Familias de la autodenominada invasión Roble Unión no tienen planes para pasar la navidad ni el año nuevo, pero esperan poder tener algo para cenar, aunque temen ser desalojadas o perder sus casas si no están presentes; señalan que la situación económica que actualmente viven se agravaría en caso de que se quedaran sin un espacio para vivir.
Los vecinos negaron que hasta hoy hayan sido desalojados y confían en que el IVEY pueda legalizar la propiedad de los terrenos el próximo año, pero también existen rumores de que en estas fechas sea cuando aumenten los invasores y podrían perder sus espacios, unos de manera gratuita, otros por un pago de tres mil pesos, como es el caso de la señora Noemí Saucedo, quien hace unos días adquirió su terreno a ese precio.
“Aquí, lamentablemente con el coronavirus, la pasamos muy difícil porque no hay la posibilidad de salir adelante económicamente, pero ahí la estamos pasando con lo que se puede, haciendo ventitas; yo tengo mi molino eléctrico, pero no se puede vender, mi hijo sale a hacer trabajitos para sobrevivir, estamos mi hijo, mi nieto y yo, para navidad nos vamos a quedar aquí, a lo que Dios diga porque no hay de dónde”, señaló la señora Saucedo.
Por su parte, una de sus vecinas, Magdalena Pereda, apuntó que “lo económico ha sido lo más fuerte, porque a veces no hay para comer, a veces nos toca comida cada dos o tres días, tenemos que vigilar aquí, no podemos salir a trabajar. Nosotros, como vecinos nos apoyamos, acá al lado vive mi sobrina y compartimos la comida”.
Al preguntarle qué hará para la navidad, respondió “pues quien sabe, tengo hijos, pero también ellos tienen que ocuparse de sus hijos, si puedo comer una piernita de pollo y un caldo, con eso estoy feliz y me lo traigo aquí a mi casita, porque no podemos irnos de acá, yo necesito mi espacio, respirar el aire fresco”.
La señora Magdalena recordó que vivía con sus hijos porque se separó del que fuera su marido, así que encontró en Roble Unido un espacio para asentarse, aunque apenas tiene algunos aditamentos en su nuevo hogar y su situación económica le apremia.
La pareja conformada por Minerva Yosselin, de 16 años, y Julián Eduardo, de 19, también son invasores. Tienen un bebé de cinco meses y un perro, al que mantienen en su terreno recién regalado. Ella fue desalojada de una casa que aparentemente no tenía dueño, pero al final pudo reubicarse en otra zona junto a su familia.
Ambos señalaron que el periodo de la pandemia fue muy difícil para ellos porque él trabaja como ayudante de albañil y con el cese de esta actividad, estuvo desempleado. Su situación se complicó debido a la llegada del bebé, además de que les pidieron la casa que rentaban porque la propietaria la tuvo que vender, y sus padres no cuentan con recursos económicos para apoyarlos, por lo que se vieron en la necesidad de buscar un lugar para vivir. El frío y los moscos han hecho mella en el pequeño, que tiene piquetes en muchas partes de su cuerpo.
También se les preguntó qué harían la próxima semana con motivo de la navidad, estos respondieron “pues nada, estar acá encerrados, no tenemos dinero para la cena, saldremos un ratito y luego vamos a regresar”, comentaron.
Revelaron que con el material que ya no usan en los gallineros, están construyendo cuartos porque es muy barato, ya que los bloques cuestan diez pesos. “Este material lo consigo en la chatarrería de acá, lo que botan ellos es donde guardan a las gallinas, cuando los cambian hay quienes los usan para construcción porque es reciclable, y un vecino de acá dijo que era bueno, ya que con el cemento queda muy firme”, aseguró una de las invasoras, Paola Andrea Jaramillo, una colombiana que desde hace dos años y medio está avecindada en la ciudad.
Aseguró que en su país “la situación está muy difícil, no hay trabajo, la vida es muy cara”, por lo cual decidió migrar a México, pese a que hay pocas oportunidades laborales, desde su perspectiva aquí es mejor que estar en Colombia, incluso, si todo sale bien, su mamá y su hermano, vendrán a vivir con ella en febrero del próximo año, por tal motivo planea construir otra habitación para que habiten sus familiares.
Finalmente, admitió que esta navidad la volverá a pasar sin sus seres queridos, aunque se mantienen en contacto a través de las redes sociales; sin embargo, este año pasará las fechas con conocidos que viven en la ciudad, por lo cual no estará sola.