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Yucatán

'¡Ay, Dios! Si yo te contara…”, yucatequismo viejo como la Luna y el Sol…

Roldán Peniche Barrera

Existen yucatequismos tan viejos que ya se decían recién conquistada la península. Sobre añadir que no pocos de ellos provenían del castellano recién llegado a Yucatán, o devenían mezcla de voces de ambos idiomas.

En el caso de “¡Ay, Dios! Si yo te contara…” no hay mezcla de maya y más parece una frase prestada de alguna antigua novela española o, más de nuestro tiempo, una zarzuela de Chueca o Camprodón.

En realidad, tal expresión se usa no sólo en España sino en toda la América Latina, y forma parte de los plots de dramas, películas, radio o telenovelas actuales y en nuestro Yucatán de escenas del teatro humorístico regional.

Desde luego, es lenguaje de chismosos/as que no tienen otra cosa que hacer que andar espiando en la vida de los demás para luego informarle con lujo de detalles de lo que ha atestiguado de sus cuates, vecinos y conocidos de cafés y de cantinas.

Veamos un ejemplo:

Conversan en el Moncho’s el Gasolina y el viejo Mírtilo:

-¿Ya viste, Mírtilo?

-¿Qué, gas, qué?

-Mira nomás al Barrigas. No sé de dónde recibió tanta plata pero míralo, sentadote y gozando su café. Lo envidio.

-Nada de suerte ¡embarcó a Elmerón en unos bisnes…!

-Oye, pero tiene cara de santo incapaz de hacer bisnes chuecos.

-¡Ay Dios! Si yo te contara…

Poesía joven de Yucatán

Juan Manuel Góngora Briceño

Naturaleza

salvaje, mortal, brutal,

tan fulminante.

Contracorriente,

así vive el salmón,

así, en acción.

Eres, flamboyán

un eterno testigo

de nuestro Yucatán.

Nubes del cielo

purifiquen con la lluvia

nuestro destino.

El cocodrilo

permanece por siglos

en el sigilo.

Séptima Luna

Mi duda sobre lo nuestro va creciendo

exponencialmente, destruye mi alma

convirtiéndola en una desalmada,

removiendo los cimientos, crecimiento.

Por siete lunas llenas te exclamé,

te adoré, te extrañé, me dormí

y en una densa niebla descubrí

que lo roto siempre lo arreglé.

Remembranzas con la séptima Luna,

en total perfección, como ninguna.

¡Con tu sutilidad me bañaré!

Una continuación interrumpida,

evolución constante es la vida.

En este mundano ciclo ¿Renaceré?

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