El Gobierno federal aplazó seis meses la aplicación de su nuevo impuesto a los pasajeros de cruceros. Comenzará a aplicarse el 1 de julio del 2025.
Dicho gravamen impondría un cargo adicional de 42 dólares, es decir, 860 pesos mexicanos, a cada pasajero que desembarque en las costas mexicanas. Actualmente la tarifa es de 20 dólares (408 pesos), por lo que dicho aumento significa un 213 por ciento más, lo que pone en duda la competitividad de los destinos mexicanos.
Noticia Destacada
Empresarios y más de 20 mil empleos en Cozumel en riesgo por el cobro de nuevo impuesto
La Asociación de Cruceros de la Florida y el Caribe (FCCA) anunció el aplazamiento del nuevo impuesto, que se contempla en la Ley Federal de Derechos para pasajeros de cruceros. Originalmente entraría en vigor el próximo 1 de enero, pero se pospondrá seis meses.
De acuerdo con Michele Paige, directora general del organismo, la medida alivia temporalmente a la industria; sin embargo, reconoció que afectará de manera “devastadora” al turismo de cruceros y a la economía de las comunidades costeras del país.
Destacó la necesidad de abordar las preocupaciones fundamentales de la industria y lamentó que la ley se promulgara sin consultar a la industria de cruceros, por lo que contradice los esfuerzos previos para fortalecer la relación entre México y las empresas navieras.
Al mismo tiempo, subrayó que otros destinos podrían ganar competitividad, pues ofrecen itinerarios e incentivos favorables.
Aunque el Gobierno pretendía obtener importantes beneficios económicos con dicho impuesto, éste podría, en cambio, desplomar la afluencia de hoteles flotantes en los puertos mexicanos.
Según la FCCA, la reducción del 15 por ciento en la escala de trasatlánticos supondría una pérdida de millones de dólares en excursiones y servicios locales, lo que echaría en tierra las ganancias previstas con los nuevos ingresos fiscales.
La Asociación Mexicana de Cruceros (AMEPACT) reconoció que el impacto “será desastroso”, y afectará progresivamente la economía de taxistas, guías de turistas, artesanos, meseros, empresarios gastronómicos y hasta farmacias, así como a los proveedores. Esto generará pérdida de empleos y menor recaudación fiscal para el gobierno y convertirá a la república mexicana en uno de los destinos de cruceros más caros del mundo.