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Los historiadores trabajamos con los documentos, con las fuentes, y algunas de las dificultades y exigencias que tenemos es que no solamente nos corresponde interpretar lo que dicen, sino también aquello que no dicen, porque fundamentalmente o mayormente lo que se dice está organizado por lo que no se dice.

Eso explicó ayer en la Biblioteca Yucatanense Álvaro Alcántara López, profesor investigador del Centro INAH Veracruz, quien fue invitado por el Seminario de Metodología de la Historia del Ciesas Peninsular, que preside la Dra. Laura Machuca, para ofrecer una interesante conversación titulada “Las fuentes callan más de lo que dicen, pero cuentan su verdad”.

Entrando en materia, el profesor visitante dijo que “desde hace ya mucho tiempo hemos aprendido que cuando uno conversa con alguien, un discurso, lo escrito, es importante poner atención en lo que se dice y en lo que no se dice”.

-Entonces uno por ejemplo, como un historiador y como un profesional de la construcción de la memoria histórica, cuando revisa un documento, un testimonio, una entrevista con las personas, tiene que preguntarse y poner atención y organizar la información que se dice, pero en esa información expresada, hay un montón de lagunas y de información que no se dice. Alguna está implícita, pero no se comenta. Por ejemplo cuando uno tiene una situación incómoda, comenta una parte del episodio que le ocurrió, pero no comenta todo. Es como cuando dice alguien: “Tuve que llegar tarde porque tuve un accidente”.

Pero difícilmente va a decir que su contratiempo o su accidente fue pasar al baño para orinar. Eso se lo guarda. Y si eso lo llevamos a un ámbito mucho más amplio y mucho más complejo, por ejemplo, el entender qué pasó en un motín o en una rebelión, uno lee la documentación existente, y tiene entonces que preguntar qué falta, qué no está dicho, qué no cuadra de lo que le están contando. Sobre todo cuando los relatos son tan redondos, uno dice: Aquí hay gato encerrado, porque aquí algo falta, y es a partir de esa pregunta que se inicia la investigación histórica, y sobre eso vamos a conversar.

Investigación de una rebelión de indios

-¿Tiene algún ejemplo concreto?

-De lo que hablaré es de la investigación que he desarrollado con un motín, una rebelión de indios en un pueblo de Veracruz, en el siglo XVIII, en Acayucan, Veracruz, entre Coatzacoalcos y Catemaco, es un pueblo importante hoy en día, pero en el siglo XVIII, en octubre de 1787 hubo un motín de indios. Y lo que empecé a trabajar y a encontrar en los archivos, es un conjunto de información, de documentación oficial, que contaba fundamentalmente la versión de los hechos de los españoles.

Lo que me faltaba era la versión de los hechos de los propios indios. Generalmente un cierto tipo de historia suele tomar por válida en este caso la versión del mundo español. Y con eso construye y dice cómo fue, pero lo que hoy nos importa es confrontar las distintas versiones, y en ese sentido la investigación arrancó porque quería yo saber cuál habría sido la versión de los indios. Y como esa versión de los indios no quedó consignada, o por lo menos no ha llegado hasta nuestros días, había que intentar reconstruirla por otras formas.

Lo interesante del caso es que en la medida en que fui profundizando la investigación me di cuenta de que la supuesta versión española no era una única versión, y que incluso entre los españoles había por lo menos dos o tres versiones que se contraponían, y eso exacerbaba más mi curiosidad y mi interés por conocer otras versiones, por ejemplo la de los pueblos indios, donde también pude luego darme cuenta de que no había una sola versión del pueblo indio, sino que había al menos dos versiones de los hechos, y también por ejemplo la versión de los hechos de la población parda o mulata, hoy se diría genéricamente afrodescendiente.

Y lo que se plantea en la investigación es intentar reconstruir a partir de ese episodio la historia social del pueblo de Acayucan en la segunda mitad del siglo XVIII para poder entender por qué había versiones y visiones encontradas de lo que había acontecido en ese motín.

Como el historiador no está para decir quién tiene la razón, lo que hice es cribar la información. Uno tiene que cribar la información, y ubicar cada discurso, cada relato, en el contexto desde el cual se enuncia, y considerando también, pensando en quienes o para quienes se enuncia ese relato y ese discurso –concluyó el profesor investigador Álvaro Alcántara López, quien planea realizar una publicación con los resultados de este trabajo.

(Roberto López Méndez)

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