Se calcula que la empresa porcicultora ubicada en Kinchil podría estar utilizando y contaminando más de 82 mil litros de agua al día, que luego vierte al suelo sin el debido tratamiento.
Alberto Rodríguez Pisté, hombre dedicado a las labores del campo e integrante y vocero del Consejo Maya del Poniente de Yucatán Chiki’n Ja, informó lo anterior y a agregó: “Y donde vierten esa agua contaminada se filtra al manto freático a través del suelo cárstico”.
–¿Con qué contaminan esa agua?
–Lo que pasa es que la usan a presión para limpiar excretas y orina de los cerdos y de allá se conduce a dos biodigestores, en los que prácticamente no se le da tratamiento alguno, ya que resultan insuficientes para tal cantidad de producción. Entonces esas aguas contaminadas con excretas y orina se vierten en el monte a través de un sistema de riego, aproximadamente a un kilómetro de la granja, dentro del monte.
–¿Dónde está esa granja?
–Está en la carretera Kinchil-Celestún, kilómetro 21.
Puede afectar a Celestún
–¿No se quedan asentadas y se van evaporando?
–No, como el suelo de la Península es cárstico, esas aguas se filtran inmediatamente al manto freático con todo el contenido contaminante que ésta lleva y que presumiblemente podría afectar a la Reserva Especial de la Biosfera Ría Celestún, que es considerada uno de los humedales más importantes de la Península y, asimismo, la zona más importante de alimentación para los flamencos rosas de Yucatán. Al mismo tiempo se verían afectadas también la industria turística y la industria pesquera, ya que Celestún no cuenta con agua potable y tienen que traer el agua al puerto desde más de 20 kilómetros tierra adentro, en un lugar conocido como el cárcamo, que está a pocos kilómetros de donde se encuentra la contaminación de la empresa porcícola.
Toda esa es una zona de cenotes y de agua de poca profundidad, en algunas zonas a 40 centímetros o un metro ya tienes agua. El cárcamo está a nueve kilómetros de la salida de agua de la empresa porcícola.
Dependencias no hacen nada
–¿Cómo fue que lo detectaron?
–Fueron pobladores de Kinchil y de Celestún los que detectaron esta contaminación e integraron un Consejo Maya para poner las denuncias correspondientes en la Secretaría de Desarrollo y Sustentabilidad, antes Seduma. También en la Delegación de la Semarnat y ante la Profepa. Pero hasta la fecha estas instituciones, que se supone protegen al medio ambiente, no han hecho nada. No le han dado seguimiento a esas denuncias.
El Consejo Maya se lo ha dado a conocer al Gobernador del Estado y pensamos que lo que hacen es proteger a la empresa, son cómplices y no protegen los intereses de la población.
Carne para exportar
–¿Desde cuándo opera allá esa granja?
–La granja está operando desde hace seis años. Inicialmente era para 10 mil vientres y ahora son 40 mil cerdos hembras, más los cerditos que nacen al día, que son poco más de 1,200. Esta producción es, en su mayoría, para exportar a países asiáticos. La carne de primera se exporta y una mínima parte se queda para el consumo local.
Empleados que laboran en la granja y que forman parte del Consejo Maya del Poniente de Yucatán Chiki’n Ja nos informaron de estas cifras: hay 4 granjas con 10 mil vientres cada una, más las crías.
–¿Entonces, la carne es para los asiáticos y la contaminación para los yucatecos?
–Así es. Y el problema es que para la producción de este tipo de ganadería industrial se requieren grandes cantidades de agua a presión para limpiar las jaulas, ya que no se usan utensilios de limpieza.
–Dices que ya pusieron las demandas, ¿y cómo va el procedimiento?
–Sí, ya pusieron las demandas, pero no han tenido respuestas favorables. Y a pesar de todo esto la granja se sigue expandiendo; ahorita ya hicieron más granjas para su pronta operación, con la complicidad de las autoridades.
La empresa propietaria de la granja también trata de comprar con mañas tierras del ejido de Kinchil, lo que ha provocado división entre los pobladores y ejidatarios de Kinchil y de Tedzidz.
Población preocupada
Finalmente, Alberto Rodríguez Pisté comentó:
–También la población de Celestún está preocupada y angustiada por lo que podría ocasionar esta contaminación cuando llegue al puerto, ya que sus vidas y sus fuentes de trabajo están en riesgo.
(Roberto López Méndez)