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La Equidad de Género

Ana María Ancona Teigell

“No son dos sexos superiores oinferiores el uno al otro; sondistintos”.Gregorio Marañon

Mucho se ha hablado sobre este tema, que sigue siendo un reto para todos los países del mundo, sobre todo en México. Es una de las grandes luchas que tenemos todos los días para ofrecerle a las personas, independientemente de su género, las mismas oportunidades y tratamientos para garantizar el acceso a sus derechos, así como el uso de los bienes y servicios de una comunidad.

A lo largo de los años se ha visto que la mujer sigue siendo el sector más discriminado y su rol en la sociedad es diferente al del hombre, ya que se sigue pensando que sólo está capacitada para las labores del hogar y la familia. Sin embargo, las mujeres han demostrado que poseen capacidades y habilidades en el ámbito económico, político, cultural y social, pero que a pesar de los avances, siguen luchando constantemente por la existencia de grupos donde se evidencia una falta de equidad de género.

La equidad está vinculada a la justicia, imparcialidad e igualdad social: tienen que existir las mismas oportunidades tanto para el hombre como para la mujer en todos los ámbitos, y es obligación de los Estados vigilar para que los recursos sean asignados de manera igualitaria. Es un derecho humano y un respeto a la dignidad de hombres y mujeres, más allá de las diferencias físicas.

La educación es muy importante porque combate la ignorancia que sufre la mayoría de niños, jóvenes y adultos en nuestro país, lo que les impide conocer sus derechos fundamentales y luchar por ellos. Esto influye en mayor medida en las mujeres que son víctimas de discriminación.

En nuestras sociedades todavía persiste la desigualdad de género, porque las mujeres reciben salarios más bajos que los hombres, presentan mayores dificultades al acceder a posiciones de poder, lo que refleja que en la mayoría de las decisiones que se toman, las preferencias de los hombres están por encima de los de las mujeres. A pesar de que estamos viviendo en la era de la tecnología y el feminismo, la equidad de género no se ha logrado por completo en ningún país del mundo. Aunque es cierto que en los países desarrollados se pueden observar significativos avances, todavía son muy visibles las diferencias en el acceso a las posiciones de poder e igualdad de oportunidades en el desarrollo personal, así como otros aspectos complicados de medir, como la violencia psicológica.

Esto debería de ser prioridad en las agendas de todos los gobiernos, para tomar muy en serio la equidad de género, porque mejoraría las condiciones económicas, políticas y sociales de la ciudadanía en conjunto. Hay que promover el desarrollo de las aptitudes de las mujeres, permitirles el fácil acceso a los ámbitos políticos, sociales, económicos y culturales, y proteger su integridad física.

Hay que investigar a fondo los roles que juegan los hombres en sus relaciones, para transformar la percepción que tienen de ellos y con respecto a las mujeres. Porque la masculinidad en la sociedad mexicana se relaciona con la violencia contra la mujer y la desigualdad de género.

Hay que crear cambios culturales a través de las ideas de género y la masculinidad, que se originan en los niños dentro del seno familiar y que influyen en su formación hacia la etapa adulta. Por eso, la mayoría de los hombres tiene un punto extremista en la construcción de género, lo que les da una actitud de poder y dominio ante la mujer y cometen actos violentos contra ellas, como homicidios, feminicidios, violaciones, violencia intrafamiliar de todo tipo.

Para fortalecer la equidad de género hay que promulgar leyes que cambien la mentalidad machista, como las leyes contra la violencia doméstica y la violencia de género de todo tipo. Tipificándolas como delitos graves y recrudeciendo las condenas.

Todos tenemos una gran responsabilidad diaria en la lucha por la equidad de género, tratándonos con respeto y valorando el trabajo no remunerado en los hogares. Los niños que crecen en familias donde ambos padres comparten las responsabilidades de casa tienen más posibilidades en su etapa adulta de reproducir relaciones equitativas.

Los juegos, lecturas, actividades que no les permiten a los niños realizarlas porque son para varones o mujeres, harán que escojan profesiones que sólo sean para niñas o niños. No permitir que desprecien, hablen mal o discriminen a una niña por su raza, creencias, estatus social, cultura, religión, sino educar a los niños a tratarlas como sus iguales, con las mismas capacidades y aptitudes que ellos.

Hay que construir sociedades igualitarias, donde las niñas no crezcan en desventaja con relación a los niños, y esta educación comienza en casa. Hay que apoyar a las niñas a conocer sus capacidades, aspiraciones, para alcanzar sus ambiciones. Sólo así podremos ir forjando una sociedad igualitaria con equidad de género.

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