“Por cada gobernante insensato, hay millones de humanos decididos a preservar la vida, la tolerancia y la convivencia”, afirmó ayer el ex Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos Calderón, en la inauguración de la Cumbre Mundial de los Premios Nobel de la Paz.
“Por cada terrorista cegado por el odio, hay millones que desean una sociedad justa en la que se valore la diversidad como la mayor riqueza”, agregó el político colombiano al hablar a nombre de los laureados.
“No estamos acá para darnos palmaditas en la espalda y decir que todo está bien, estamos acá para dejar nuestra marca por la paz e invitar a otros a que se unan a este nobilísimo propósito”, refirió ante el Gobernador Mauricio Vila Dosal.
“En Colombia la unión de las voces produjo un aire renovador de esperanza, que nuestro trabajo en Mérida, acogedora y festiva, nos permita avanzar y dar un mensaje en el futuro, buscar la paz es defender la vida y eso es la causa común, la más importante que existe”.
Santos Calderón recordó la firma del acuerdo que puso fin a la guerrilla de las FARC, “algo doloroso, de más de medio siglo, con 8 millones de víctimas y 250 mil muertos” y anotó que hace dos años, en esos días, pasaba algo maravilloso, los combatientes se concentraban en esa zona para la reincorporación al país, eran tiempos de esperanza y de desafíos y lo pactado se cumplió, las armas se entregaron, se hicieron tres monumentos a la paz, más de mil guerrilleros se unieron al proceso y las FARC se convirtieron en un partido político”.
Bocanada de oxígeno
Dijo que de eso se trata la paz, de cambiar las armas por la palabra, las balas por los votos, cada que eso ocurre la humanidad recupera una parcela de futuro. “Preocupa que algunos quieran volver, la inmensa mayoría está cumpliendo su palabra y quieren vivir en un país en paz, y así será, los colombianos no permitiremos que nadie nos robe el derecho a la paz”.
El ex Presidente de Colombia dijo que la Cumbre de Bogotá fue una bocanada de oxígeno para eso que iniciábamos, sobre todo para los jóvenes, por eso me alegro tanto estar hoy en Mérida, en México tan cercano a mis afectos, para comprobar que el mensaje sigue convocando, inspirando y transformando sociedades.
Sin embargo, anotó que hay líderes en diversas partes del planeta empeñados en cerrar puertas y dar al traste con acuerdos, migrantes tratados como delincuentes, guerras comerciales que tienen en vilo la economía mundial, las selvas amazónicas incendiadas ante la mirara permisiva de quienes deberían protegerlas.
“Es la historia de siempre, pasos adelante y atrás, por eso estamos en Mérida para decir al mundo que no podemos, no vamos a desfallecer en la búsqueda de la paz entre pueblos y seres humanos con la naturaleza, con la madre tierra”, indicó.
Falta de traductores
Por su parte, Rigoberta Menchú Tun se quejó de la falta de traductores del maya quiché en la Cumbre. “Este es el maya quiché y no tenemos traducción”, puntualizó al dar la bienvenida “a esta Cumbre de los colegas Premios Nobel de la Paz en esta sagrada tierra ante un día sagrado que marca en el sagrado calendario maya la diez energías del amanecer”.
“Aquí estamos para renovar nuestras energías, saludar a hermanos y hermanas que todos los días dedican su vida para una cultura de paz, para construir una paz como la referencia más importante de la educación, de la dignidad humana, pero la más importante de la plenitud de la vida, la convicción de la madre tierra, nuestra salud espiritual, mental y social y nos hace posible ser personas gradecidas”, dijo.
Anotó que “estamos como la gran familia de don Alfredo Nobel, que el día que instauró el premio pensó en la lucha de por vida y no sólo de una época o de un momento, por eso estamos acá los que dedicamos la vida al respeto mutuo entre hombres, mujeres, pueblos, en las generaciones, estamos acá porque creemos en la lucha contra los crímenes de lesa humanidad”.
Rigoberta señaló: “Decimos no a la intolerancia, la falta de respeto, el racismo, y la falta de valoración del ser humano como ser prodigioso. Venimos a Mérida, a Yucatán, a México, venimos a Mesoamérica y en el corazón de la América Latina para renovar la agenda común por la paz, para animar a todos los hombres y mujeres que desde sus trincheras, comunidades, campos, luchan día a día por la dignidad del planeta, la dignidad humana.
Afirmó que, desde aquí, decimos no a la esclavitud contemporánea que azota la vida de hombres y mujeres, que afecta la vida de los jóvenes que no encuentran trabajo y que son usados como esclavos.
Huella de optimismo
“Pero estamos para dejar una huella de optimismo, queremos llamar a la juventud que impulse, renovar su amistad entre colegas, nos vemos en distintos rincones, a veces tenemos tiempo de darnos un abrazo, de saber cómo está la salud, pero no siempre tenemos tiempo de intercambiar un saludo y una renovación de agendas comunes”.
Refirió que Alfred Nobel dejó una presea, pero lo que vale es la lucha contra las cosas malas que hacen daño a la sociedad y a las futuras generaciones, no desmayen y hagan de esta Cumbre una emoción para renovar sus agendas.
(Rafael Gómez Chi)