Tras ocho meses en inactividad total y con deudas que para algunos ascienden hasta los 200 mil pesos por el pago de renta de un negocio detenido, las cantinas de Yucatán tienen un respiro que les permite pensar en una salvación, explicó su líder, Gabriel Valladares Valencia.
El presidente de la Unión de Cantineros de Yucatán, aseguró que el sector está viviendo una crisis sin precedente, indicó que en noviembre se cumplieron ocho meses de que por la contingencia sanitaria por el coronavirus cerraron sus negocios y el panorama que se está viviendo en este sector, del cual dependen miles de familias de manera directa e indirecta, es incierta.
En entrevista con POR ESTO!, Valladares dijo que agradece a las autoridades el haber permitido que los negocios puedan funcionar, no como bares o cantinas, sino como restaurantes, lo que representa un respiro para el giro.
“Estoy seguro que el sector más afectado fue este giro, ya que nuestro cierre fue total, no tuvimos oportunidad de operar aunque sea de manera parcial desde marzo”.
Indicó que la agrupación que representa es de aproximadamente 80 empresarios del ramo cantinero, cuyos negocios se encuentran en su mayoría en el primer y segundo cuadro de la ciudad, colonias aledañas al centro, y algunos de otros municipios de Yucatán.
“Sólo en el primer y segundo cuadro de la ciudad empleamos de manera directa a unas 1 mil 500 a 2 mil personas. En total, en el ramo cantinero existen 600 licencias aproximadamente, que dan sustento a unas 15 mil personas, es decir, 15 mil familias dependen de manera directa”.
También son consumidores
Agregó que son parte importante de la cadena productiva, debido a que compran la mayoría de sus insumos en los mercados municipales y comercios del centro, en donde convergen los sectores más vulnerables de la población.
Asimismo, indicó que los negocios contratan a músicos y cómicos regionales para diversión de sus clientes, por lo cual el impacto económico del sector es grande.
Recordó que a diferencia de otros giros, cerraron 15 días antes de que se decretará el cierre comercial en Yucatán, y en todos estos meses no tuvieron la posibilidad de laborar de ninguna manera, ni de vender comida, como sí lo hicieron los restaurantes.
“Por eso los del gremio no entendíamos cuando los restauranteros exigían vender alcohol, hasta nosotros fuimos respetuosos de las disposiciones, y es que nosotros sí ha sido un cierre total sin posibilidad alguna de ingresos”.
Indicó que han sido meses muy duros, ya que el mes de noviembre son ocho meses que estuvimos completamente cerrados, logramos subsistir algunos rompiendo nuestro cochinito, gastando nuestros ahorros y otros vendiendo pertenencias.
Aseguró que el mayor impacto fue para los empleados que viven al día.
“Los apoyamos todo lo que pudimos y la verdad que los empleados se portaron a la altura, llegamos a acuerdos porque pues mantener esa carga salarial ocho meses es imposible”.
Valladares Valencia indicó que desde el cierre el panorama es incierto y sombrío para el ramo, debido a que son varios los establecimientos que no saben si van a poder volver a operar.
El líder cantinero, explicó que la licencia no se pierde, pero muchos agremiados son arrendatarios, y se habla de pagos muy altos.
“Hay algunos que tienen deudas de hasta 200 mil pesos”, explicó y dijo que por ello se complica la situación.
El 90% sigue afectado
Aseveró que tras las primeras semanas de reactivación sólo el 10 por ciento de los empresarios del grupo reabrieron sus negocios, algunos de ellos cuentan con más de una licencia, lo que les permite reactivarse en varios puntos.
Sin embargo, del 90 por ciento que no retomó actividades, la mayoría mencionó que ya ha puesto en renta los locales.
Indicó que ahora, en noviembre, con la tercera reapertura económica de Yucatán se les otorgó permiso temporal para laborar, no como cantinas, sino como restaurantes con la venta de bebidas.
Explicó que con la pandemia el mundo cambió por lo cual se tienen que adaptar a ese cambio para subsistir en tanto surja la vacuna.
Aunque confesó que la reconversión de cantinas a restaurantes no es algo nuevo para el gremio en Yucatán, debido a que por tradición como cortesía se ofrecen guisos tradicionales como, frijol con puerco, puchero, tacos de cochinita, relleno negro, empanadas, chayitas, además de las tradicionales botanas.
“Somos el único Estado en el país que maneja esa cortesía, por lo que la mayoría de las cantinas de Yucatán cuentan con cocinas para poder laborar en la nueva modalidad, el gran reto será la adaptación a la cantidad de alcohol que podemos expedir”.
Explicó que se tienen que apegar al reglamento para los restaurantes, es decir, no se pueden servir litros, megas, ni nada que lleve al consumo excesivo.
“Queremos poder reactivar nuestra economía y la de miles de trabajadores y sus familias que dependen de este giro”.
Presumen aplicación de medidas
Indicó que los negocios son 100 por ciento seguros debido a que se siguen estrictas medidas de higiene, como uso obligatorio de cubrebocas, aplicación de gel antibacterial, toma de temperatura, tapete sanatizante y registro de asistentes.
Aseguró que la afluencia no es como antes de la pandemia probablemente porque la gente no tiene ingresos.
“La verdad es que los que acuden son respetuosos y asisten cumpliendo con las medidas de limpieza”, dijo.
Recordó que no es una reactivación social, sino económica por lo cual es importante seguir al pie de la letra las medidas sanitarias esto para evitar el incremento en el número de contagios.
“Cerrar la economía de nuevo sería catastrófico, no sólo para nuestro giro, sino para todos”, advirtió.
Por David Chan Caamal