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Yucatán

Habitantes de Cheumán y Noc Ac viven entre el agua tras el paso del Huracán Delta

Para los pobladores de Cheumán y Noc Ac el Huracán Delta vino a cambiar su forma de vida.
Desde hace más de cinco días el agua cubre el patio y rodea la construcción. Foto: Víctor Gijón
Desde hace más de cinco días el agua cubre el patio y rodea la construcción. Foto: Víctor Gijón

Cheumán y Noc Ac, comisarías de Mérida, donde familias precarias enfrentan los estragos de las recientes tormentas tropicales y el Huracán Delta

Con el paso de las tormentas tropicales y el huracán, a la casa de doña María Elidé Cauich Moo, ubicada en la calle 18 por 21, sin número, de Cheumán, le entró el agua por abajo y por arriba.

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Por abajo debido a la inundación y, por arriba, a causa de la lluvia que se colaba entre las láminas rotas del techo de su sala.

El caso es que su casa, que ya se había repuesto de las inundaciones causadas hace pocos meses por la Tormenta Tropical Cristóbal, se volvió a inundar desde las primeras lluvias de la Tormenta Tropical Gamma y quedó peor con las del Huracán Delta, entonces ahora, para salir, tienen que pasar por un tramo de agua que tiene medio metro de profundidad.

No es el único problema, pues si bien pudo sacar el agua de su sala, la de su cocina, como tiene el piso más bajo, se quedó allá desde el inicio, hace más de 5 días, igual que toda el agua que cubre el patio y rodea la construcción.

Doña María Elidé dijo que otras veces, cuando cae la lluvia, no se queda así el agua tantos días.

Ella tiene 63 años y su esposo 64, pero como es campesino trabaja de lo que salga el pobre, y vende leña que corta en el monte, pero ahorita, como el monte está inundado, no ha podido ir a cortarla.

–¿Qué vamos a hacer?, pregunta, y relata que ayer, por el viernes, como pudo sancochó un poco de arroz y le puso un poco de harina de maíz para que quedara como un atole y eso comieron porque no tenían nada más.

Todos tristes

Otra vecina damnificada, doña Aurora Cauich de Moo, de 43 años y madre de tres hijos, reveló que en su familia todos están tristes por la forma en que están viviendo, pero enseguida rectificó: bueno, mis dos patos no. Los llevé al fondo del patio y están arriba de una laja, pero de vez en cuando hasta aprovechan y se bajan a nadar.

Dijo también que el único cuarto seco que tienen es el refugio de siete personas: ella, su esposo, sus dos hijas muchachitas estudiantes del Cobay de Caucel, un hijo estudiante de secundaria, su madre de 83 años y un hermano soltero de más de 50.

Todo lo demás está inundado y a sus problemas se añade que no se puede usar el baño, porque la fosa séptica se llenó de agua. Las autoridades municipales les pusieron un baño portátil, pero como tenían que buscar un lugar seco, les queda lejos de su casa y tienen que atravesar la inundación que rodea su casa para poder llegar a la banqueta y de allá caminar hasta donde está.

Hay que comentar, además, que el pozo de su casa, sobre el que pasa la albarrada que divide la calle de su predio, estaba completamente lleno. Es decir, que el nivel del agua del manto freático, que por ejemplo en Mérida se encuentra a una profundidad de 8 metros, allá subió hasta la superficie, al nivel del suelo.

Se encierran desde las 6

Doña Aurora nos dijo que desde las 6 de la tarde se encierran y no vuelven a salir sino hasta el día siguiente, porque si de día el agua se ve tranquila y en algunas partes hasta transparente, de noche se ve todo muy tenebroso, porque está oscuro y empiezan a salir alimañas de todo tipo, desde chihuoes (tarántulas) hasta alacranes y víboras. Dice que no sabe si estos animales vivían por ahí o si llegaron del monte con las lluvias, pero tienen que cuidarse de ellos y, como no hay luz, no los ven. Otro problema es que, con la inundación, el pueblo entero y el monte se volvieron un criadero de moscos enormes, que están por todos lados y ya no sólo atacan de tarde y noche, sino todo el día.

Peticiones al Gobernador

Doña Aurora Cauich dijo que tiene varias peticiones para el Gobernador Mauricio Vila: Que por favor mande una pipa para desagüar su terreno. Que les mande algo de comer, porque no pueden ni cocinar y que vea que los maestros comprendan que sus hijos no pueden entregar a tiempo las tareas –igual están otros niños y muchachos de otras familias–, porque como su esposo es ayudante de albañil y no tiene trabajo desde que empezaron estas lluvias, no tienen dinero para las recargas del teléfono celular y además se va la señal de Internet.

Mostrando en su rostro una profunda tristeza, dice que cuando amanece quisiera no abrir los ojos ni levantarse, quisiera olvidar que está pasando todo eso, olvidarse de que va a tener que caminar con el agua hasta las rodillas, de que no va a poder cocinar porque su cocina está completamente inundada, de que están comiendo muy poco porque, aunque el Ayuntamiento está enviando comida, no es suficiente para todos y tienen que completar su alimentación con algunas galletas.

Pero si a su casa le fue mal, a la de su madre, doña Amparo, de 83 años, le fue peor, pues se inundó por completo desde el inicio de las lluvias y sigue así. Por eso ella le tuvo que dar espacio en el único cuarto seco de su casa.

Carretera sin pasos de agua

Cuenta que antes, por ejemplo, con los huracanes Gilberto y con Isidoro nunca se inundó tanto ni duró tanto la inundación, y atribuye la permanencia de las aguas a que a la nueva carretera de Cheumán a Noc Ac no le hicieron pasos para que el agua siga su camino al monte, y como está alta, cuando llueve el agua se va quedando en el pueblo y va subiendo más la inundación.

Otro problema que tienen es el casco de una hacienda situada en el centro de Cheumán y enfrente de su casa, que está en completo abandono y es nido de víboras y alimañas, y cuando caen las lluvias se vuelve también criadero de moscos.

–De allá salen las víboras –aseguró.

25 familias damnificadas

Por su parte, Luis Alejandro Pérez Canché, comisario municipal de Cheumán, dijo que son 25 las familias que están damnificadas por las inundaciones desde hace una semana y que, en dos albergues, el del edificio de la comisaría y el de la Escuela Primaria “Miguel Hidalgo y Costilla”, tienen a 4 familias que ya no pudieron quedarse en sus casas.

Dijo también que el agua que toman en Cheumán es la que viene por el tubo y la extraen de un depósito que no se ha contaminado, porque está en una parte que no se inundó.

En Noc Ac

Por su parte, la joven preparatoriana Yedid Chuc Palomar, de 19 años y recién llegada a Cheumán desde Noc Ac, describió la situación terrible en que se  encuentra esa población, pues está totalmente inundada con mucho más de medio metro de agua por todos lados y en todas las casas, y lo peor es que sigue subiendo el nivel de la inundación no sólo porque está bajando el agua del monte al pueblo, sino también porque está rebosando un cenote que se encuentra por el camino que sale de la iglesia, y que echa para afuera grandes borbotones de agua.

Es tan grave la situación –contó– que los animales de patio, los perros y los gatos, duermen sobre las albarradas porque no hay otro punto seco.

Yedid dijo que en Noc Ac hay familias que están sobre los techos de sus casas, y que mucha gente no tiene alimentos suficientes y les falta agua para tomar. Asimismo, contó que para salir de Noc Ac tuvo que bogar agua que le llegaba arriba de las rodillas y lo hizo empujando un triciclo en el que iban sus dos perros, Ron y Shira, porque en Noc Ac se le podían ahogar, como ha pasado con otros animales.

–Era la única forma de salvarlos –dijo al bajarlos en casa de su abuela.

Igualmente manifestó que en Noc Ac hay muchas alimañas y víboras que andan nadando en el agua, por lo que la gente ya no sabe qué hacer.

Por Roberto López Méndez

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