Dueños de entre 35 y 40 negocios de Chetumal sortean los estragos de la llamada extorsión 'gota a gota' a manos de un grupo de colombianos que se dedica a dar préstamos a personas en crisis, con excesivos intereses que, además, cobran con amenazas de muerte o de dañar su integridad.
“Fácil somos entre 35 y 40 comercios que estamos endeudados con los colombianos sólo en el Mercado Nuevo, si juntas a la gente de los otros mercados y de los comercios ambulantes, yo creo que llegan hasta 100”, comentó N. D., comerciante de la avenida CNC.
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“Es complicado juntar el dinero que te piden, estoy atorado y con miedo; si no pago van, y queman uno de mis vehículos y me da temor que le hagan algo a mi familia, los primeros 500 pesos que junto son para ellos, apenas tengo el dinero se los entrego, ya quiero salir de ésta”.
Desde su llegada a la ciudad, a mediados del 2018, según datos recabados con autoridades policiales, la Mafia Colombiana en Chetumal dedicada al préstamo “gota a gota”, opera con total libertad, las autoridades encargadas de procurar justicia han dejado crecer a estos extorsionadores en la ciudad.
Al momento de que una persona no puede pagar el préstamo que solicitó comienzan las amenazas y el cobro de interés sobre interés, al grado de que en pocos días se convierten en deudas impagables.
“Si yo me atraso, un día, al día siguiente tengo que pagar lo atrasado, junto con el interés del 20 por ciento, es decir, si mi pago es de 500, con un día que no pague, pasa a ser de mil cien pesos, sólo con un día, pero si me atraso un segundo día, el pago es de mil 750, sólo con dos días. Ahora, imagínate la gente que se retrasó una semana”, comentó N. D.
Actualmente, con las bajas ventas y el estancamiento económico que se vive en Chetumal, las personas que les deben a los “goteros” están sumamente preocupadas, “saben que lo que sigue son las amenazas, de ahí pasan a la quema de propiedades y termina con la extorsión e incluso cediéndole propiedades”.
¿Qué les queda a los ciudadanos que tienen deudas con estas personas?, lamentablemente no mucho, las autoridades policiacas no tienen planes o estrategias para combatir estas prácticas, que posteriormente derivan en actividades delictivas; simplemente se ven atadas de manos, porque ante el temor de que les pueda pasar algo, no denuncian.
Tres años en Chetumal
La Mafia Colombiana en Chetumal comenzó a tener presencia y relevancia en el 2018. A mediados de año comenzaron a ser cada vez más repetitivos los incendios en automóviles, los casos se hacían más frecuentes y los peritajes de los bomberos señalaban que el fuego era provocado.
Como común denominador, estaba el que los afectados no denunciaban y que tenían comercios en mercados o plazas públicas, pocas semanas pasaron y salió a la luz que estos hechos eran las represalias por no pagar su deuda con los colombianos.
El sistema es sencillo y conocido como 'gota a gota', se trata de cobros diarios a intereses sumamente elevados; en caso de no hacer el pago en tiempo y forma, el interés crece de manera exponencial y, de seguir este camino, los criminales proceden a quemar vehículos o propiedades como represalia.
Según fuentes ministeriales, los colombianos dedicados a este negocio, muchas veces entran al país de manera ilegal, con pasaporte de turista, que son válidos por seis meses, o bien aprovechando la vulnerabilidad de la frontera con Belice.
Este grupo se encuentra afianzado y apoyado en células delictivas que operan en el país y en Quintana Roo, muchas de éstas tienen tratos con grupos delincuenciales colombianos, quienes a su vez mandan a su gente para que pueda establecer el “gota a gota”.
Como huella de su actividad delictiva se encuentran los automóviles incendiados; en este año, el número de unidades quemadas de manera intencional ha llegado a 25, la gran mayoría se encuentra relacionada con esta actividad delictiva, ya que las víctimas no denuncian el hecho.
Al ser considerado un acto criminal menor, las autoridades no lo investigan de oficio, se necesita una denuncia por parte del afectado para que se proceda contra los agresores, pero si no se hace la denuncia, quedan impunes y continúan realizando estos delitos con la complicidad de sus víctimas.
¿Cómo operan?
Este grupo trabaja de manera organizada y estructurada, en un principio observaban y vigilan las zonas comerciales de la ciudad, para detectar víctimas y personas con necesidad de algún préstamo.
Generalmente se mueven en motocicletas, en grupos de dos personas y de manera discreta, las primeras en ofrecer el dinero por lo regular son dos mujeres de nacionalidad colombiana, llamados “volanteras”, que ofrecen el efectivo, a pagos pequeños y diarios.
Con la popularidad que han alcanzado estos prestamistas, al grupo se han integrado sujetos que dan referencias positivas de los préstamos.
Una vez que alguna persona 'muerde el anzuelo', comienzan a funcionar los “administradores”, son los que hacen las llamadas, entregan el dinero, verifican personalmente a quién se le entrega el préstamo y se encargan de fotografiar las propiedades de la persona afectada, así también de ubicar negocios y casas, para saber de qué manera presionar.
Una vez hecho el trato, están los “cobradores”, quienes se desplazan en moto para recoger el pago de los intereses diarios, éstos por lo general son contratados y son externos a la organización, reciben aproximadamente 200 pesos diarios como salario y se les da una motocicleta para realizar esta función.
Por último están los “jefes de seguridad”, quienes se encargan de presionar con los pagos a través de amenazas y violencia, son los que queman automóviles y realizan el trabajo “sucio” de estas organizaciones, generalmente tienen conexión directa con las células delictivas de la región.
Actualmente, varios locatarios de diversos mercados han recibido mensajes de extorsión; sin embargo, la gran mayoría de los recados pertenecen a estos grupos delictivos, por lo que no realizan las denuncias ante las autoridades, ante el temor de que se encuentren coludidas con estos criminales.
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CG