Tekax, ubicado en el cono Sur, es el municipio con la mayor cantidad de casos de zoofilia o abusos sexuales contra animales en Yucatán.
En lo que va del año son 16 las denuncias que se han recibido en alguna de las agencias del Ministerio Público de Yucatán, siete de estas se han registrado en dos municipios ubicados en el Sur del estado.
De estas cuatro han sido en Tekax y tres en Ticul, lo que representa que el 43.5 por ciento de los casos registrados en todo lo ancho y largo del estado, los concentran dos municipios ubicados en el Sur de Yucatán.
En un total de siete municipios de Yucatán se han registrado denuncias por ataques sexuales contra animales, en especial perros.
De las 16 denuncias, cuatro ocurrieron en Tekax, tres en Ticul y Kanasín, dos en Izamal, y una en Umán, Hunucmá y Tizimín.
De acuerdo a datos de la Fiscalía General del Estado (FGE), en todos los casos las denuncias están en proceso de investigación esto con base a la Ley para la erradicación del maltrato animal en Yucatán.
Por su parte Silvia Cortés Castillo, fundadora del refugio y protectora de animales “Evolución Yucatán”, indicó que los ataques sexuales contra animales en el interior del estado es más común de lo que se cree, el problema indicó es que no se denuncia o simplemente el animal luego de ser víctima de zoofilia muere.
Explicó que en comunidades de Yucatán a esta práctica se le conoce como “mata pavitas o mata pavitos” y que para algunos jóvenes y adultos es diversión.
En su gran mayoría las víctimas son de su misma propiedad por lo cual difícilmente se puede denunciar y en un gran porcentaje de los ataques los animales fallecen por lo cual no existe cuerpo del delito.
Indicó que lo peligroso del caso es que muchos de ellos son delincuentes en potencia, debido a que del maltrato animal pueden pasar al abuso sexual de niños o personas vulnerables.
“Hay estudios donde se comprueba este patrón, de los ataques contra animales pasan a los humanos, por ello es urgente que las autoridades pongan freno a los abusos, aplicando la ley”.
Por David Chan Caamal