Paleteros caminan muchos kilómetros para promover sus productos

Por la ola de calor, las paletas y los bolis figuran entre los productos con mayor demanda, aunque quienes los venden trabajan jornadas de casi diez horas, lapso en el que caminan varios kilómetros.

El despachador de la paletería El Lucerito nos comentó que don Feliciano, al que lamentablemente no pudimos encontrar, camina todos los días de Mérida a la hacienda Teya.

Por su parte, Anahí Córdoba Jiménez adquirió en la citada paletería unos 80 bolis y unas 30 paletas con el fin de revenderlas; ella vive en la colonia México de esta ciudad y desde hace cinco años, todos los días camina de la Ermita de Santa Isabel hasta el sector norte de la ciudad.

Durante el trayecto se detiene en parques, avenidas y escuelas donde pregona sus productos, aunque en ocasiones los inspectores de la comuna sólo les permiten pararse unos instantes.

Por su parte, Rigoberto nos comentó que vive en San José Tzal y que desde hace diez años se dedica a la venta de bolis y paletas. Se levanta temprano, desayuna y se traslada a Mérida a comprar su mercancía y de nueve de la mañana a cuatro o cinco de la tarde recorre parques y mercados del centro y cuando comienza a atardecer lo promueve mientras se dirige a su domicilio.

Aseguró que en temporadas calurosas como la actual logra vender hasta 500 pesos o más, de los cuales una tercera parte es para el patrón.

También dijo que en ocasiones extraordinarias gana hasta 400 pesos diarios.

Por otra parte, dijo que en la época de lluvias o cuando hay baja temperatura y, por ende, disminuye la demanda de bolis y paletas, entonces se dedica a buscar trabajo como albañil, jardinero o cualquier chamba para no quedarse en su casa a perder el tiempo.

—De hecho gano mejor como albañil, pero desafortunadamente no siempre hay trabajo; por esa razón aprendí a elaborar bolis y paletas, pero lo dejé de hacer porque me resulta más fácil comprarlos en la fábrica y así como me ve ahora en el parque de San Juan me pueden encontrar en Santiago, en el parque de la Paz, en el Centenario o en las inmediaciones del mercado San Benito, pues no tengo una ruta definida y voy a donde mi instinto me indique, finalizó.

(Víctor Lara Martínez)