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Jesucristo… ¿Quién fue realmente?

Ariel Juárez García

¿Quién es éste?... ¡Es el profeta

Jesús, de Nazaret de Galilea!

Evangelio de Mateo 21: 10,11

Cuando El entró en Jerusalén, la ciudad entera se alborotó y la gente preguntaba: “¿Quién es éste?”. La multitud respondía: “¡Es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea!”. Era la primavera del año 33 de la Era Común y había gran revuelo en la ciudad. Jesucristo prácticamente estaba en boca de todos debido a que muchos de sus habitantes habían oído hablar de él y de sus milagros (ver Evangelio de Juan 12:17-19). Nadie imaginaba que Jesús de Nazaret (Jesucristo) se convertiría en uno de los personajes más influyentes de todos los tiempos y, no sólo eso, sus enseñanzas se extenderían por el mundo entero y llegarían hasta este siglo XXI.

La historia da testimonio de la honda huella que Jesucristo ha dejado. Hoy día, es posible que muchos sepan, hayan escuchado o leído acerca de la siguiente evidencia:

* El calendario actual –que se usa en muchas partes del mundo fue elaborado para que toda persona se basara en el año en que popularmente se cree que nació el niño Jesús.

* Hoy día, unos dos mil millones de personas –un tercio de la humanidad– se consideran cristianos.

* Muchas de las palabras de Jesucristo se han convertido en refranes y expresiones que ya forman parte del habla cotidiana, como los siguientes:

–No sólo de pan vive el hombre (ver Evangelio de Mateo 4:4).

–Pon la otra mejilla (ver Evangelio de Mateo 5:39).

–No mires la paja en el ojo ajeno (ver Evangelio de Mateo 7:3).

–Haz a los demás lo que te gustaría que te hicieran a ti (ver Evangelio de Mateo 7:12).

–Al César lo que es del César (ver Evangelio de Mateo 22:21).

–Nadie es profeta en su tierra (ver Evangelio de Lucas 4:24).

La influencia que Jesucristo ha ejercido en la historia es indudable. Pero a pesar de todo, en el mundo hay creencias y opiniones muy dispares acerca de él. Sin embargo, la Biblia es la única fuente confiable que nos dice quién fue realmente Jesucristo, así como la verdad sobre su origen, su vida y su muerte.

¿Qué dicen las Santas Escrituras acerca de su vida?

En este sentido, vale la pena mencionar aquella ocasión en que Jesucristo había pasado toda la mañana caminando por las colinas de Samaria con sus discípulos (ver Evangelio de Juan 4:6). Estos, pensando que su maestro debía de tener hambre, le propusieron comer algo (ver Evangelio de Juan 4:31-33). En respuesta El dijo: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra.” (Ver Evangelio de Juan 4:34).

La respuesta de Jesucristo, citada arriba, fue un perfecto resumen de su propósito en la vida. Para él, cumplir la misión que Dios le había encomendado era más importante incluso que comer. Sus palabras y sus hechos demostraron que su vida realmente giraba en torno a la voluntad de Dios.

La Biblia señala que El “recorría toda Galilea, enseñando... y predicando las buenas noticias del Reino” (ver Evangelio de Mateo 4:23). Jesucristo, no se limitaba a predicar –o pregonar– el Reino de Dios, sino que, con argumentos lógicos y explicaciones convincentes, también enseñaba a las personas acerca de dicho Reino. Durante su ministerio, Jesucristo les reveló a sus discípulos qué es y qué hará este nuevo gobierno que para el tiempo futuro se establecería en los cielos.

Es de suma importancia saber que algunas de sus enseñanzas más sobresalientes quedaron registradas en las Santas Escrituras, como lo muestran los siguientes versículos bíblicos:

* El Reino de Dios es un gobierno celestial, y Jehová ha nombrado Rey a Jesús (ver Evangelio de Mateo 4:17; y Evangelio de Juan 18:36).

* El Reino santificará el nombre de Dios y hará que se cumpla su voluntad en la Tierra así como se hace en el cielo, de acuerdo con la oración del “Padre Nuestro” (ver Evangelio de Mateo 6:9, 10).

* Bajo este Reino, todo el planeta será transformado en un paraíso terrenal (ver Evangelio de Lucas 23:42, 43).

* El Reino celestial se manifestará abiertamente y más pronto de lo que uno se imagina (en este siglo XXI), frente a la cada día más decadente humanidad, y hará… que se cumpla la voluntad de Dios para la Tierra (ver Evangelio de Mateo 24:3, 7-12).

Sin embargo, durante los tres años y medio que estuvo predicando en la región de Palestina, también fue conocido por sus milagros. ¿Por qué se presentó haciendo milagros? En primer lugar, para probar que era el enviado de Dios, y en segundo lugar, para mostrar a pequeña escala lo que haría en el futuro en su función de rey celestial (ver Evangelio de Mateo 11:2-6).

¿Cuáles fueron algunos de estos milagros?

* Calmó el mar y detuvo los vientos de una tormenta (ver Evangelio de Marcos 4:39-41).

* Curó a ciegos, sordos, cojos y a muchos otros enfermos (ver Evangelio de Lucas 7:21, 22).

* Alimentó a grandes muchedumbres multiplicando la comida (ver Evangelio de Mateo 14:17-21; y el 15:34-38).

* Resucitó al menos a tres personas (ver Evangelio de Lucas 7:11-15; y 8:41-55; Evangelio de Juan 11:38-44).

Sin duda, quienes han conocido a detalle la vida de Jesucristo tienen la esperanza de vivir en esta Tierra bajo el gobierno de un rey celestial tan extraordinario que anhelan sea ésta una experiencia maravillosa.

A Jesucristo, sus discípulos solían llamarlo “Maestro” (ver Evangelio de Juan 13:13). Por esta y otras razones… ¡Quién mejor que Jesucristo, el Hijo de Dios, para enseñar al mundo cómo es su Padre, Jehová! La Biblia señala que Jesucristo es “el primogénito de toda la creación” y, como tal, vivió con su Padre Jehová Dios en el cielo más tiempo que ningún otro ser espiritual (ver Colosenses 1:15). En los miles o millones de años que estuvo con Jehová Dios en los cielos, dispuso de mucho tiempo para aprender cuál era la voluntad de su Padre y comprender su forma de ser, pensar y actuar.

No es extraño que afirmara: “Nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y nadie conoce quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo esté dispuesto a revelarlo” (ver Evangelio de Lucas 10:22). Por supuesto, Jesucristo estaba más que dispuesto a enseñar a la gente cómo era su Padre: le entusiasmaba hacerlo. Y es que hablaba desde una perspectiva privilegiada, pues todo lo que enseñaba lo había aprendido en el cielo, en la presencia del Altísimo (ver Evangelio de Juan 8:28).

Jesucristo reveló abiertamente la personalidad de su Padre. Además, con sus enseñanzas, dejó claro quién es Jehová Dios: su nombre, su propósito y su forma de actuar (ver Evangelio de Juan 3:16; y el 17:6, 26). Con sus hechos, reveló muchas de las bellas cualidades de la personalidad de Jehová. Como si de un espejo se tratara, Jesucristo reflejó a la perfección la forma de ser de su Padre. Es como si hubiera dicho: “Si quieren saber cómo es mi Padre, fíjense en mí” (ver Evangelio de Juan 5:19; 14:9).

De manera amplia, la Biblia también concede mucha importancia a la muerte de Jesucristo. Según una obra de consulta, ésta se menciona de forma directa más de ciento setenta y cinco veces en las Escrituras Griegas Cristianas (Nuevo Testamento). Jesucristo sabía lo que le esperaba. Tenía plena conciencia de que su vida no sería fácil y que sería asesinado de una forma terrible con poco más de treinta años. Aun así,… estaba totalmente preparado para afrontar su final.

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