IV. En la Zona Maya también se reportaron dos nuevas desapariciones. Sin embargo, los familiares de personas extraviadas en Chetumal han optado por permanecer en silencio, evitando manifestaciones o cuestionamientos hacia la FGE debido a la falta de garantías de seguridad. En muchos casos, se señala a cárteles del crimen organizado como responsables, lo que lleva a las familias a resignarse y esperar una posible liberación de sus seres queridos.
María, madre de uno de los desaparecidos en Chetumal, mantiene la esperanza de reencontrarse con su hijo, aunque han pasado ya más de 30 días desde que reportó su desaparición y la FGE no ha ofrecido seguimiento. María temía realizar movilizaciones públicas por miedo a represalias de quienes se llevaron a su hijo. El pasado 7 de julio, su hijo de 44 años salió de casa para trabajar en una obra en construcción, y tras conversar con una persona que llegó en una camioneta, desapareció. A pesar de dejar sus pertenencias, no regresó, y desde entonces se desconoce su paradero. María denunció la desaparición en la FGE, y aunque la ficha está activa, no ha recibido avances ni garantías de seguridad.
A lo largo de la semana siguiente a la desaparición de su hijo, María promovió la difusión de la ficha de búsqueda en redes sociales, pero suspendió estos esfuerzos tras recibir información de que su hijo podría haber sido víctima de la lucha entre cárteles en Chetumal. Prefirió esperar a que la FGE continúe con la investigación.
En una situación similar, Isuy, quien pidió mantenerse en el anonimato, relató que su hijo de 24 años desapareció en abril de este año. Aunque su hijo era adicto a las drogas y solía desaparecer por unos días, siempre regresaba. Tras seis días sin noticias, la mujer comenzó a buscar entre amigos y familiares sin éxito, salvo por el testimonio de alguien que lo había visto cerca de la colonia Nuevo Progreso. Cuatro meses después, la autoridad no ha proporcionado actualizaciones sobre la búsqueda y la carpeta de investigación parece estancada. Isuy decidió salir de la ciudad debido a los rumores de que los levantones son obra del crimen organizado y mantiene la ficha de búsqueda de su hijo en redes sociales, sin recibir protección de las autoridades ni información sobre el progreso de su caso.
GC