Síguenos

Última hora

Obispo de Campeche llama a colaborar para que vuelva la paz

Yucatán

Ecos de mi tierra

Luis Carlos Coto Mederos

Juan Cristóbal Nápoles y Fajardo

XVI

577

A Rufina

Desde un ingenio

Aquí me tienes, chinita,

en este grandioso ingenio,

merced a mi alegre genio

pasando vida exquisita.

Mientras mi pecho palpita

te canto con voz de tuba,

porque aquí todo coadyuva

a que bien mi lira vibre,

y respiro el aire libre

de los campos de mi Cuba.

De noche cuando me acuesto

me embeleso y ¡ay de mí!

me pongo a pensar en ti

de mi cansancio repuesto.

Nada encuentro aquí molesto,

todo me alegra y agrada,

oigo la bulla animada

de los duchos carreteros,

las voces de los paileros

y el rumor de la negrada.

Como yo aquí, mi cubana,

con negro afán nunca lucho,

me levanto cuando escucho

el toque de la campana;

A las seis de la mañana

el café suelo tomar,

y silbando sin cesar

lo mismo que un clarinete,

arrebato mi machete

y me voy a trabajar.

Aquí se dobla una caña,

allá un matojo se tiende,

y de trozos se suspende

una pila ya tamaña:

La gente que me acompaña

se anima al ver mi destreza,

hacia el corte se endereza

con loca festinación,

y a echar trozos al montón

con loco furor empieza.

Yo trabajo concibiendo

felices y alegres planes,

en tanto que los gañanes

van la caña recogiendo:

Al son del terrible estruendo

se alzan grandes polvaredas,

y entre verdes arboledas

de plátanos y mameyes

tiran valientes los bueyes

y crujen ejes y ruedas.

Brilla el sol, sopla el terral,

la atmósfera está serena;

y a cada instante resuena

la cuarta del mayoral.

Inmenso cañaveral

se extiende verde y sereno,

le acometemos de lleno

formando varios piquetes,

y al golpe de los machetes

dejamos limpio el terreno.

Por lo dicho, prenda mía,

ya te puedes figurar

en lo que suelo pasar

toda la noche y el día;

Es completa mi alegría,

es cabal mi bienandanza,

y según el tiempo avanza

y se acerca el mes entrante,

de tener plata bastante

alimento la esperanza.

Sólo tengo el sentimiento

de encontrarme de ti ausente,

sin ver tu espaciosa frente,

sin oír tu dulce acento:

Mas ningún mal pensamiento

viene mi dicha a turbar,

pues nunca puedo dudar

que tu amor, que es mi consuelo,

es tan puro como el cielo,

tan inmenso como el mar.

Adiós, pues, adiós, adiós,

adorada prenda mía,

adiós hasta el fausto día

en que nos veamos los dos;

ya voy de la cama en pos,

porque tengo mucho sueño

y con el mayor empeño

voy a trabajar mañana:

Adiós, mi dulce cubana,

bella de rostro trigueño.

Siguiente noticia

Encuentros de futbol 6