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Yucatán

El patrimonio cultural en riesgo de Ichmul, Chikindzonot, Yucatán

Lázaro Hilario Tuz Chi

Detengámonos un momento para hablar de patrimonio, a decir del concepto, de los valores universales del hombre en sus actos y formas. La manera de entender el mundo y representarlo corresponde a un valor identitario que hace propio al ser humano y lo diferencia de los demás, en ese sentido, su universo cultural se desarrolla y se transforma de acuerdo a los cánones que le dicta su tránsito por la historia. Con esta condición, hablar de patrimonio en el siglo XXI es un tema de interés, puesto que tras la salvaguarda de los valores que representan la cultura, la cosmovisión y las manifestaciones artísticas de los pueblos que los reproducen, debe y tiene que haber una verdadera decisión de aplicar bajo las reglas de protección, preservación y resguardo, estos valores patrimoniales.

De esta manera, al reproducirse en las comunidades recipiendarias de estos valores patrimoniales (materiales o inmateriales), el problema de la salvaguarda se manifiesta complejo, ya que generalmente existe el desconocimiento de las leyes que protegen de manera puntualizada los valores patrimoniales que las identifican, generando con ello cierto desinterés por preservarlas y protegerlas. Hay una evidente falta de conciencia.

Muchos de estos valores patrimoniales entran en riesgo en las comunidades y se vuelven vulnerables ante el desconocimiento pleno de su historia, pero sobre todo de su identidad. Tal parece que ante este desconocimiento de su origen se ignora el valor de éstos y se destruyen, deteriorando paulatinamente los vestigios culturales, provocando su inminente desaparición.

Ichmul es una esas comunidades que se localiza en una de las regiones de alta marginalidad, en el municipio de Chikindzonot, en cuya geografía se contienen importantes vestigios de su historia Prehispánica, Colonial y de la Guerra de Castas de 1847. Ichmul ha dejado huella en los distintos momentos de la historiografía peninsular y por ende aún conserva algunos vestigios arquitectónicos que dan fe de su importante pasado. Sus alrededor de 1,000 habitantes se dedican principalmente a la agricultura con la práctica de la milpa y la elaboración de carbón, el índice de desnutrición infantil sigue siendo crítico a decir de los datos que arrojó la última intervención sobre las condiciones socioculturales y de salud realizado en el 2018, en el proyecto universitario: UNO-2018, Pueblos de frontera, patrimonialización y marginalidad de la región suroriental de Yucatán.

Esta condición nos llevó a obtener resultados muy interesantes respecto a la situación en que se encuentra la comunidad de Ichmul, donde en los dos últimos años se ha disparado el índice de alcoholismo, pandillerismo y desintegración familiar, además de la migración, esto último, resultado de la falta de oportunidades laborales entre los jóvenes y adultos en edad de trabajar, hecho que los obliga a salir de la comunidad, dejar la milpa y buscar nuevos horizontes como ayudantes de albañil tanto en Mérida como en la Riviera Maya. Además, es preciso indicar que existe un desconocimiento de su patrimonio que se refleja en el desinterés de las autoridades comunitarias por la preservación, el resguardo y el cuidado de su legado cultural arquitectónico e histórico, puesto que en las intervenciones de campo, recorridos y levantamientos a través de la observación participativa, se localizaron dentro de la comunidad importantes sitios y áreas tanto de origen prehispánico como colonial, que ya comienzan a resentir los efectos de la modernidad, ante el desinterés por valorar y preservar el patrimonio cultural material, generando con ello su inminente desaparición.

Edificios y paredes coloniales colapsadas, montículos excavados con el objetivo de construir sobre ellos modernas casas de mampostería, son el panorama cotidiano de la comunidad a vista y paciencia de las autoridades locales, lo que de algún modo genera también que quienes incurren en estos actos actúen con total impunidad contribuyendo con ello a la pérdida final de los vestigios históricos que en algún momento le dieron su lugar histórico a este tan importante sitio, cuna de la gran peregrinación anual de fieles que veneran al Cristo Negro de Ichmul o Cristo de las Ampollas.

En ese sentido, si consideramos que la ley que protege los bienes patrimoniales es letra muerta en esta comunidad, no es por la resistencia de las autoridades propiamente dichas en conocer la ley y respetarla, más bien es el desinterés mezquino de las autoridades locales en turno (llámese comisario municipal) que sin un pleno conocimiento de la ley de salvaguarda del patrimonio cultural evitan en todo acto referir el tema, aludiendo en todo caso un desconocimiento de la ley y haciendo valer su “ley” escrita y aplicada a modo cual “ley de Herodes”. Esta situación debe terminar y nuestro patrimonio debe respetarse y valorarse para su conservación y difusión, como parte del legado de la cultura maya.

*Doctor en Antropología de Iberoamérica y profesor investigador titular de la Universidad de Oriente. Integrante del Colectivo Disyuntivas

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