
Ubicado en la carretera Escárcega-Chetumal en el municipio de Hopelchén en Campeche, se encuentra la zona arqueológica de Balamkú, el "Templo del Jaguar", la ciudad maya que abarca apenas un kilómetro cuadrado y que es reconocida por ser el guardian del "friso del universo”, pieza arqueológica de estuco policromado, única en la zona y con grabados estilizados e intercalados de jaguares, serpientes y un saurio.
El nombre del sitio deriva de las palabras mayas Balam (jaguar) y Kú (templo), significando “Templo del Jaguar”. Dicho nombre alude a uno de los jaguares plasmados en el friso de estuco modelado y policromado que corona la Sub-estructura I-A del Grupo Central, que caracteriza a esta ciudad prehispánica.
En esta estructura se contemplan cuatro escenas que hacen referencia al orden del universo y aspectos opuestos y complementarios del Inframundo. Cada representación muestra un animal con la cabeza volteada hacia atrás. Los mascarones y los jaguares expresan la riqueza conceptual de la Tierra, y los anfibios aseguran la transición entre dos mundos.
Un edificio digno de visitar es el palacio Casa de los Cuatro Reyes, cuya denominación hace referencia a los soberanos de la ciudad. Este templo pertenece a uno de los tres basamentos del Grupo Central, el cual estuvo coronado por el friso encontrado en 1990, y el cual se cree fue elaborado entre los años 550 y 650 D.C.