Ayer domingo no se observaron aglomeraciones en los panteones, de hecho la fluctuación de la población fue mínima en el Cementerio General y Florido, mientras que en el de Xoclán, la confluencia fue un poco mayor, todo transcurrió en orden, las personas que acudieron resaltaron las medidas de bioseguridad implementadas consistentes en tres puntos para la distribución del gel antibacterial, así como la toma de temperatura correspondiente.
Los asistentes al cementerio se congratularon de que se abriera la posibilidad de poder acceder a los cementerios, ya que tenían incertidumbre por romper la tradición. Debido a que los panteones estuvieron cerrados durante toda la pandemia, y no se ha confirmado si permanecerán abiertos, los meridanos aprovecharon para visitar a sus familiares, limpiaron las tumbas y dejaron la típica ofrenda foral para darles la bienvenida.
La señora Alejandra Carrillo señala que acudió con mucho gusto, fue a visitar a su abuelita y a su hermanita, “mi mamá quería venir, pero ya tiene más de 70 años, y leímos que no pueden pasar los adultos mayores, pero yo les traje sus flores.” La presencia de elementos de la policía municipal y estatal fue vista con buenos ojos por la entrevistada, quien reconoció la importancia de estas medidas para evitar los contagios.
Un señor que pidió pasar como anónimo concluyó su visita con un mal sabor de boca debido al pésimo estado en el que se encuentra el camposanto en Xoclán, “está todo sucio, le reclamó al personal del Ayuntamiento que ahí se encontraba, le pidieron acompañarlo para determinar el lugar exacto, pero se rehusó. “Lo más bonito es que están cobrando, anuncian que está muy bonito, pero de nada sirve, está hecho un asco en la sección L e I”.
Malbaratan las flores
A la altura de las oficinas donde está el arco sanitario, se ubicaron tres vendedoras de flores, una de ellas reconoció que llegan desde las 6 de la mañana para hacer los ramos, aunque no le están ganando tanto, prefieren darlos baratos y que se vendan a quedarse con el producto.
Zona de reencuentros
Eliazar Dzul acudió a visitar la tumba de su papá, tenía la idea de que no podría acudir a hacer la visita, por lo que le dio mucha alegría saber que se abriría el cementerio, él acostumbra a visitar cada quince días el camposanto, por lo que ha sido difícil este periodo, recuerda que en su casa tiene un altar con flores, y veladoras, ahí no le falta nada, pero también le gusta estar al pendiente del sepulcro. Se dedicó a la faena, limpiar, lava, colocar flores, advirtió que ya le hace falta un poco de pintura a la bóveda, pero eso será en otra ocasión.
Se pudo observar que varias familias llevaban no sólo flores, sino que sabían que debían ir con los aditamentos necesarios para poder poner en orden el sitio donde descansan sus familiares, hubo quienes incluso se dedicaron a pintar el lugar para darle una bienvenida más cálida a las ánimas.
Retoma su trabajo
Hay una alternativa al trabajo de mantenimiento, el señor Gamaliel Isaías Peraza se dedica a estos trabajos, confirma que desde que se cerraron los panteones se quedó sin trabajo, apenas el pasado jueves regresó a estas labores, en estos días ha ganado unos tres mil pesos, limpiando, desyerbando las tumbas. También se dedica a pintarlas, resanarlas y lo que le soliciten, recuerda que en años anteriores con el trabajo que realiza durante esta temporada llega a embolsarse unos 10 mil pesos, ahora sí siente afortunado de que hayan abierto el panteón.
Comentó que durante estos meses trabajó como pintor, pero no le conviene ese trabajo porque está muy retirado de su casa y no gana tan bien como en el cementerio, porque la muerte es también un negocio. Recientemente le han permitido entrar a arreglar ciertos sepulcros los domingos, de manera tal que tiene un ingreso de fluctúa entre los 400 y 600 pesos, la dinámica es muy digital, toma una foto de la cripta para que el dueño constate las condiciones, y defina qué trabajo se realizará, al final envía otra foto con el resultado.
Por Karla Regina Aguilar